En todos los planteles educativos de Venezuela se viene realizando la Consulta Nacional por la Calidad Educativa. A mi me ha correspondido la responsabilidad de fungir como facilitador tanto en mi liceo como en otros planteles. Con sorpresa he podido observar, por lo menos en mi estado, Carabobo, la ausencia casi absoluta de representantes, la negativa obstinada de los mismos a que sus hijos o representados participen, una reticencia manifiesta de muchos colegas a trabajar en función del desarrollo de lo que constituye una política de Estado y de manera general una escasa participación en una jornada en donde se plantea la participación protagónica que jamás el pueblo venezolano había tenido el privilegio de disfrutar. Ha sido pobre la participación de todos los involucrados en el hecho educativo, tanto en cantidad como en calidad.
Caso contrario resultó cuando, a principios de este año escolar, se entregaron las canaimas en mi liceo. Allí asistió hasta el representante del estudiante que nunca va al liceo, de los repitientes que van peor que el año pasado, e incluso, llegaron a muy tempranas horas de la mañana y exigiendo celeridad en la entrega del equipo aquellos representantes que nunca retiran una boleta, ni asisten a asambleas y reuniones.
Todo ello es como para detenerse a pensar en algo que, en ocasión de la elección presidencial de Abril pasado, ya había asomado en otro artículo: la ausencia de conciencia, de una verdadera comprensión por parte de nosotros, el pueblo, de que el socialismo no es una regaladera de cosas. La misma gente que fue llamada a participar de la consulta y que se ausentó en gran medida, es la misma que abarrota los planteles cuando se les va a dar algo.
Es la cultura capitalista mostrando una de sus más terribles facetas: la ausencia de compromiso, de conciencia de la gente. Allí se observa el daño brutal que el capitalismo ha hecho en el alma de muchos compatriotas para los cuales el antivalor del egoísmo es un elemento central de su vida. El Gobierno Nacional apuesta, de manera ilusoria a mi parecer, que manteniendo un discurso ambiguo en lo concerniente a la instauración de un modelo de escuela que sustituya el sistema de valores capitalista, es decir, no hablándole claro al país sobre la necesidad de adecuar el modelo educativo al modelo político y económico va a mantener a raya a aquellos que defienden la educación excluyente, privada y fundamentada en la lógica del capitalismo.
De allí que me permito ser un tanto pesimista en cuanto a las expectativas que podemos hacernos con la Consulta Educativa. A 15 años de Gobierno Revolucionario los avances en materia de conciencia política son pocos.
Todavía subyace en los tuétanos de nuestro pueblo la política de la plancha de zinc, la misma lógica que lleva a la gente de cualquier punto de la geografía a saquear los vehículos luego de los choques y quitarle las pertenencias a quienes agonizan o a los cadáveres, la misma lógica de quienes saquearon cientos de casas en Vargas luego del deslave, la misma lógica perversa que, además, el Estado se empeña en alimentar con su ambiguo discurso.
Ya es hora de decir y hacer las cosas por la calle del medio. Ninguna revolución es hija de la cobardía. Sin un pueblo consciente es imposible un modelo educativo que extirpe los antivalores capitalistas.
Jorge.ochoa004@gmail.com
Licenciado. Educador