La paliza perfecta o el trabajo de Alexis fue admirable


El arrase fue casi general.
Nunca es bueno destruir completamente al enemigo.


Hay que dejar algunas partes activas y hasta victoriosas de estos enemigos, en medio de una gran paliza, para que ellas luego se enfrenten entre sí.
De esta batalla dura y sin pausa, quedaron sólo dos sobrevivientes: el Henry Falsón y el Majunche.

La oposición tendrá ahora que optar entre estos dos escombros para movilizar su deplorable maquinaria en caso de que se tenga que ir a otra contienda presidencial. Pero lo cierto es que la derecha se quedó sin media luna, sin flanco derecho por este ni por el sur.

De las siete gobernaciones que tenían se quedaron con tres. Aunque hay que tomar en cuenta que la derecha también contaba con las gobernaciones de Sucre y Mérida, en las que desgobernaban don mediocrísimos personajes que le hicieron todo el mal que pudieron al pueblo y al proceso revolucionario.

Hace un año atrás me dijo Alexis Ramírez: “Si llegó a tener la posibilidad de convertirme en el candidato a la Gobernación de Mérida, te aseguro que derrotaré a Lester”.

Aquella suposición parecía muy ambiciosa y complicada.
Alexis era el menos de los nombrados como candidato del chavismo para esa contienda en Mérida. Pero cada vez que nos encontrábamos y hablábamos del asunto, teníamos el gran presentimiento de que él conseguiría de algún modo la nominación.

En los días posteriores al 7 de octubre, corrieron toda clase de nombres posibles, para los que podrían erigirse en candidatos en Mérida: 1- se insistía en que Marcos Díaz sería reelecto; 2- se mencionaba a Ramón Lobo, apoyado por casi todos los alcaldes del Estado; 3- se puso sobre el tapete el nombre de Tareck El Aissami como la figura más adecuada para la región; 4- se mencionaron también como posibles candidatos, entre otros, a los diputados a la Asamblea Nacional, Guido Ochoa y Diógenes Andrade,...
pero hasta mediados de octubre Alexis no figuraba para nada.

No obstante, manteníamos la más profunda seguridad, el pálpito más certero de que a la postre, el mayestático espíritu del Pico Bolívar, con los gloriosos acordes de los violines tovareños; con los cuentos y mitos de Tulio Febres Cordero y los atavismos gloriosos de la gesta libertadora por sus cuestas y montañas andinas, acabarían por entregarle la posibilidad de aquella candidatura al muchacho terco, sereno y paciente de Santa Cruz de Mora.

De modo que decisión se estaba fraguando primero en nuestras almas, en el destino noble y profundo del pueblo merideño que ya en varias contiendas electorales había visto combatir a este muchacho recio y leal a los mandatos del Comandante Chávez.

En el fondo el único que podía decidir aquella difícil situación de indecisión que flotaba en el ambiente, era el propio Presidente Chávez, y siempre que le preguntaba a Alexis si el Comandante lo conocía, si a través de alguien le había llegado la propuesta de su nombre para esa candidatura, Alexis me contestaba que él no sabía nada.

Ocurrió un hecho singular que fue como un aviso premonitorio de todos aquellos sentimientos encontrados que nos dominaban. El día que el Presidente estuvo en campaña por Mérida, estaba rodeado en la tarima por la plana mayor del PSUV. Finalizado el tumultuoso acto, él se retiraba y bajaba unas escaleras cuando repentinamente se encontró con la mirada del joven de Santa Cruz de Mora. En aquella mirada se entrecruzaron las mil interrogantes que desde hacía meses dominaban el corazón de Alexis. El Presidente se detuvo, volvió sobre sus pasos y se dirigió directamente hacia aquel joven diputado, estrechó su mano y le dijo: “-Cuento contigo Alexis”. El grupo de camaradas que estaban allí con él, quedaron petrificados y comentaron: “-Oye, vale, y hasta se sabe tu nombre”.

Cuando a finales de octubre comenzó a definirse el panorama de las candidaturas en todas las regiones, apareció finalmente como una gran posibilidad la figura del santacruceño de Mora. Pero en aquella discusión decisiva, se barajaron otros nombres entre ellos el de Florencio Porras. El “Centauro” había entrado con mucho ánimo a los días que siguieron al triunfo de Chávez. Por todos lados decía que amaba a Chávez, y que él estaba dispuesto a hacer un gran sacrificio por Mérida y a la revolución, y que su locura primordial era dar el todo por el todo en la construcción del Estado Comunal.

