Una cosa es hablar y "gargarear" en público y otro es dar un discurso que requiere pensamiento critico, identificación con el ser que se es y relacionado con un acto de cierta solemnidad.
Los discursos de los jóvenes son siempre de profundidad y dichos por una persona que se recibe suman cum laudem, genera expectativas... esta joven de la USB logró que sus oyentes se emocionaron y cuatro autoridades abandonaran el reciento a sabiendas que en ausencia de ellos el Acto de Grado no podía continuar. Luego de cuatro horas de limpiar sus sistemas neuro hormonales regresaron al recinto ¿para qué? Ya habían mostrado su fragilidad.
Un Rector puede reanalizar ese entorno criticado por la recién egresada con honores, inclusive dar las últimas lecciones públicas de ética y moralidad universitaria. Allí fallaron las autoridades, desperdiciaron el momento.
En mi vida he dado pocos discursos, recordaré dos logrados y uno fallido:
Fui el orador de orden de los graduandos de los bachilleres de mi cohorte del Liceo Manuel Diaz Rodriguez
¿le recuerdan? Me esmeré en preparar mis palabras sobre la Venezuela petrolera de 1968. *Empresas extranjeras sorben de nuestra tierra, con grandes pitillos nuestro oro negro..* Me aplaudieron pero más de uno salió diciendo que ese "pelado" no tenía formación para criticar las políticas petroleras.
Otra vez, fui seleccionado como un joven estudiante de Agronomía para dar el discurso del día de la juventud. Escribí mi pieza oratoria, la envié a los organizadores y una semana antes me dijeron que me habían cambiado por Marianella Salazar. Mi discurso era un reclamo histórico de la juventud y la seleccionada se fue en alabanzas a CAP y su gobierno para los jóvenes.
Una vez me dieron la oportunidad de dar el discurso de orden en el cumpleaños de mi Pueblo. Recibí una condecoración y hablé sobre el tema de la cultura y la Identidad en la frontera. Hablé de la penetracion cultural que se acerca a Barinas, resalté la diferencia entre límites y fronteras porque estas últimas llegan hasta donde se ve la influencia del otro. Y entré al tema de la identidad perdida y finalmente propuese tareas para enmendar el colombianismo en el Táchira... aplaudieron mucho, pero otros se fueron molestos porque viviendo allí no veían lo que yo miraba desde 800 km de distancia
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Nunca escribí para complacer a nadie sino para revolver las estructuras de algunos pensamientos. Eso me hace feliz.
Creo que la joven que dio en discurso de orden de los graduandos de la USB merece mi aplauso. Logró mover la mierda que algunos arrogantes tienen en su cabeza.