Al revisar el discurso de Hugo Chávez Frías, en su condición de Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, en ocasión de la conmemoración de los cinco años del golpe contrarevolucionario del 11 de Abril de 2002 y su regreso al Palacio de Miraflores, me encuentro que, igual puedo relacionar lo que ha estado sucediendo en el escenario de nuestra Patria, con un capítulo continuado de un libro o con una historia que se está repitiendo, con la gran diferencia de que esta vez, sí se tiene un largo trecho recorrido de un camino que trazó nuestro Comandante Supremo y que ahora nos corresponde continuar recorriendo. Está por lo visto este camino, lleno de muchos baches e inclinadas cuestas, muchas pendientes, lo que representa un difícil recorrido, pero no imposible. No es nada fácil avanzar por ahí y nadie ha dicho que lo sea.
Es así, como a propósito de aquel retorno y de aquel transitar por ese camino, igual ayer que hoy, el Comandante Supremo nos dice: “¡Vuelta a la calma, se impone ahora! Llamo a la vuelta a la calma del país. Llamo a que fortalezcamos la unidad de los venezolanos, llamo a que continuemos la marcha a paso de vencedores.” Y al referirse a la oposición de aquel entonces y que es la misma de hoy, agregó: “ necesitamos una oposición en Venezuela, pero una oposición leal con el país, con el pueblo, una oposición que presente críticas verdaderas, que presenten alternativas al país. Es necesario que todos los partidos y grupos que se oponen a este Gobierno terminen de entender y de aceptar este gobierno constitucional”. En aquella ocasión, se refería a su gobierno y esta vez, esta afirmación se refiere perfectamente, al gobierno recién constituido de quien él mismo encomendó como sucesor, convirtiéndose Nicolás (como por todos es conocido) en el primer Presidente Chavista, constitucional y legítimamente elegido por voluntad popular, refrendado por el arbitro electoral y reconocido por organismos internacionales, por presidentes de toda América y el Caribe y el mundo.
Ante este estado de cosas, en que parece que la historia se repite o es capítulo continuado, cobra más vigencia la semilla del pensamiento de Bolívar y en consecuencia, la del pensamiento de Hugo Chávez (como su seguidor más vehemente). Esta semilla seguirá dando sus frutos en la oportunidad de ser este escenario, tierra fértil para cultivarla.
Decía el Maestro Luis Beltrán Brito Figueroa en su obra titulada “El Magisterio Americano de Bolívar” que esa semilla seguirá dando frutos “cuando hayamos hecho efectiva y permanente la vida democrática que implica tolerancia y comprensión, trabajo común, responsabilidad compartida….justicia y convivencia armoniosa. Cuando ya no se alce la ambición de poder de hombres y de grupos para romper las leyes y poner de lado las constituciones…”
La invitación entonces es, a que “aspiraremos a la gloria que dará la grandeza de América, que será nuestra propia grandeza, solo posible, de acuerdo con la doctrina bolivariana, en la medida en que seamos más útiles.”
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