Hegemonía de las ideas educativas adecas en tiempos de la Revolución Bolivariana

Hace pocos días, el Ministerio del Poder Popular para la Educación anunciaba con bombos y platillos por las redes sociales y otros medios que le rendieron un homenaje oficial a Luis Beltran Prieto Figueroa, quien encarna del pensamiento pedagógico adeco, parafraseando a Rómulo Bentancourt, Esa es una muestra de lo poco que hemos avanzado en la elaboración de un pensamiento pedagógico propio, que le sirva de fundamento a las políticas educativas adelantadas por la Revolución Bolivariana en los últimos quince años. Esa falta de brújula pedagógica revolucionaria explica muchas de las contradicciones manifiestas en esas políticas. También nos muestra el predominio de las ideas y las políticas adecas entre sectores chavistas que han ocupado importantes cargos en el gobierno y que han dirigido importantes instituciones con competencia en materia de educación. No hemos podido desarrollar un antídoto contra la pedagogía adeca.

El discurso pedagógico venezolano, en el ámbito escolar y oficial, está dominado en buena medida por la hegemonía adeca. Lamentablemente, incluso en ciertos círculos de educadores bolivarianos y revolucionarios. Los fundadores de Acción Democrática (AD) comprendieron que la organización de los trabajadores en gremios y sindicatos controlados por ellos era una táctica que les facilitaría el camino para tomar y mantenerse en control del poder político. El partido le encargó a algunos de sus militantes asumir la organización de los trabajadores, entre ellas las de maestras y maestros. Como ninguno de los dirigentes destacados era maestro, tenían que construir la imagen de alguno de ellos como tal y mediante una efectiva maniobra de propaganda lo lograron. En 1932, logran fundar la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria (SVMIP), la cual duró pocos años debido a la persecución política. Después del fin de la Dictadura del General Gómez, quien murió en 1935, la educación pública inició un proceso de crecimiento cuantitativo como respuesta a los cambios que exigía la nueva fase del capitalismo dependiente en nuestro país. Contábamos con una clase trabajadora minoritaria, casi que reducida a los trabajadores de la empresas petroleras. De manera muy acertada, los adecos fijaron su atención en los sectores con mayor número de trabajadores, con presencia en el ámbito nacional y en franco crecimiento numérico. Tal fue el caso de las maestras y maestros del sector público. Aparecen en este contexto dos nuevas organizaciones de docentes, la Confederación de Trabajadores de Venezuela y la Federación Venezolana de Maestros, esta última surge de la SVMIP controlada por los adecos. Como lo señala la propia FVM: «De esta manera se da luz a la vida de la organización gremial del Magisterio Venezolano que se convirtió en ductora y guía de las luchas de los docentes por mejores condiciones de vida para contribuir a mejorar la calidad de la educación y la situación de los niños y jóvenes venezolanos.»

Mantener la hegemonía de la organización de las maestras y maestros requería la construcción de un imaginario, expresado en un discurso, que le sirviera de sustento ideológico al control real de esa organización. Los adecos introdujeron así los temas de ese imaginario, primero y ante todo el posicionamiento en la conciencia colectiva de los llamados «padres» de la educación en Venezuela. Así, Siso Martinez, Peñalver, Prieto Figueroa y otros lideraron diferentes ámbitos de la educación en nuestro país. Prieto Figueroa fue al que le toco, sin ser maestro, la tarea de organizar el primer gremio de maestros bajo control adeco y por tanto fue el de todos los adecos el que ganó mayor prominencia en el campo educativo en el ámbito nacional. Otro tema que impusieron los adecos fue el de la expansión del sistema educativo, el cual era evidentemente inevitable, seguido de la creación de las escuelas técnicas. Ambas acciones las requería el desarrollo del capital en esa etapa de la política de sustitución de importaciones. Luego inventaron el mito de que Caldera eliminó las escuelas técnicas, que había acabado con una de las grandes obras educativas de los adecos. Lo cual no fue cierto, la única escuela técnica cerrada por los copeianos fue la ETI de Los Chaguaramos, cuyo cierre fue motivado por razones polìticas y no tenía nada que ver con políticas en educación. Fue tan eficiente esta operación de propaganda adeca que, incluso, entre algunos educadores revolucionarios se llega a comentar que la educación en tiempos de los gobiernos adecos fue mejor que la de hoy en día, la de los tiempos de la revolución. Generaciones de educadores se formaron bajo el dominio adeco del discurso pedagógico, y algunos de ellos contribuyen hoy en día al mantenimiento de esa hegemonía. Los educadores revolucionarios tenemos como una de nuestras tareas acabar con la hegemonía adeca en el discurso pedagógico venezolano, detener la reproducción de la ideología adeca en pedagogía y desmitificar a los padres adecos de la educación venezolana.

