Las obras de infraestructura que tengan un interés social y comunitario deben reflejar una metodología de trabajo y disciplina por parte de los ciudadanos que residen en el contexto de ese hábitat. Reflejan un interés público y no deben constituirse en un aporte del gobierno, sino del Estado para constituirse en un factor del Proyecto Simón Bolívar. Es necesario, asumir compromisos que engrandezcan el concepto de ciudad y ser vanguardistas de una imagen de país para reflotar la estructura del país que esta a nuestro alcance y lograr los sueños de cada venezolano.
Hay que avanzar en lo social y policíaco. Hay que renovar todos los cuadros policiales que le prestan servicios a la nación y ejecutar una labor acuciosa para que los futuros gendarmes sean verdaderamente revolucionarios y se aboque al cumplimiento de nuestra Constitución Bolivariana. La única solución es invertir grandes sumas de dinero para desarrollar programas en los tres niveles que exige el Socialismo, para cumplir sus metas como sistema político, sino acatamos una disciplina de trabajo partidista, el caos es total por la acción mediática y energizante de la misma derecha.
Todo tiene su beneficio. Y, existe una sola alternativa para mantener las comunidades participando en sus propias ejecutorias geopolíticas, es manteniendo abiertas las factorías, cooperativas y grandes empresas como procesos de capitalización. Es vital trabajar por nuestras comunidades, no como los antiguos revolucionarios que se enquistaron en la derecha, como factor del poder para tener acceso a un nivel de la burguesía.
Hay que asumir decisiones que determinen un encamamiento hacia las perspectivas ideológicas municipales, porque, el liderazgo proviene de las bases urbanas y se necesita un currículo de trabajo para fortalecer las aspiraciones de quienes desean regir a la nueva patria. , es la profesionalización del campo político e ideológico, por lo tanto necesitamos buenos gestores sociales y ambientales. Debemos hacer una referencia en el campo jurídico para lograr el éxito de cada acometida referencial del Estado y del gobierno, como garante del proceso político. No estamos en un mundo de ficciones, hay que comprender nuestras realidades. Es hora de las reformas. Hay que adecentar el Estado y proseguir el camino para vencer los turbiones, hay que sudar y trabajar para lograr lo deseado. Se debe dejar atrás el mundo fácil y de las licorerías, es el momento de izar banderas para proseguir con el plan social- comunitario ya concebido.
Todos, debemos convertirnos en la conciencia democrática del país. Hay que ir al debate abierto de las opciones de opinión pública para lograr proyectos que determinen la profesión de la nueva república y avivarnos en un solo deseo de crecimiento ideológico y concebir como realidad, la nueva reforma del Estado. También, debemos analizar el drama de una burocracia ineficaz y formar en nuestras misiones y universidades, personas capaces de asumir una doctrina de trabajo fiel.
Hay que planificar y organizar el nuevo país deseado y evitar errores que puedan dañar la base política, solo deseamos avanzar en el desarrollo de programas sociales que converjan en el adoctrinamiento del Poder Comunal.
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