Esto nos pasa por no hacer historia

Otra vez el mismo cuento: La oposición (y esto lo comparte conmigo Eva Golinger) nos arrincona con las mismas mentiras, y afuera sigue habiendo un pedazo de país que les cree; y en el otro pedazo (mayoritario, donde estamos chavistas, simpatizantes y neutrales “positivistas”) mucha gente titubea. ¡Es insólito!... Nueve años de revolución, y más se acuerda la gente de que Renny Ottolina ponía vacas en los semáforos, de que aquí las fuerzas del fascismo (las mismas que hoy dirigen la conspiración “estudiantil”) fueron capaces de matar, manipular videos, reprimir salvajemente, destruir a PDVSA, quitarle la comida y el gas a los pobres, mandar a la calle a 200 mil trabajadores con su paro criminal, cerrar a VTV y Catia TV, enloquecer a la gente durante un año con toda esa campaña desquiciante, privar de las navidades y hasta del béisbol al pueblo venezolano y asestar un mortífero golpe de Estado que amenazó con mandar al diablo al mismísimo presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.

Yo lo propuse hace cuatro años, mediante una carta que le entregué a Miguel Rodríguez Torres (para ese entonces jefe de los círculos bolivarianos), y una propuesta que le hice a Elías Jaua en un acto en Cumaná. Allí dije: “Enjuiciemos al régimen puntofijista por los crímenes políticos cometidos desde 1958 hasta 1998, porque esta patria tiene que darle a sus hijos, y fundamentalmente a las generaciones jóvenes y adolescentes, la suficiente memoria histórica que le permita ubicar a sus enemigos, y armarse para las batallas contra la manipulación y la farsa burguesas; y que ese juicio forme parte del acervo didáctico de instituciones y escuelas, y que las fechas de los sucesos se inscriban en nuestra efemérides patria”. Era necesario sembrar en nuestro pueblo esa pedagogía para evitar seguir tropezando siempre con la misma piedra: Cada vez que un burgués lagrimea, el mundo tiembla.

La idea era que el “Juicio al Puntofijismo” trajese a víctimas y familiares de éstas para “descubrirle” al mundo los 3 mil asesinatos, las 40 mil torturas, los dieciocho mil encarcelamientos, las 500 expatriaciones y los más de 300 mil abusos y atropellos que la falsa democracia adecocopeyana nos dejó como herencia de su satrapía miserable. Una vez entablada la querella por ante el Tribunal Supremo de Justicia, el Estado (ahora revolucionario y redentor) iba a “convenir” en la demanda y a acordar una indemnización (simbólica) de 500 millones de dólares, con lo que víctimas y familiares de las víctimas iban a crear la Alianza Por la Vida, mediante la cual se devolvería a la vida a más de 40 mil niños de la patria que hoy sucumben en las calles al amparo del olvido, la droga, el hambre, el delito y el abuso más cruel. Es decir, que de la muerte de nuestros mártires surgiera la vida para nuestros hijos. (“Cuando se tiene un hijo, se tienen todos los hijos del mundo” – Andrés Eloy Blanco).

Pues, si bien no se enjuició al puntofijismo, tampoco hay la intención de procesar moralmente a nuestra oposición fascista de hoy. Con todo lo que estos bárbaros han hecho en nueve años, era para que la gente, como mínimo, le lanzara huevos podridos a Marcel Granier o a Alberto Federico Ravell cada vez que asomaran la cabeza por allí. ¡Pero nó!..., igualito siguen allí raudos y campantes y hasta son capaces de arrancarle un “cierre de RCTV” a Ismael García, como si este “muérgano” no supiera que a RCTV jamás la “cerraron”. Pero no sólo es Ismael García, quien por estar ya (mental y cromosómicamente) en la oposición, sirve ahora de “mensajero del diablo”, sino que (metafóricamente) a las sobrinas del ministro Carrizales, a las hijas del Diputado Calixto Ortega y a las esposas de muchos oficiales de la Casa Militar, también las pusieron a dubitar. ¿Y así, a cuantas miles de personas más, por el sólo hecho de no haber nosotros educado ideológicamente ni siquiera a nuestros cuadros más cercanos?... Nueve años, camaradas…, y han sido nueve largos años perdidos, en los cuales Ho Chi Ming habría formado nueve millones de “milicianos” a los cuales no les entraría “ní coquito”.

(jeramedi@yahoo.es)


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Jesús Meza Díaz


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