No se trata de una receta ni de un guión, se trata de una propuesta puesta sobre la mesa para el debate constructivo, para la búsqueda de una gran unidad revolucionaria, para el trabajo en función de la consolidación de una plataforma política que le de musculatura a los dos brazos de la revolución: Partido y Gobierno.
Chávez no deja ningún cabo suelto. Nos invita al estudio, nos convoca al encuentro, nos exhorta a la creatividad y nos ratifica el compromiso, pero sobre manera nos llama a emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos, tal como lo ha dicho el líder de la revolución cubana, nuestro querido Fidel.
Durante los actos conmemorativos del día del trabajador, el 1 de mayo de 2000, Fidel dijo que la revolución expresa el sentido del momento histórico, agregó que revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado. Hoy pedimos prestadas las reflexiones de Fidel y por su vigencia creemos conveniente que formen parte del debate en torno a las 5 líneas estratégicas de acción política, partiendo de la primera de ellas que nos insta a pasar de la cultura capitalista a la construcción de una verdadera militancia socialista.
En ese mismo discurso que mantiene plena vigencia, Fidel dijo además que “revolución es defender los valores en los que creemos al precio de cualquier sacrificio, es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fortaleza de la verdad y de las ideas, es luchar por nuestros sueños de justicia para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”.
Vigentes y cercanas suenan estas reflexiones de Fidel.
Erradiquemos la mal llamada “viveza criolla”, pero vamos a erradicarla de raíz, partiendo de nosotros mismos. Vamos a vencer el sectarismo intrínseco en muchos de nosotros, cambiemos valores, impulsemos nuevas prácticas de la acción política. Una acción que debe estar orientada a servir al otro no a servirnos del otro para nuestros planes o para hacer realidad nuestras ambiciones.
Promover una cultura realmente socialista pasa por vencer vicios del pasado. Se refiere a mirarnos como militantes socialistas y entender que, como tales, tenemos deberes, derechos y una orientación ideológica que seguir, un pensamiento orientador. Nuestro libro rojo, producto de arduas y acaloradas sesiones de trabajo en el congreso fundacional y en el congreso extraordinario del partido, llevadas a la discusión de las patrullas, dice que todo militante socialista es también un militante de los sueños y las esperanzas de las grandes mayorías. Tamaño compromiso, hermoso compromiso el que tenemos los militantes socialistas.
Los y las socialistas somos militantes de la unidad, contrarios a los aberrantes grupos, grupúsculos y macollas; defendemos los valores de la ética y la moral socialistas; asumimos como permanente las tareas de formación y autoformación; tenemos conciencia plena del deber social, predicamos y practicamos la solidaridad y el amor.
Los y las socialistas somos antiimperialistas y anticapitalistas, pero más allá del discurso, debemos serlo con conciencia plena y con la firme intención de convencer a nuestros hermanos y hermanas de la imperiosa necesidad de reivindicar nuestras añejas luchas emancipadoras.
Los y las socialistas somos profundamente bolivarianos. Debemos ser patriotas, no solo parecerlo. La Patria es el hombre decía el padre cantor, Alí Primera, nosotros decimos que es la mujer, el niño, el anciano y el que está por nacer. La soberanía reside en nosotros y depende de nosotros.
Ratifiquemos en la acción nuestros compromisos con los trabajadores, las mujeres, los campesinos, los estudiantes, jóvenes, indígenas y afrodescendientes, entre otros sectores sociales antes invisibilizados y ahora protagonistas del presente y constructores del futuro.
Somos Marxistas y ratificamos los aportes del socialismo científico y sobre manera debemos ser estudiosos permanentes de estas teorías. El estudio nos hará ideológicamente grandes y fuertes. Por eso entre otras cosas proponemos multiplicar desde las bases el sistema de formación socialista.
Creemos en el poderío comunicador que está en las bases de nuestra organización, pero debemos garantizar un método para que esta tarea sea más eficiente y se diversifique para contrarrestar la salvaje y persistente campaña de ataques y descalificaciones oposicionistas.
En las discusiones sobre el tema de las 5 líneas están surgiendo propuestas valiosas que ratifican la premisa de que la comunicación no es solo un asunto de periodistas y que la estrategia no es un asunto de superviviencia sino de permanencia.
La gente pide a gritos círculos de lectura, reivindicar el conversatorio, la utilización de las nuevas tecnologías, la aplicación de las 3R al cuadrado a los medios del Estado y los recursos mediáticos de las regiones. Ya basta de la contratación costosa y deshumanizada de las responsabilidades de propaganda dentro del partido. Volvamos a lo artesanal, a lo tradicional, a lo sencillo para reencontrarnos en la lucha que ya, nunca más será clandestina.
Reivindicamos así mismo el papel del partido y de sus militantes como plataforma de lucha para afianzar a nuestro poder popular, aglutinar movimientos sociales y poner todo el trabajo, todo el esfuerzo, todo este gran ejército al servicio de las luchas del pueblo, promoviendo una nueva institucionalidad, la institucionalidad socialista, incluyente, participativa y popular que está prevista en el estamento jurídico vigente.
La revolución depende de nosotros. Hagamos revolución, comencemos por cada uno de nosotros. Nuestra tarea, de acuerdo al momento histórico es profundizar nuestro sistema democrático para seguir avanzando hacia el horizonte socialista que nos merecemos.