La Historia
de la revolución Bolivariana en su contexto práctico se ha ido formando
sobre una serie de componentes que surgen en contraposición a la decadente
y nefasta política neoliberal que cayó sobre el globo terrestre luego
del intento fallido del socialismo del siglo XX y con ello la ausencia
de contrapesos de la lógica hegemónica y capitalista de las grandes
potencias. Sobre este contexto histórico surge una necesidad
de transformar el estado, la democracia y la propia forma de hacer política
en el país; en un engranaje sistemático como período de transición
en un proceso que se ha denominado el “socialismo Bolivariano del
siglo XXI”.
Este proceso
ha requerido un acompañamiento partidista definido dentro de los parámetros
de la democracia representativa que tuvo su inicio con el Movimiento
Quinta República (MVR) en alianzas con otras fuerzas políticas que
por ende respondían a ciertos sectores, y es por ello que dentro de
la lógica política se llegaba a hablar entonces de cuotas de poder.
Posteriormente con la amplia victoria del Presidente Chávez en las
elecciones de 2.006, es él mismo quien impulsa la idea de un partido
de frentes y no un frente de partidos que simbolice la unidad revolucionaria
y permita agrupar a todas las tendencias y corrientes en un proyecto
político que impulse el socialismo en Venezuela; de esta manera el
Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), se erige de forma pragmática
para direccionar la lucha revolucionaria de los años venideros.
Estas circunstancias
permitieron en una suerte de ensayo depurar la estructura solidaria
que se mantenía hasta entonces y algunos grupos de poder como PODEMOS
y recientemente el PPT, fueron inclinando su balanza hacia las corrientes
políticas conservadoras y como consecuencia se desligaron del proyecto
Bolivariano.
Resulta necesario
entender que todo este trajinar posee tres momentos especiales: el primero
como estructura afianzada en el polo patriótico para alcanzar el poder
en 1.998, pero que en buena parte representaba a grupos acomodados de
la vieja cultura republicana que fueron depurándose progresivamente
sobre todo después del golpe de estado y el paro petrolero, un segundo
momento sobre el cual el Presidente Chávez define la revolución Bolivariana
como socialista y que culmina con un deslinde de fuerzas que tenían
un proyecto propio y no un proyecto país, y un tercer momento;
el actual que sobre una base política sólida: el PSUV pretende dar
pasos importantes en la consecución de los objetivos trazados por la
propia revolución.
Sin embargo
el nacimiento del PSUV generó una dinámica que aunque necesaria
para el momento, reprodujo viejos vicios de la partidocracia conocida
y sustantivamente perdió el horizonte que debe tener un verdadero
partido revolucionario, a pesar de ello los recientes acontecimientos
han permitido replantearse el modelo de partido ideal que no sólo responde
a la búsqueda de votos sino a la relación constante de este ente inerte
hasta el momento con el pueblo y que por otro lado permita generar desde
allí marcos teóricos que avancen en la construcción de un partido
nuevo que transforme los viejos vicios en una alternativa viable para
el Proyecto Político nacional.
El Presidente
de la república lanza cinco (05) líneas estratégicas de acción política,
que se llevan al debate nacional, sobre las cuales cada una de ellas
llama a la reflexión y la generación de propuestas que permitan constituir
de una vez por todas un partido que se parezca al socialismo y más
allá que se encuentre de la mano con el pueblo, es decir para que éste
último se sienta realmente identificado con él. Es necesario
plantearse el escenario de redefinición del partido sobre tres aspectos:
el primero de ellos orgánico pues debe partir de las propias contradicciones,
el segundo funcional pues debe responder a las preguntas del qué, cómo
y cuándo del accionar político real y un tercero estructural que convierta
al partido en una línea de transformación de la viejas estructuras
políticas para sentar las bases del socialismo sobre elementos tan
claves como el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, sin
medias tintas ni condicionantes.
Así mismo
es necesario plantear que si un motor teórico es esencial para generar
una dialéctica dentro de la revolución, éste lo constituye la lucha
de clases que debe ser el punto de partida que acelere la discusión
de las cinco líneas estratégicas, para entender que ellas deben responder
a los intereses de los más desposeídos y al proyecto político que
es Bolivariano y Socialista.
“El Partido
tiene que ejercer su función como
“maquinaria electoral”, pero, principalmente, como instrumento para
la transformación de la sociedad, desde los sistemas de dirección
y gestión general del país hasta
la cotidianidad ciudadana.” Convertir la maquinaria en un Partido-Movimiento
al servicio de las luchas del pueblo (Segunda Línea Estratégica).
PSUV
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