Con ese señalamiento de Donald Trump de convertir a la inmigración venezolana en criminales de guerra; y no solo eso, el hacerle señalamientos pueriles de ser miembros de una fulana organización llamada el Tren de Aragua; que hasta los organismos de inteligencia de ese país han echado abajo. No le prestó atención al puente, que le presentó el presidente Maduro a enviar aviones de Conviasa para traer a sus connacionales, como lo hizo en dos oportunidades. Apeló a un presidente servil, títere y felón, como el del Salvador, para alquilarle las instalaciones de sus mazmorras, que utiliza como cárcel, convertido ahora en un suculento negocio para el secuestro de venezolanos, que de paso no han cometido delito alguno, Detrás de Bukele, que es un arrastrado a los intereses imperiales, están fichas de la ultraderecha fascista y recalcitrante de Voluntad Popular, que ocupan cargos dentro del gabinete ministerial de Nayib Bukele y pertenecieron al entorno de María Corina Machado y Leopoldo López. Allí prestan sus servicios, muy campantes en distintas aéreas; Lester Toledo, Miguel Arvelo, Rady Rodríguez, Ernesto Herrera, Juan Carlos Gutiérrez, María Alejandra García, Esteban Acuña, Sara Hanna Georges, Santiago Rosas. Son estos apátridas que se hacen llamar "venezolanos", los que han influido en el gobierno de Bukele en meterse en el negocio del secuestro. Estos mismos son los coyotes, que cobraban dinero a los venezolanos, que venían en busca del "sueño americano", huyendo de la "dictadura de Maduro", que luego los utilizó para mostrarlos como una carga pesada para quienes los recibían, intimidando a estos gobiernos e exigiendo a tomar acciones contra Maduro.
Ahora Trump, con una soga al cuello, comienza a dar traspiés, como es su costumbre, diciendo que él no firmo la orden ejecutiva y lo hizo sin consultarme. Preciso luego que había sido Marcos Rubio. Un funcionario que no oculta sus posiciones rabiosas, no solo contra Venezuela, sino contra Cuba y Nicaragua. No creemos que Donald Trump vaya a dejar pasar por debajo de la mesa, una decisión tan trascendental como esta. Lo más lógico, si Marcos Rubio, actuó a espaldas del primer mandatario, debería ser el primer funcionario de esa categoría en abandonar el cargo. Que hasta lo puso de espaldas, con la decisión de desacato de un juez, que solicitaba suspender la operación de expulsión en el tercer vuelo y amenazó con destituirlo. En este caso el tiro le salió por la culata y el presidente del Tribunal Supremo de Justicia John Roberts; lo sentó de rabo, expresando que la "ley no es un juguete y los jueces no son peones; por más poder que tenga hay límites. La historia no recordará su ira; pero si a quienes defendemos la constitución".
Trump perdió la brújula, es tanto su obsesión de ver a los Estados Unidos en la cumbre, que lo lleva a cometer errores garrafales; no serán ni Rusia, ni China los culpables de su destrucción; será el mismo y con sus ejecutorias lo está acelerando. Ya no ejerce la misma influencia ante la Unión Europea, la OEA, la ONU; hasta instituciones internas como el Tribunal Supremo de Justicia se le enfrenta.
