"La lucha milenaria entre el microbio
y el hombre se reduce a esta sencilla cuestión:
¿quién domestica a quién?"
SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL
Humanista y médico español,
premio Nobel de Medicina en 1906.
La ex directora gerente del FMI Christine Lagarde, hace pocos años lanzó una expresión dejando boca abierta más de uno, menos a los longevos multimillonarios, al arremeter con el mayor despreció contra las personas mayores de edad: "Algo habrá que hacer para que no vivan tantos años porque son una amenaza para la economía mundial" ¡Bueno! apareció el CORONAVIRUS para apoyar la macabra decisión de esta defensora del peor virus de la tierra el capitalismo salvaje.
Las estadísticas de muerte en China e Italia– los dos países más golpeados por la epidemia– supera algo más del 70% de personas por encima de los 70 años, como para esconderse todo aquel, que ha superado esa edad, porque los deseos de Lagarde se están cumpliendo, y debe estar muerta de risa, como fiel defensora del gran capital. Actualmente ocupa el cargo del banco central europeo, como dicen en Lara ¡Naguara!
La propagación de esta enfermedad epidémica, declarada por la OMS, como una pandemia, ha puesto en máxima alerta al gobierno de los Estados Unidos, y la noticia se ha regado en el mundo, con tanto poder de penetración, que ni siquiera el desmoronamiento de las TORRES GEMELAS, ha creado tanta expectativa, a pesar de la cantidad de muertes, que aún se desconocen las cifras exactas.
El CORONAVIRUS, ha paralizado importantes actividades en el mundo. Las grandes bolsas se han desinflado, y un sector de los verdaderos bolsas de la oposición venezolana, paradójicamente la mente se les ha inflado más que a Guaidó, cuando lo recibió Donald Trump en su última visita; al terminar disociados hasta del mismo ser que los trajo al mundo, si, por algún motivo simpatizan con el proceso bolivariano. Siguen culpando a Maduro, por cualquier iniciativa a favor del pueblo, pero no echan una pequeña mirada hacia el norte de Trump.
Los hechos por demás coincidentes llaman poderosamente la atención, precisamente en el momento, cuando el gigante chino empezaba a demostrar todo el poderío de un país con un crecimiento económico indetenible, aparece el virus, como un campanazo en pleno combate para evitar quitarle lo que parecía inevitable, el paso a segundo plano al mayor depredador de la humanidad: el imperialismo estadounidense.
Los máximos representantes del FMI empiezan a cuidar sus arcas, sabiendo las secuelas del coronavirus; para ellos lo más importantes es vivir de las deudas de los más pobres, sin importarles la miseria de pueblos enteros. Las últimas declaraciones de la nueva directora Kristalina Georgieva, no son tan cristalinas, como quieren presentarlas, parecen una verdadera caja de sorpresas, y si las leemos en profundidad, tienen muchos puntos coincidentes con las emitidas Christine Lagarde–pendiente de las pensiones y los impuestos– en una clara demostración, que en el capitalismo al final lo que manda es el salvajismo.
Hace poco escuche en una estación de radio una cuña comercial, con un mensaje directo sin esconder la esencia del capitalismo; una verdadera bofetada a los que creemos en la palabra humanidad ¡En tiempos de crisis, unos van llorando, y otros vendiendo pañuelos! El FMI, ni siquiera dirigido por mujeres cambia su verdadero rostro de verdugo. El médico Santiago Ramón y Cajal, nunca previó al dejar para la posteridad su pensamiento, en lo antihumano del imperialismo, todo lo quiere aprovechar para someter a los pueblos. ¡Veremos, como salimos de esta! Porque con pandemia, y sin pandemia el monstruo es el mismo.