"Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
S. Juan 8:7-8 RVR1960
No debemos como pueblos, esperar nada de la Corte Penal Internacional en contra de los genocidas que integran el gabinete de seguridad del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, encabezados por el canciller Avigdor Lieberman, así como el ministro de Economía, Naftalí Bennett, el ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, el de Finanzas, Yair Lapid; y la ministra de Justicia Tzipi Livni, entre otros.
No podemos esperar nada de la potencia imperial norteamericana y su premio nobel de la Paz, en su rol como gendarmes del mundo, que condenen de manera efectiva a los responsables de la limpieza étnica que se ejecuta en la Franja de Gaza.
Esperar por la justicia que ellos crearon, mantiene y sostienen sería una cándida estupidez.
Esto escribí en un artículo de opinión titulado "JUICIO PARA BENJAMIN NETANYAHU Y SU GABINETE DE SEGURIDAD", el día 04 de agosto del 2014.
Luego de 3.551 días hasta hoy, desde esa publicación. Con el saldo de aniquilación del pueblo Palestino a diario, hasta que, en los medios de comunicación masivos del planeta, apareció el primer ministro Israelí Benjamín Netanyahu anunciando la invasión definitiva a la Franja de Gaza.
Todo hubiera sido igual, un nuevo amanecer en las soleadas playas de California, como ha ocurrido desde que las naciones unidas acordaron el 14 de mayo de 1948, darle un pedazo de tierra en Palestina, y crearon este conflicto que hoy tiene 75 años, 11 meses y 4 días, solo que esta vez, el ciudadano primer ministro anunció como lo iba a ejecutar.
Ese 7 de octubre dijo sentirse en la obligación de ejecutar lo mandado por su religión en SAMUEL 15: 3 que dice, "Debes recordar lo que Amalek te ha hecho, ahora ve y golpea a Amalek, y destruye por completo todo lo que tienen, y no los perdones; mata tanto al hombre como a la mujer, al niño y al lactante, buey y oveja, camello y asno".
Ciento noventa y tres días después, al menos 33.500 palestinos han muerto, de los cuales más del sesenta por ciento son mujeres y niños desde el inicio de los enfrentamientos, mientras que el número de heridos asciende a, más de noventa mil.
Será que la humanidad no puede ser capaz de detener esta matanza, donde han caído asesinados médicos, enfermeras, periodistas y se han destruido universidades, bibliotecas, hospitales, mezquitas y por último masacraron una misión extranjera que solo pretendió llevar comida a un pueblo que muere de hambre.
El asunto es, por que, estos señores, en un mundo de ocho mil millones de personas, se sienten con derecho a transgredir con tanta impunidad en nombre de su Dios, cuando son apenas una minoría de quince millones en su creencia religiosa, de los cuales unos siete millones o algo más son sionistas, lo cual no es sino una filosofía política, y radicales tres millones apenas.
Será que nos convencieron que son, como les dijo su Dios, el pueblo elegido, lo que los convierte automáticamente en seres profundamente racistas, por creerse superiores al resto de la humanidad y la cual está dispuesta solo para servirles.
No vamos a hacer algo concreto como humanidad, en contra de ese grupo minoritario de personas, que se arrogan para sí un poder auto concedido, o estamos obligados a aceptarlo.
Algunos pensaran que guerras ha habido siempre, por razones religiosas igualmente, sin embargo, tengo la sensación, que en las últimas guerras y en esta en particular, existe un componente exacerbado de maldad y ensañamiento.
Las guerras están reguladas, existe una normativa para ello, y es por una razón un tanto lógica, aunque suene como contradicción, qué lógica puede albergar la guerra, sin embargo, como en la naturaleza es una razón de supervivencia, tu puedes colonizar a tu hospedero, parasitar de él, pero no hasta el aniquilamiento, ya que de esta manera estás decretando tu propio fin.
Es por esa razón que Israel y sus líderes sionistas, están convirtiendo en un estado fallido, están actuando como bestias, la humanidad los repudia.
En cuanto a Dios, como creyente cristiano occidental, si me preguntan, digo como Albert Einstein ¡Yo me quedo con el de Spinoza!
Recuerden que ser felices es gratis.
Paz y bien.
En "La Gruta", en el día santoral de San Fidel, abogado, filósofo cristiano, fraile y mártir, del Dos mil veinticuatro.