Hay cuestiones de ética que no pueden ser pasadas por alto en las mejores ni en las peores circunstancias, como el derecho a la vida que tienen todos los seres humanos al momento de nacer, lo cual no hay ley que pueda derogar ni en la teoría ni en la practica. Esta claro que nadie se va a tomar la libertad de invocar alguna potestad y promulgar un instrumento jurídico que ponga ese derecho en entredicho, pero en la practica, escudados tras los postulados del libre comercio, de la propiedad intelectual, del incentivo a la innovación, las grandes empresas multinacionales farmacéuticas, le niegan el derecho a la vida a muchos seres humanos en el mundo al limitar y muchos otros casos a impedir el acceso a medicamentos en virtud de los altos precios que se deben pagar por ellos. En el mundo capitalista y especulativo en que se mueven las grandes transnacionales farmacéuticas, las patentes tienen un lugar prominente, porque con la patente se aseguran de poner el precio mas alto posible para asegurar su plusvalía.
Las ganancias de la GranFarma son evidentes, los números hablan por si solos. Según informes de Financial Times, la facturación durante el año 2007 de empresas transnacionales farmacéuticas como Pfizer, rankeada en el puesto 17 de las las compañías mas grandes del globo asciende a la cifra de 48.371 millones de dolares. La Jonhson & Jonhson que ocupa el puesto 19 en el ranking factura 53,324 millones de US$ e igualmente por solo nombrar a tres de ellas, la GlaxoSmithKline la numero 25, factura un total de US$ 45,581 millones; sin embargo, la GranFarma pone el grito en el cielo y dice que están atravesando una crisis.
Para enfrentar la supuesta crisis la GranFarma ha implementado estrategias comerciales tales como: la comercialización nuevos medicamentos “Me-Too” (medicamentos que no necesitan mucha inversión en I+D) o análogos de drogas al finalizar la patente, como los estereoisómeros, los polimorfos o los fármacos glicosados; presionar a los gobiernos para alargar el periodo legal de las patentes; comprar empresas de genéricos con la finalidad de continuar el monopolio, etc. Para aumentar las ventas comercializan en mas países, o investigan nuevas indicaciones, o nuevas pautas mas largas de tratamiento, o hacen publicidad directa a los pacientes o enganchan a los médicos para que prescriban sus supuestas innovaciones. Todas esas estrategias empresariales deben sortear los enfermos o los pacientes que necesita de una medicina para aliviar su dolencia.
Pero no hemos sido nosotros los países afectados, o los pueblos del llamado tercer mundo o los izquiedosos los únicos que hemos desenmascarado las malicias de la GranFarma, en el mismo seno de las sociedades de los países mas industrializados donde funcionan sus propias casas matrices han surgido voces que cuestionan la inmoralidad de esas empresas, porque también los ciudadanos de esos países sufren las consecuencias de los altos precios de las medicinas. Desde el primer mundo han surgido un gran numero de médicos, físicos, farmacéuticos, biólogos y periodistas que han mirado tras el telón que ocultaba la trastienda y han dado a conocer a la opinión publica mundial datos que hasta ahora lo había mantenido en secreto la GranFrama, han aparecido muchos documentos que testimonian los manejos poco eticos que hacen las empresas transnacionales del sector farmacéutico para vender mas caro sus productos. Libros como El Gran Secreto de La industria Farmacéutica, de ediciones Gedica cuyo autor Pillipe Pignarre -quie durante 17 años trabajó para la gran industria- dice con muy buenos argumentos y abundantes datos que la cifra que han adoptado como fetiche las patronales farmacéuticas para explicar cuanto cuesta el desarrollo de un medicamento -800 millones de dolares- es otra de sus tantas mentiras. El libro carece de amenidad pero es meticuloso y si bien esta pensado mas para profesionales que para el publico en general, se trata de un documento imprescindible para las personas versadas en la materia.
O la obra de denuncia aparecida en 2005 del periodista alemán Jorg Bleich Los Inventores de Enfermedades: como nos convierten en pacientes, publicada por la editorial Destino. En dicha obra, su autor Bleich, con un estilo sencillo explica como la medicalización de la vida por la industria farmacéutica ha llevado a la conversión en enfermedades dignas de tratar con fármacos nuevas dolencias de difusa sintomatología y definición, como por ejemplo, la menopausia masculina, la disfunción femenina, el colesterol alto, los niños inquietos, timidez excesiva, fatiga crónica, etc. El autor dice “que la poderosa industria farmacéutica esta redefiniendo la salud humana de tal modo que la convierte en un estado ideal que ya nadie puede alcanzar”, del mismo modo la obra del escritor y periodista australiano especializado en salud Ray Moynihan, aparecido en ingles en 2005 con el titulo: Selling Sickness y editado en español en el 2006 por la editorial Terapias Verdes con el titulo: Medicamentos que nos Enferman e Industrias Farmacéuticas que nos Convierten en Pacientes, cuyo argumento central es que la GranFarma esta forzando el ámbito de lo que se considera enfermedad para poder tratarlo con medicamentos.
O la ya clásica obra Píldoras Ganancias y Política de Miton Silverman y Pillip R. Lee, publicado por Siglo Veintiuno Editores, cuyos datos son un poco antiguos ya que la edición en español data de 1983, pero que desmonta los argumentos de los grandes laboratorios farmacéuticos de que su principal razón de ser es la investigación de nuevos fármacos para tratar las dolencias cuando la autentica razón es puramente económica como demuestra el hecho de que invierten mas en promoción que en investigación, y cuya principal preocupación es vender a toda costa.
Esos y muchos otros libros dan en la diana de los intereses de la GranFarma, por lo que está claro que iniciativas como las que se han implementado en el país para poner la lupa en solo un aspecto del problema para desmontar las patrañas que permiten a la GranFrama una ganancia exorbitante con un bien de características especiales -El medicamento- que tiene una particular importancia en la garantía del derecho a la vida de los ciudadanos, es muy plausible. Estamos obligados a ser mas observadores de nuestra realidad cotidiana porque como lo dijo en una ocasión el compañero Ernesto Guevara, el Che: Las leyes del capitalismo, invisibles para el común de las gentes y ciegas, actúan sobre el individuo sin que este se percate.
(*)Farmacéutico.
rcastro@sapi.gob.ve