El PSUV entonces se partió en dos pedazos. Corrieron varios desmadrados oportunistas a guindarse del autobús del Majunche andino.
En su tormentosa ansiedad por ser candidato del PSUV, el “Centauro” saltó a dar unas declaraciones infelices, prepotentes y hasta ridículas, precisamente un día de trasladarse a Caracas para buscar el apoyo del partido PSUV (al que en realidad no pertenecía).

Estas declaraciones lo delataron sus verdaderas intenciones y fueron mortales para él.

Nunca antes se había unido en un hombre (Florencio) tan en perfecta concordancia, la ambición con la estupidez para acometer una acción política. La candidatura de Porras no fue aceptada por la Dirección Nacional del PSUV y al mismo tiempo surgió contundente la posibilidad de Alexis.
Ante este hecho sorpresivo, Florencio le juró a Alexis en Caracas que él no se lanzaría. A las pocas horas hizo lo contrario, y se desataron entre varios partidos nacionales toda una avalancha de miserables apetencias y fue cuando movimientos como Redes, Tupamaros, MEP y PCV aparecieron dándole el apoyo al “Centauro”.

Cuando Alexis llega a Mérida para asumir la campaña, la realidad es desastrosa: el gobernador Marcos Díaz Orellana desata en su contra todos los poderes de sus administración, para minarle y para destruirle. Para ello desarticula totalmente la Sala Situacional: elimina celulares, vehículos y todo clase de apoyo logístico. Sant Roz sale al ataque y denuncia aquel elocuente y formidable chantaje y saboteo. Muchos miembros del partido se alarman, entre ellos Ramón Lobo, que se llevan la mano a la cabeza.
Los conservadores consideran que Sant Roz le podría hacer mucho daño a la candidatura de Alexis, y que al gobernador Marcos Díaz Orellana no hay que tocarlo para nada, aunque cometa los más grandes sabotajes y errores garrafales. De hecho, Marcos Díaz Orellana, paralizará el pago de aguinaldos y sueldos a montones de funcionarios de la Gobernación con toda la mala intención de que éstos tomen avenidas, carreteras y plazas, para que creen la mayor sensación de caos en el Estado.

Simultáneamente a ésto, Marcos Díaz también instruye a todos sus Directores y seguidores de confianza, jalabolas y maniobreros de todas las horas, para se embanderen con la candidatura del “Centauro”.
Puede decirse que con cuatro años de gobierno de Marcos Díaz Orellana, el PSUV prácticamente no existe en Mérida.

Realmente el sabotaje que desarrolló Marcos Díaz Orellana contra la candidatura de Alexis resultó ser horriblemente especioso, visceral y desquiciado. Y este desmedido ataque lo lanzó en momentos en que Porras ponía en movimiento toda una artera división del PSUV en toda la región. Puede decirse que en la primera semana de noviembre, Florencio Porras era dueño y señor de gran parte del PSUV y a él respondía casi toda la dirección regional. Al mismo tiempo la ultra-derecha comenzó a trabajar coaligadamente con Porras y Marcos para minar por todos lados la candidatura de Alexis. El fuego enemigo fue cerrado, violento y certero, de tal modo que cualquier otro que hubiese sido sometido a tal metralla habría declinado su candidatura, aún cuando hubiese sido apoyado por el Comandante Chávez.

El temple de Alexis se puso a prueba.

Sant Roz tomó su posición desde ensartaos y Aporrea y lanzó también fuego cerrado contra el Chantauro o Saltauro. Florencio enfurecido, entonces movió a su tren de abogados para a Sant Roz.

En medio de tantos enemigos, Alexis supo ser paciente, sereno y profundamente intuitivo en cada paso que daba. Nunca desesperó. Montó sus cuadros de confianzas y se lanzó al ataque con un frente de trabajo extraordinario entre los que vale distinguir a María Alejandra Castillo y a Jorge Becerra. Finalmente Alexis recorrió tres veces todo el Estado, y fue calando hondo en sus recorridos casa por casa. Comenzó Alexis de cero, y fue remontando la cuesta, sobrepasó a Porras y le cayó mortalmente a Lester Rodríguez quien acaparaba todos los números de las encuestadoras. Si hubiese tenido un mes más en campaña también hubiera ganado en el municipio Libertador, el más escuálido de toda Venezuela.

Su campaña, insisto, fue realmente Admirable, y con ella pudo dar la Paliza Perfecta.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

 jsantroz@gmail.com      @jsantroz

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