Después de abril

Después de abril de 2002 pasaron muchas cosas, pero la más abultada es la inocencia perdida. Después de todo lo que pasó en esos tres días, no hay cabida para decir cual las niñas “perjudicadas” de otrora: “Yo no sé cómo fue, yo no quería”. Hoy una niña que alegue eso sería bien rara. Pero los golpistas de aquella vez, los mismiticos de ahora, insisten en que no saben cómo fue, que no querían.

Sinvergonzonería pura. Porque entiendo y hasta celebro que a alguien no le guste un gobierno; eso es normal, digno y constitucional. Pero estos perversos viven de mentiras premeditadas: el muerto de El Palito, el entrenamiento de paramilitares por Juan Barreto, el Reverón de Jesse Chacón, la leche radiactiva, etc. No se trata de afirmaciones desmentidas por el gobierno sino por el mentiroso mismo. Desde ese abril no tienes excusas, protervo, mejor cállate.

En dos días los golpistas confesaron todo, como los villanos cuando revelan al héroe su avieso plan, poco antes de perderse. Insisto: es monótono. Luego vino la guinda: el acto de Miraflores que ofició Daniel “Considerando” Romero cuando en nombre de la democracia abolió todas las instituciones democráticas; para derrocar a un presidente acusado de acumular todos los poderes públicos se los entregó a un solo hombre, Pedro Carmona. ¿Cómo debatir así?

Ese es el problema: que no se puede debatir así. Porque debatir, lo que se llama debatir, debate uno con quien tiene ideas contrarias, pero no con un badulaque que habla como un destornillado según como vaya viniendo vamos viendo, manipulando cual jesuita, que ya fastidia. Si le conviene fucsia dice fucsia pero si al ratico le conviene carrubio dice carrubio. No se puede ni hablar siquiera, aun sin debatir, porque no se sabe qué dice.
Pero de que saben clarito de qué va la conspiración violenta, lo saben, con listas mortales y todo, velándonos el claro. Porque si no te gusta que curen a los ciegos o a los niños con cardiopatía, sé valiente y dilo claramente. Y si es que te parece que esas misiones están mal hechas, lo que no solo es legítimo sino encomiable, entonces di cómo es que sí se hacen bien, pues. Si no me lo dices, pasas a mi lista de tunantes. ¿Por qué ni me nombras siquiera, zascandil, el acto de Miraflores hace ya seis años?

rhernand@reacciun.ve


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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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