Se podría aceptar como definición de desarrollo social o sociedad desarrollada, cuando “Una sociedad tiene una alta calidad de vida,…. los seres humanos que la integran, dentro de un marco de paz, libertad, justicia, democracia, equidad, tolerancia y solidaridad, tienen amplias y constantes posibilidades de satisfacer sus necesidades y desplegar todas sus potencialidades con miras a lograr su mejoramiento y realización personal y la realización de la sociedad como conjunto” [1].
“Habitualmente se considera que el derecho de propiedad pleno comprende tres facultades principales: uso (ius utendi), disfrute (ius fruendi) y disposición (ius abutendi), distinción que proviene del Derecho romano o de su recepción medieval. Tiene también origen romano la concepción de la propiedad en sentido subjetivo, como sinónimo de facultad o atribución correspondiente a un sujeto.
Por el contrario, en sentido objetivo y sociológico, se atribuye al término el carácter de institución social y jurídica y, según señala Ginsberg, puede ser definida la propiedad como el conjunto de derechos y obligaciones que definen las relaciones entre individuos y grupos, con respecto a qué facultades de disposición y uso sobre bienes materiales les corresponden” [2].
Es a partir del siglo XIX que se comienza a asumir la propiedad como una función social, rompiendo con la tradicional concepción “sagrada e imprescriptible” que procuró darle el liberalismo a la propiedad. Ante esta concepción es criticable el carácter individualista de la propiedad, ya que la misma debe convertirse en base fundamental para el desarrollo integral de la sociedad.
A pesar de que en las Constituciones modernas la propiedad es amparada y sus límites y contenido son fijados por las leyes, estatuyéndose que debe estar al servicio del bien común, la realidad social nos muestra una verdad que niega los fines humanistas que muchos de sus defensores intentan darle.
La propiedad privada, en las sociedades capitalistas y la propiedad comunal en las socialistas reciben toda clase de alabanzas en lo referente a su “innegable” contribución al desarrollo. Según Douglas North “Las sociedades que proporcionan garantías sólidas a los derechos de propiedad, son las que tienen más posibilidades de experimentar un desarrollo económico. El crecimiento económico se produce cuando los derechos de propiedad son suficientemente valiosos para acometer actividades socialmente productivas”.
“La economía socialista se apoya en la propiedad estatal (de todo el pueblo), que pertenece al pueblo entero en la persona del Estado, y en la propiedad cooperativo-koljosiana que es una propiedad de grupos, colectiva. La forma más madura, determinante y principal de la propiedad social unida al nivel más alto de socialización de su producción y a un elevado grado de organización del trabajo es la propiedad del Estado. Bajo su influjo y con su ayuda la agricultura se transforma en consonancia con los principios socialistas (ver Plan cooperativo de Lenin)” [3].
Una realidad que niega lo de “…garantías solidas a los derechos de propiedad” o “la propiedad del estado” es la que se observa a nivel mundial, en lo referente a la gran brecha, creciente cada día, entre los muy ricos y muy pobres. Los ricos gozan de incalculables propiedades, garantizadas por la ley y los pobres o muy pobres solo los alimenta la esperanza ya carcomida de que algún día dispondrán a su gusto de bienes materiales.
La propiedad privada es una institución legal del Capitalismo con validez en los más remotos confines del planeta, de ella se beneficia solo un tercio de los habitantes, los otros dos tercios son privados hasta de los medios de consumo para la subsistencia, ya que también han sido privados de las fuentes de la riqueza misma.
“El desarrollo es una condición social, en la cual las necesidades auténticas de su población se satisfacen con el uso racional y sostenible de recursos y sistemas naturales. La utilización de los recursos estaría basada en una tecnología que respeta los aspectos culturales y los derechos humanos. Todos los grupos sociales tendrían acceso a las organizaciones y a servicios básicos como educación, vivienda, salud, nutrición y que sus culturas y tradiciones sean respetadas.
La realidad confirma lo «despiadado» del sistema capitalista, que se aprovecha hasta la última gota del crecimiento económico sin aplicar la mejora de las condiciones económicas y salariales a los habitantes de los países”.
En definitiva, la propiedad ha sido y servido, a través de la historia, solo para el aseguramiento del uso y disfrute de los bienes materiales, de aquellos, muy pocos, que se creyeron con el derecho de acumular en forma desmedida estos bienes, sin detenerse a pensar nunca que tal vez sus posesiones “legales” eran de la propiedad natural y divina de una inmensidad de seres considerados bajo la “declaración de los derechos humanos” como seres “dignos”, y que fueron conculcadas bajo la concepción de un derecho implantado por la fuerza y la amenaza de la muerte (Derecho Romano).
[1] http://www.pazes.org/curso/Modulo2/T2_P2.html
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Propiedad
[3] http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/index.htm enmanuel1@cantv.net