Sobre este
escenario es necesario identificar dentro del proceso bolivariano 04
componentes fundamentales para la determinación conceptual de lo que
debe hacer un estado revolucionario que plantea el socialismo como modelo
político, económico y social: función pública, funcionario público,
acción política y gestión revolucionaria.
La Función
Pública es entonces el conjunto de acciones dirigidas a garantizar
el cumplimiento del accionar político nacional sobre tres marcos: jurídico,
político y estratégico, así que no debe evaluarse este aspecto por
separado ya que aunque en términos legales y funcionales estos responden
a la pregunta del qué, el cómo lo definen quienes en sus funciones
con sus propias subjetividades plantean de acuerdo a una ideología
política acciones que contemplan el carácter estratégico de un proyecto
político determinado.
De esta forma
el funcionario público como sujeto que se encuentra con un dilema ético,
en medio del poder que le otorga el Estado cuyo deber es garantizar
que la función pública se ejerza de manera consciente, responde a
ideales y concepciones determinadas por quien ejerce el gobierno.
La acción
política representa un aspecto mucho más complejo que los anteriores
ya que ellas corresponden al carácter ideológico del proyecto político,
se sumerge entre los desencuentros de democracia representativa y participativa,
entre socialismo y capitalismo, o la determinación de los puntos de
encuentro entre las corrientes contrapuestas que deliberan los responsables
de empujar el modelo de estado que se desea.
Sobre estos
tres aspectos mencionados de manera general nos podemos hacer la pregunta
¿qué hacer para convertir el estado heredado (burocrático) en
el estado comunal?, parece que la respuesta en tiempos de transición
está más relacionado con la Gestión Revolucionaria la cual debe garantizar
una función pública que responda a los intereses del pueblo, esto
implica que la acción política debe ser participativa y debe constituir
la base de la planificación de la gestión pública, de esta forma
el funcionario público se convierte en un instrumento del poder popular
pues su accionar es determinado por las propias necesidades de la base.
De este modo
vemos como la visión estructural de la gestión pública es vista de
forma representativa en la actualidad, la propuesta de la revolución
bolivariana debe ser la transformación estructural aplicando el concepto
de pirámide invertida de Luis Bonilla-Molina descrita en el libro de
Introducción a la economía social y popular de co-autoría con Haiman
El Troudi, para que el estado pueda convertirse en ejecutor de las soluciones
y no exclusivamente generador de las mismas.
“... de
nada sirve decretar constitucionalmente el poder en manos del pueblo
si, al mismo tiempo, dicho poder no lo ejerce cotidianamente el pueblo
organizado.” Miguel Ángel Pérez Pirela (Del Estado Posible. Crónicas
de una revolución)
www.masrevolucion.blogspot.com
Twitter: @nortega16232