EN “Mesa cerrada”, La calidad educativa

Inventar o errar, creer en los poderes creadores del pueblo, defenestrar la academia castradora de saberes ancestrales y populares, acudir a las fuentes históricas que deben referenciar la práctica educativa transformadora, fue parte del combustible que avivó las discusiones en torno a lo que debe ser el ejercicio docente, y muy particularmente, el relacionado con la función directiva.

Sucedió en la ETAR de “Mesa Cerrada”, enclave de Timotes en nuestros andes y epicentro durante una semana del análisis sobre la calidad educativa, a propósito de desarrollarse la “Jornada de Orientación de Facilitadores para el Programa de Formación de Directivos de Instituciones Educativas”. Allí se congregó un gran voluntariado nacional de docentes activos y jubilados ávidos por compartir prácticas y experiencias educativas y de vida.

Es por ello que a la par de ejecutar la estrategia metodológica propuesta para sistematizar la práctica de los equipos directivos, afloraron necesariamente las vivencias en la educación popular que durante décadas se arraigó en el hacer de laicos y seglares en toda la geografía nacional. Lo hecho por el cura Witak y seguidamente por Cornelio junto a su equipo en la Vega de Caracas, en su afán por formar jóvenes en el trabajo productivo liberador fue redescubierto; asimismo la experiencia del trabajo cooperativo de la gente de Sanare en Barquisimeto y el saldo organizativo de las acciones comunitarias dirigidas por Mauro, Pablo y Honorio; la constituyente escolar llevada a cabo en San Cristóbal por Néstor Curra y su equipo; el proceso de creación de la Nueva Escuela en el barrio “28 de Diciembre” en el Zulia gestada por la comunidad y el grupo Emmanuel; y en Guayana, el impulso de la gestión educativa transformadora articulada desde la institucionalidad con las organizaciones populares en el marco lo que se vislumbró como la primera gobernación de izquierda en los ochenta. Además de lo que hoy con mucha entrega, hacen los falconianos: Antonio Sivira en la Dirección de la Escuela Técnica de la Sierra y José Gregorio Marín en el Instituto de Investigaciones Educativas, grupo conformado por otras cuatro docentes aguerridas en hacer educativo urgente. Además, todos los colectivos de los otros estados con sus experiencias a cuestas, transversalizaron la construcción de conocimientos en ese inédito encuentro.

Afloró también allí en “Mesa Cerrada”, la reflexión en el verbo encendido y declamatorio de Nelly Chiquito, Directora jubilada y luchadora del Hornito, en Miranda del Zulia; la voz conmovedora y erguida de María Andara, jubilada de la USR, del estado Miranda, apostando por la necesidad de desmontar la institucionalidad educativa mohosa. Y así, entre otras tantas y tantos que debemos recordar por las melodías armonizadoras que regalaron después de debates candentes, están las colegas del Táchira con “Brisas del Torbes” o con “Toy contento, yo no sé qué es lo que siento”; asimismo la intervención de Soraya Rincón, del Zulia, quien al son de la gaita de tambora cantó unos versos que resumieron la jornada.

Fue una jornada de aprendizaje integral: experiencias ancladas en teorías y metodologías.

Por ello, en “Mesa Cerrada”, el MPPE a través del profesor José Guariguata, orientador principal del evento, dejó claro que no hay manera de concebir la educación para la transformación social liberadora, si no se parte del análisis de la práctica directiva cotidiana en su interacción con los otros: con los maestros y maestras, con los niños y niñas, con la comunidad…En una suerte de interpelación colectiva que precise el mutuo conocimiento y la construcción en conjunto de soluciones. Que la educación debe ser de calidad, permanente y pertinente para la liberación total de nuestro pueblo.





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Aquileo Narvaez Martínez


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