Algo que incomoda a cualquier Estado totalitario es la existencia orgánica y real de la disidencia, el caso del gobierno venezolano es igual que el gobierno de Pinochet, Franco o Stalin cualquier disidencia los molesta y es que si algo demostrara la existencia plena de democracia es la posibilidad de manifestar su inconformidad, sin sufrir consecuencias (acoso, prisión, persecución, censura, etc.) Venezuela tiene un gobierno fosilizado, que odia a los que se mueven por causas sociales, que odia la movilización social y la persigue.

Alí Primera fue un referente cultural de la disidencia, de la inconformidad, de la lucha social (más que política), nunca fue gobiernero y si algo dibuja la música del cantor venezolano es su batalla contra los de arriba a favor de los de abajo. Y los de arriba en Venezuela tienen nombre y apellido y sabemos que son los que aparecen en los canales de televisión del PSUV, perdón del gobierno, perdón de los nuevos ricos de la nación, de la nueva casta poderosa.

Ali fue en vida el cantor del pueblo y hoy en estos días aciagos de la república el madurismo y sus corifeos intentan apropiárselo, quitarle a sus canciones y poemas toda su carga de rebeldía y toda su carga social, y quizás hemos dejado que esto ocurra. Debemos poner al cantor nuevamente en la calle, en las bocinas, en las cornetas, en las marchas, en las batallas de los inconformes, en los que luchan por la vida y por el respeto al ser humano.

No sería difícil encontrar em sus letras, la fuerza y la rebeldía de quienes luchan, y no es difícil ver en sus letras dibujados a los poderosos de ayer y hoy. Conocí a el cantor gracias a unos grandes amigos que en esos días militaban en los Comités de Unidad del Pueblo, lo vi cantar en actos públicos y algo menos públicos, con los amigos del poeta converso algunas veces y todos están de acuerdo que debemos poner a sonar a Alí Primera en las movilizaciones sociales.

Y es que, así como el Bella Ciao italiano es una canción de rebeldía del pueblo italiano y que hoy le pertenece a todos quienes se atreven a luchar. Alí es patrimonio de las luchas de un pueblo y no propiedad de un gobierno, que no quiere a los luchadores sociales y se escuda detrás de una nueva casta burocrática mucho más deseosa de tener todo el poder que cualquier gobierno del pasado nacional.

Alí no tiene dueño, y no tiene dueño por una razón simple no estaban en venta, no esperaban que algún jefe político, algún jerarca de turno determinara que debían hacer. Ali le canto a la mujer, al desempleado, al perseguido, a los pueblos en lucha, nunca le canto a la burocracia.

Debemos recuperar y volver a darle a la canción de Alí el lugar que le corresponde, en espacio en la marcha y en el grito de protesta, en la manifestación, en la lucha por el pan y el salario. Sigo creyendo que debemos retomar la canción de un rebelde, que hoy estaría marchando con su guitarra y su voz juntos al magisterio democrático, estaría denunciando a los esquiroles y a los demagogos de oficio.

El gobierno de los poderosos, el gobierno de los "superhéroes" no quiere a los humildes, no aprecia a los trabajadores, hoy el gobierno no desea que se escuche a Ali Primera que hasta fue un luchador por el medio ambiente y que hoy protestaría contra el Arco Minero y su depredación con selvas y bosques. Alí tiene que volver a la calle con los suyos, con los parias de la tierra, con los humildes y no con un gobierno que nos desprecia y es que ellos son los de arriba y Alí siempre estuvo con los de abajo.

Notas a pie de página: El PCV está nuevamente en esos espacios donde se crece, hoy es perseguido por los que alguna vez compartieron el pan y la sal con esa organización que tiene más virtudes que defectos, y que el cantor del pueblo lo recordó en más de uno de sus poemas, canciones o comentarios, de verdad creo que Alí hoy sería un perseguido más en la Venezuela del siglo XXI. Solidaridad con el PCV.