CON QUE VEHEMENCIA el cardenal Jorge Urosa Sabino ha salido a la palestra pública a defender a los policías asesinos encabezados por los comisarios Simonovis, Vivas y Forero, quienes con sobrada y comprobada imparcialidad han sido condenados a treinta largos años de cárcel. Da grima ver al atorado y suplicante cardenal acusar al gobierno bolivariano y en especial al presidente Chávez de haber influenciado para que se condenara a semejantes angelitos. El Prelado, debería escribirle versos de solidaridad en pétalos de rosas con un alfiler a estos policias, con el estilo de Florentino Ariza, personaje principal del libro “Amor en tiempos de Cólera” del “Gabo” García Márquez; para que se consuelen semejantes asesinos. Tiempo de sobra tendrán. Ha declarado un atribulado jerarca eclesiástico, que estos criminales son nada más y nada menos que unos presos políticos. “El cardenal Jorge Urosa Sabino sostuvo ayer que la sentencia contra los comisarios y los efectivos de la Policía Metropolitana es la conclusión de un proceso judicial que "estuvo siempre marcado por la política, fue un juicio muy político" Algo bueno dijo en sus declaraciones al cual hay que hacerle caso. Considera "terrible" la sentencia, porque hay sin concretar otras investigaciones del 11-A que involucran a otras personas -incluidos militares- que no están presas”. Urosa no está sólo. La Conferencia Episcopal escondida tras algunos eufemismos, de uno u otro modo lo han apoyado. Estos han manifestado “Que el sistema democrático ha sido colocado en “un grave riesgo de colapso. Apuntan también hacia “ La eliminación de una positiva descentralización y la creciente concentración en el ejecutivo , agregando además “que a detenidos, procesados y sentenciados no se le reconoce el derecho al debido proceso”. Como verán, nada nuevo bajo las sotanas. Felicitamos a los abogados de las victimas de los sucesos de abril, en especial a Antonio Molina y todas aquellas personas que han luchado por lograr esta condena. Parece ser y ojala así sea que la justicia ha comenzado a llegar al fin, aunque con un largo retraso. Raúl Isaías Baduel, Manuel Rosales y el ex gobernador de Yaracuy Carlos Giménez, entre otros; están en la cola. No esperen tanto señores jueces y háganlos pasar muy rápido por sus sentencias; para que puedan pagar sus cuentas con la justicia venezolana.
AL PARECER, “Teochoro” Petkoff siempre mantuvo un trato cordial con los policías cuando lo custodiaban como prisionero de los gobiernos adecos y uno podría pensar que realizó sus “sospechosas y espectaculares escapadas” contando con complicidad interna. En esta semana, le dio por defender a los tres comisarios sentenciados y a los agentes de policía sentenciados. En el fondo le pesa su conciencia por las carajadas que cometió cuando era el ministro estrella de Rafael Caldera y su apoyo incondicional al remozado y relanzado Fondo Monetario Internacional y la tardías justificaciones a la firma de sus “ventajosos” acuerdos en su época de gobernante empaquetado (Fue el artífice del paquete que hundió las prestaciones de los trabajadores y ahogó en un aumento descarado de la gasolina en un 500%, entre otras “cosillas” más). Trata de justificarse atacando al proceso utilizando como causa la decisión de la valiente juez de Aragua Maryorie Calderón. Uno no debería perder el tiempo escribiendo sobre semejante momia política; pero todavía hay unos cuantos amigos que le prestan atención a este “descarado” miembro de la oposición. Vaya uno a recordarse por que el “catire” cada vez que visitaba las casas del MÁS, insultaba o regañaba a todo el mundo. Es que el olor de los pobres le irritaba la pituitaria, sobre todo si estos eran obreros, gente de los barrios o humildes campesinos. Bueno, ya encontró sitio entre su clase. Descarado no, cínico, traidor y sinvergüenza.