Las elecciones del 7 de Octubre de 2012, y sus contundentes resultados, permitieron desmontar todos los argumentos y fantasías de la derecha internacional. Algunos de los tantos argumentos oportunistas expuestos por los detractores oposicionistas a Chávez, son la falta de pluralidad en la propuesta socialista y el ya gastado planteamiento del partido único. Se nos acusa de querer construir un modelo de partido único, nada más alejado a la verdad revolucionaria por parte de quienes pretenden des conocer la historia y la cultura contestataria del pueblo venezolano. Si bien se han realizado sostenidos esfuerzos por fortalecer el PSUV como maquinaria central de carácter político electoral de la revolución, es evidente e innegable el surgimiento, fortalecimiento y confluencia de numerosas agrupaciones político partidistas, así como frentes sociales que apoyan a Chávez y la revolución, quienes expresan la multiplicidad de variantes del discurso socialista.
Es precisamente, l a pluralidad de enfoques sobre diversos aspectos del quehacer socio político, una poderosa muestra de la vitalidad con que cuenta la revolución. Incluso en términos electorales, el 7-O quedó demostrado que la sumatoria de medianos y pequeños partidos -PCV, PPT, REDES, M EP, PODEMOS, NCR, UPV, IPC, PRT, CRV, TUPAMARO- constituyeron la garantía del triunfo del presidente Chávez al aportar en conjunto 1.802.367 votos, convirtiéndose este fenómeno en la expresión mas genuina de la unidad en la diversidad, por parte de quienes acompañamos la esperanza popular aglutinada alrededor del comandante Chávez. Asimismo otra buena parte de los votos de la victoria de Chávez lo aportaron movimientos revolucionarios emergentes, quienes no cuentan con una tarjeta electoral, pero muchos de ellos se reivindican como corrientes del PSUV - sin representación en su dirección- lo cual quedó en evidencia con el activo y decidido apoyo durante la campaña presidencial de movimientos como Marea Socialista, el Colectivo Alexis Vive, entre otros.
En el presente, el desafío para la profundización de la unidad política revolucionaria pareciera centrarse en la construcción de espacios compartidos entre partidos políticos, corrientes políticas, movimientos sociales y experiencias en desarrollo del poder popular, desde los cuales, sin ningún tipo de limitación, se valore y reflexione sobre temas de gestión, sobre políticas públicas revolucionarias pero también sobre asuntos estratégicos para el país y el proceso Bolivariano.
Queda demostrado una vez más, l a existencia de múltiples experiencias partidarias que apoyan la Revolución Bolivariana signo distintivo y garantía de su permanencia y sostenibilidad en el tiempo de nuestro proceso.
El autor es Editor de la Revista COMUNA: pensamiento crítico en la revolución .
@Luis_Bonilla_M