Sabías que. El General Francisco de Miranda navegó directamente a Trinidad, con el propósito de encontrar una fuerza que lo auxiliase.
Allí apareció el Almirante Cochrane, quien le brindó apoyo en barcos, armas y hombres, y puso vela, el 24 de julio de 1806, rumbo a la costa de Venezuela con su pequeña flota, compuesta de unos quince navíos que llevaban a bordo unos quinientos oficiales y hombres.
Esa mañana del 2 de agosto, su pequeño ejército logró desembarcar en un lugar llamado La Vela de Coro, pero, habiéndose retrasado el desembarco en unas treinta y seis horas por causa de un fuerte ventarrón y la ignorancia, o quizá la traición, del piloto, los agentes del gobierno español tuvieron tiempo para dar la alarma en la costa, y para preparar la defensa.
Cuando Miranda avanzaba sobre el enemigo, los españoles huyeron; los indios, liberados de la presencia de sus amos, se acercaron en grandes grupos a los nuevos visitantes y, al enterarse del objetivo de su llegada, gritaron: ¡Éxito al general Miranda! No en balde Andrés Bello, cuando conoce la imponente personalidad de Miranda, refirió: “Aquel proscrito formidable que personificaba en sí la revolución americana”. Este es otro saber republicano.