Para la generación nacida en las décadas de los años 40, 50, 60 los autobuses de dos pisos con aire acondicionado, baño y TV. Nos impactan. Lo vemos como gigantes poderosos capaces de vencer las más grandes distancias y de llevarnos en un ambiente de comodidad y seguridad al destino que queramos. Las nuevas generaciones lo ven como normal, pues ellos no viajaron en las condiciones que nosotros lo hacíamos.
Por eso cuando uno de esas gigantescas naves se accidentan en plena vía y nos dejan botados en una carretera a nuestra suerte, nos produce un shock y no le encontramos explicación lógica. Cuando antes eso sucedía, la empresa se responsabilizaba y no abandonaba a sus pasajeros. Ahora en plena era satelital, lo dejan a uno a la buena de Dios sin nadie que asuma y lo más grave aun, no aparece nadie representando a la empresa.
Me acaba de pasar una situación surrealista con uno de esos gigantes VERDI-BLANCOS de la “Empresa” FLAMINGO. La nave pierde las ruedas traseras, el chofer abandona la nave y los pasajeros sin ninguna protección, ni explicación, tenemos que valernos por nosotros mismos para llegar a nuestros destinos.
Resulta que el chofer hacia su primer viaje con la empresa, el ayudante también era nuevo, no tenían herramientas, no tenían forma de comunicarse con su contratante y no estaban entrenados para actuar en situaciones de contingencia. Simples asalariados contratados por viajes realizados.
La forma de como esta organizada esta empresa de transporte extraurbano es un ejemplo de buhonerismo empresarial que ha dado al traste con todos los postulados de “Calidad Total” y “Gerencia Estratégica” que tanto se ufanaban los teóricos del capitalismo en los años 70 y 80. Resulta que estos pseudos empresarios no reúnen capital para constituir una empresa, sino que arriman unidades de transporte a una franquicia llamada FLAMINGO. Pintan las unidades con el color de la franquicia y cada uno de ellos es responsable de su unidad y a el le corresponde hacer los viajes que les asigne la franquicia. Algo así como funcionan los camioneros distribuidores de la Polar.
El franquiciante dueño del autobús, tiene que mantener su unidad y contratar a los choferes que se lo manejen. Los choferes son contratados por viajes y su obligación es la de llevar la unidad a los lugares o terminales. Ninguna relación con la empresa Flamingo. La empresa le cobra al dueño de la unidad por dejarlo usar su nombre y por darle carga en los terminales. ¿Qué les parece?...Una maquila de transporte.
La empresa FLAMINGO ofrece a los incautos viajantes un servicio de 5 estrellas. A los choferes les ofrecen un pago por llevar un autobús de un lugar a otro y los dueños de los buses solo esperan que en cada viaje le quede tanto dinero de ganancias. Como podrán ver aquí no esta en juego ni la seguridad, ni el confort de los pasajeros, los cuales con llamados “culones” en el argot de los choferes.
Por eso uno ve como estos mastodontes bien pintados por fuera, en lo interno carecen de limpieza, mantenimiento y de atención por parte de los conductores. Por eso se accidentan con regularidad y no hay formas de que el pasajero perjudicado pueda hacer algún reclamo.
La casi totalidad de las empresas que transportan mercancías cuentan con un servicio satelital que les permite saber en tiempo real donde están cada una de sus unidades de transporte. Resulta que las transportistas de personas no saben donde se le accidentan sus unidades y no tienen planes de contingencias para casos de emergencias. En consecuencia las mercancías son más importantes que las personas: Postulado fundamental del capitalismo salvaje.
Si este artículo afecta de alguna forma a la Empresa FLAMINGO y quiere hacerme un demanda, mi nombre es: Juan Veroes y mi C.I. es V-2086595. A la vez les informo que seguiré escribiendo sobre el tema de las empresas de transporte de pasajeros. Gracias por recordármela…
Juanveroes64@hotmail.com