Como señale más arriba, la FVM fue una criatura de los adecos. Actualmente la FVM es uno de los centro de oposición a la Revolución Bolivariana. Esta federación, controlada por los adecos, caracteriza al Gobierno del Comandante Eterno Hugo Chávez y su obra educativa de la manera siguiente:

“Con las elecciones presidenciales de 1998 y el triunfo de Hugo Chávez Frías se marca una nueva etapa de la historia de la FVM. Se entra en un período de gran turbulencia política, debido a las medidas autocráticas impuestas por el gobierno que atentan contra la estabilidad democrática, donde el Poder Ejecutivo controla de manera férrea todos los demás Poderes Públicos y mantiene una presión constante por imponer un sistema de gobierno distinto al sistema democrático (Socialismo del Siglo XXI), y de gran influencia antillana que con asesoría fundamental del vetusto y enfermo dictador genera contradicciones importantes en la población.

En lo que se refiere a la EDUCACIÓN eliminaron la intermediación, las decisiones tomadas son unilaterales dejando a un lado a las organizaciones del magisterio. El Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente no existe para ellos, sometiendo la carrera docente al clientelismo político y en consecuencia la distorsión de la nómina es grave, y en lo académico, la primera línea del gobierno es la desinformación, la puesta en funcionamiento de acciones curriculares inconsultas creando un inequívoco malestar en la escuela y en el liceo. La ideologización ya no es una amenaza sino una realidad dirigiendo acciones en este sentido que van contra todo lo que signifique libertad de enseñanza. Asimismo, se ha revertido el proceso de descentralización que se venía avanzando en Venezuela, concentrando las decisiones en el despacho ministerial.”

A todo lo anterior, agrega la FVM que esta federación:

“(…) en la presidencia del profesor Jaime Manzo Manzo, continúa en la defensa de la democracia y es así como en el año 2001 ante las arbitrariedades gubernamentales con la promulgación del Decreto 1.011 la FVM se coloca a la vanguardia de la lucha por la defensa no sólo de la educación sino en todos los ámbitos de la vida nacional. De allí que se establezcan alianzas estratégicas con otras organizaciones de la sociedad civil por la defensa de los valores democráticos.”

Citar de manera extensa estas palabras de la FVM donde caracteriza el proceso Revolucionario Bolivariano y Socialista, así como sus políticas y acciones en el campo de la educación, es necesario para que no quede duda sobre su vocación contra-revolucionaria. Esa perspectiva adeca de la revolución que predomina en educación debe ser combatida por las y los educadores revolucionarios. No debemos prestarnos para servir de reproductores de esa perspectiva y servir de soporte al mantenimiento de la hegemonía adeca en el pensamiento educativo venezolano. No deberíamos seguir rindiéndole homenaje a los principales exponentes del pensamiento pedagógico adeco.

La tarea que todavía tenemos pendiente es la de crear un nuevo discurso pedagógico con otros referentes. Un discurso pedagógico que tome como referentes educadoras y educadores revolucionarios, como por ejemplo: Ibrahím López, Jorge Rodríguez y Fruto Vivas, entre muchos. Estamos llamados a estudiar la obra de las revolucionarias y los revolucionarios, creada en medio de la acción revolucionaria, para sacar de esta los elementos que nos permitan construir una pedagogía revolucionaria. Una pedagogía que nos permita crear una nueva hegemonía en el campo pedagógico, que termine de desterrar el pensamiento adeco en ese campo.



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Julio Mosquera


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