“..cualquiera sea el objetivo de la ingerencia blanca, si pretende no ser criminal, debe respetar la personalidad indígena, ser progresiva, parcial, no confundir el total desapego del indígena respecto de su cultura con una adaptación a nuestro mundo; en la mayoría de los casos, esta es falsa y no constituye más que una copia de nuestras actitudes”.
Robert Jaulin. La Paz Blanca
No cabe duda que el trabajo de la comisión de demarcación indígena del Estado Zulia, es un vulgar y enclenque marasmo que deja al pueblo barí en condiciones de marcadas desventajas, como posiblemente ocurra con los yukpas, wayü y añú. Es realmente preocupante, en tiempos de revolución, que esta comisión encabezada por Lismeiry Ávila, Patricia Carrillo, Yainet Medina, Mauro Carrero (actual militante de Bandera Roja), Daniel Castro, Guillermo Galindo, con la aprobación de Yul Lobo Coordinador Técnico de Demarcación del Estado Zulia, haya mostrado y afirmado con la elaboración del informe socio antropológico un basto desconocimiento de la cultura barí.
Completa invisibilidad de los barí por donde pasó la comisión.
La demarcación se realizó no conforme a lo que plantea la Ley de Demarcación y Garantía del Habitat y Tierras de los Pueblos Indígenas en su articulo número: ocho (8) y la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas en sus artículos: dieciocho (18), veinte (20), veintitrés (23) veinte cuatro (24) y veinticinco (25). Dentro de éste informe de “demarcación” los barí aparecen sin voz propia en ninguna de las 256 páginas se presentan los testimonios de cada miembro de las comunidades barí que atraviesan la serranía perijanera. Enmudecidos en la redacción de este informe, (documento “oficial” que hubiese podido denunciar ante la opinión pública y ante la comunidad internacional la posible devastación de su ecosistema, representados por los intereses minero – carboníferos), la comisión se irguió como la traductora de una realidad que se construyó discursivamente de acuerdo a intereses foráneos de éstas comunidades indígenas. Esto hace del informe socio antropológico una “traducción ficticia” de la realidad barí que termina trasmutándose en signos de desesperanza para el resto de los pueblos indígenas que hacen vida en la región occidental de Venezuela.
La memoria barí traducida y silenciada en el informe.
Cuando esta comisión comienza su proceso de Demarcación lo hace divorciada de la memoria del pueblo barí. El mito y las concepciones del tiempo no aparecen como narraciones complejas que marcan el destino y las pautas de convivencia de éste pueblo en la actualidad. Contrariamente al iniciar el documento socio – antropológico ubicando los orígenes del pueblo Barí, la Comisión de Demarcación del Zulia afirma que: “La historia de los barí ha estado condicionada por una persistente resistencia ante la cultura y los ímpetus de apropiación territorial de los Labaddó o blancos, desde los tiempos de la conquista hasta los días en que se escribe este informe”* reafirmando así la condición de los bari, como pueblo dependiente de la construcción de la historia (lineal) escrita por la civilización Occidental, cuyo inseparable e inevitable punto histórico más cercano, resulta ser el proceso de colonización europea.
Esta temeraria aseveración de la “historia de los barí” de entrada niega la existencia de una memoria mítico – histórica con una vinculación concreta y real del pueblo con su contexto socio-ecosistémico. La historia a la que se refieren los miembros de esta Comisión es la historia escrita, la memoria del poder, (el ideograma de la opresión), o lo que se ha intentado construir y manipular desde hace décadas en las escuelas básicas y estatales, como parte de nuestro nacimiento como República y como Estado Nación: el punto cero en nuestra historia, nuestra “era cavernaria” representada por el mundo pre-colombino y su posterior conquista.
De lo que se trata en este informe es de la negación absoluta de la memoria oral o memoria histórica del pueblo bari, al centrar su comienzo histórico con la resistencia frente al Labaddó. Más aún para la Comisión de Demarcación, pese a algunos aportes antropológicos con enfoques más abiertos, dialógicos y éticos en la actualidad, la vida bari si parece ser plana, su historia lineal, su palabra desvinculada del pensamiento vivo, su ecosistema reducido, su religión abandonada o encuadrada en ritos “mágicos” y su parentesco, al parecer tampoco tiene nada que ver con su idioma, mucho menos con el espacio territorial culturalmente identificado.
Todo ello sumado al hecho de que el avance de los miembros de la Comisión de Demarcación entre una comunidad y otra no lo marcó el ritmo con el que los barí de Kumanda o los viejos de Senkae hablaron delimitando con su palabra el tiempo de su origen y las piezas de un rompecabezas disgregado por el crimen y la persecución, sino el aberrante apuro y la frialdad criminal con la que todos asumieron éste proceso controlado por la burocracia ministerial y la urgencia electorera del año 2006.
Un
posible horizonte material limitado como la conciencia de los
miembros de la comisión se abre con este proceso no solamente para
las comunidades barí, sino también para la memoria histórica de nuestro
país y continente. Horizonte reducido que fortalece a la oligarquía
perijanera, al paramilitarismo y al Plan Colombia, (ahora
Plan Patriota y parte final del viejo Plan Puebla Panamá) vértices
de un triángulo isósceles en el que las comunidades indígenas se
ubican claramente en su centro.
Por una demarcación justa!
Por el respeto a la vida!
Por el respeto a la autodeterminación de los pueblos indios!
Comandante Chávez derogue las concesiones mineras en Perijá!
Seguimos movilizados!!
Territorio yukpa y barí saneados de minas y ganaderos!!!