A las cinco de la tarde de ayer, ya CNN mostraba en su página web la imagen de dos jóvenes armados en actitud amenazante contra otro par, identificando obviamente a los pistoleros como “chavistas” y por supuesto a los otros, como “pacíficos estudiantes opositores al gobierno”. Agregaba la nota que grupos oficialistas armados habían agredido a la “multitudinaria” marcha estudiantil contra el gobierno, escenificada horas antes, dejando como saldo un muerto y numerosos heridos. Así actúan permanentemente los medios deformativos imperialistas, desvirtuando la realidad y colocando a los victimarios como víctimas cada vez que les conviene; por eso en Irak o Afganistán son los nativos quienes agreden a los civilizados invasores, y en Guantánamo son los secuestrados quienes torturan a los marines. Ni fue tan “multitudinaria” la concentración derechista, ni ha ocurrido la tan ansiada muerte de un mártir escuálido, ni quienes dispararon pertenecen a la izquierda. Todo lo contrario.
Afortunadamente la verdad siempre aflora; por la noche, el trabajo de los valientes camarógrafos de Catia TV, presentado como testimonio junto con la información suministrada por varios testigos, entrevistados por la siempre oportuna Vanessa Deivis, permitieron recuperar la realidad de lo que pasó en la Escuela de Trabajo Social de la UCV. Allí, una pandilla de bestias fascistas provenientes de la marcha hasta el CNE, sorprendió a decenas de estudiantes chavistas reunidos en la referida dependencia, donde elaboraban propagandas a favor de la reforma constitucional, y los cercó bajo la consigna de “fuera chavistas, vamos a lincharlos”.
Las imágenes proyectadas por VTV son elocuentes y muestran el sadismo, la cobardía e instintos asesinos de un grupo de jóvenes guarimberos envalentonados, porque desafían al único gobierno que ha respetado la autonomía universitaria y no invade con tropas a la UCV, como era norma en tiempos adecos, y porque cuentan con la alcahuetería de supuestos “académicos” fascistas y de un equipo rectoral que ilustra como ningún otro, la profunda decadencia que vive la que fue nuestra “máxima casa de estudios”. De manera que contrariamente a lo que difunde CNN, quien sí estuvo en riesgo de muerte, fue el grupo afecto al gobierno, cercado por los salvajes neoliberales de Bandera Roja y de otras agrupaciones de derecha, que les amenazaban con matarlos simplemente por ser chavistas.
Para los estudiantes de la derecha, que son la antítesis de los celebrados por Violeta Parra, la UCV es territorio exclusivo de ellos, porque se trata de una institución elitesca, donde sólo acceden jóvenes de las clases media y alta. Por eso las hordas de escuálidos encapuchados o no, pero identificados con el símbolo de la mano blanca que sustituye a la cruz gamada, quemaron objetos frente a las paredes de la escuela, rompieron las ventanas a pedradas, dispararon balas y lanzaron niples y bombas lacrimógenas hacia el interior de la edificación, donde se refugiaba el grupo estudiantil izquierdista. El odio reflejado en los rostros de quienes miraban las cámaras y no se cubrían con sus franelas, entre quienes destacaba uno de rasgos asiáticos, sin duda es el producto del adoctrinamiento que reciben a diario por Globovisión.
Solo la acción combinada de los bomberos universitarios y de grupos de defensa civil pudo evitar el cobarde linchamiento de unos jóvenes – incluyendo muchachas embarazadas – a manos de los fascistas, incluidos algunos “profesores” y un periodista de un canal privado, armado con una pistola 9 mm, según afirmaron testigos.
¿Para eso es la autonomía universitaria? ¿Para que Paris y ciertas vedettes del Consejo Universitario de la UCV estimulen la intolerancia y la violencia contra quienes amparados por la mayoría, aspiran cambiar el país de privilegiados y excluidos, que nos dejó la Cuarta República, por uno socialista, verdaderamente democrático, que será obra colectiva y popular? El juego de los rectores adecos es tan obvio como los guiones que escribe ARS para Goicochea y otros los líderes escuálidos: dejar destruir las instalaciones y permitir asesinatos en el interior de las universidades, de manera que cuando sea inevitable la intervención oficial para poner orden, las cámaras de Globovisión estén prestas a mostrarle al mundo el “allanamiento de la autonomía universitaria”.
Conscientes de que a través del voto no tienen oportunidad de éxito, porque el pueblo conoce y avala la propuesta de reforma constitucional, quienes manejan los hilos de la subversión desde Washington a través de la CIA y sus franquicias locales, han decidido lanzar los jóvenes guarimberos a las calles, en un desesperado esfuerzo por impedir la realización del referendo. ¿Y desde cuando los estudiantes de derecha son portavoces del pueblo?
Van a fracasar otra vez, y por la salud colectiva, la primera medida del gobierno después del próximo triunfo, debe ser el cierre de ese canal golpista sembrador del odio y la amargura, como es Globovisión.
palmicam7@yahoo.es