Hugo, hombre de guerra y de paz

Hace algunos años cuando aún me encontraba prestando el servicio militar conocí un candidato a la presidencia que realmente llamaba mi atención, en lugar del fatídico discursito que no dice nada, escrito en un papel, solía enfrentar a periodistas y entendidos con una sonrisa, con simples y controversiales respuestas en las que demostraba que la mayoría de los periodistas venían con un cuestionario predeterminado escrito por unos torpes jefes que pensaban que podían hacer trastabillar fácilmente al que fuera uno de los más grandes líderes de nuestro tiempo. Pasaron los meses y después de ganar la presidencia el candidato se convirtió en un verdadero huracán, las cúpulas obedientes al norte solicitaron audiencia presidencial y con su respectiva chequera bajo el brazo, como si fuera el evento más natural, fueron a ordenarle al presidente cuales eran las medidas que tomaría en su gobierno, una preparada lista de candidatos a los respectivos cambures de confianza y una promesa fraternal de ayudarle a dirigir el país sin problemas, esta acción provocó en el presidente una contrariedad tal, que sin poderse contener lo comentó en un mitin de esos que solía dar con frecuencia para contarle a su pueblo como si fueran sus hijos, los avances de su gobierno y contarle lo feo que estaba eso, teníamos una vaga idea, pero era mucho peor, estuvimos a milímetros de perder PDVSA en una privatización de a locha, los políticos que estaban gobernando, los que habían gobernado y los que estaban en la cola de gobernar se “rosqueaban” los recursos del estado sin ningún miramiento.

El presidente se hizo tan grande como las dificultades y enfrentó los cogollos, aplastó los partidos tan antiguos como corruptos exponiendo toda la podredumbre que generaban y se convirtió en el defensor de la clase oprimida, esa que curiosamente era la que aportaba más votos en las urnas y que era premiada con indiferencia, descuido y arrogancia. En ese momento comenzó la guerra, las cúpulas con dinero y manipulación y Hugo con inteligencia y cordura, el enemigo tenía dólares, asesores extranjeros, televisoras y cadenas de radio y Hugo tenía un pueblo leal que apoyó cada uno de sus jugadas, en una demostración de astucia convenció al resto de los países OPEP a reducir la producción para incrementar el precio del crudo sacrificando parte del mermado ingreso petrolero en una apuesta que dependía de jugadores indecisos, su brillantez trajo fortuna a nuestro país y a un cardumen de países del medio oriente, pero la guerra empeoró, el enemigo paralizó la industria petrolera y la fuerza trabajadora con engaños intrigas y chantajes, pero Hugo estoicamente peleó, en ese momento Hugo se dio cuenta de que no podría ser Presidente y hombre de familia a la vez, fue cuando se dio cuenta que o se rendía o perecía luchando, los intereses que afectaba su lucha trascendían las fronteras venezolanas, la guerra se desbordó al mundo entero, Venezuela se convirtió en un ejemplo que afectaba los intereses colonialistas de las potencias occidentales, en ese momento Chávez estaba más solo que nunca, sólo tenía al pueblo y los pensamientos de Bolívar para no equivocar el camino, que gran fardo cargaste Hugo, todo un país esperando que nunca te equivocaras para poder seguir creciendo y un muy nutrido grupo de traidores apostando a tus fracasos, exaltando cada uno de tus tropiezos muchas veces provocados por ellos mismos para debilitar tu temple, pero seguiste Hugo implacable e irreductible, entonces fue que viste lo que algunos aún no han visto aún, ¡Viene la Guerra!, ese amor a tu pueblo te hizo pensar en el futuro donde seguramente tu no ibas a estar, tenemos un país repleto de recursos naturales que las potencias ya no tienen, fueron langostas a lo largo de la historia y lo seguirán siendo, en ese momento Hugo hiciste cosas que yo mismo condené por no entender, alianzas con países menos fuertes pero que necesitaban una mano, una mano para seguir creyendo en un futuro, sabias que se colearían sanguijuelas y que algunos tratarían de aprovecharse, pero era el momento, había que actuar, distrajiste la prensa con controversiales discursos y pintorescos juicios y muy coladito le metiste la “raboecochino” el UNASUR podría ser la salvación no sólo de Venezuela sino de Latinoamérica, la apuesta era arriesgada, hubo que invertir dinerito por aquí y por allá, el enemigo aprovecharía eso para tratar de tumbarte, pero seguiste, el pueblo te motivaba a continuar tu lucha, esa que te hacía meterte un tren de 16 horas diarias de trabajo como mínimo, esa lucha que estaba lacerando tu cuerpo, que puso a prueba tu resistencia y que en ocasiones te hizo equivocar, pero el enemigo se aprovechó de la ambición de los que considerabas aliados incondicionales y te fueron matando Hugo, pero eso ya lo sabías, estabas resistiendo porque era necesario, no estaba más nadie para la misión, solo tú con esa fuerza que contagiaba a los que te conocían y que algunos procuraban disimular por decoro. Hugo tu lucha inspiró e hizo fuerte otros líderes de la región, algunos de ellos no lo lograron, fueron eliminados y ahí estabas tú, peleando, los científicos del enemigo pronosticaban tu muerte porque ellos mismos se procuraron la vía para inocular el veneno, su asombro competía con su frustración, al parecer eras inmortal.

Hoy día sabemos que si eras mortal, solo que nunca dejaste de luchar, antes de irte le metiste el último strike con la CELAC, el ahora lo debemos defender si ti, estabas tratando de defender el mañana y casi lo conseguiste, esta historia aún no termina Hugo y todavía aprendo cosas de ti, cuando una potencia hace exactamente lo que dijiste que haría, cuando un traidor corre a vender las monedas de plata donde señalaste, allí está tu leyenda más grande de lo que se ha escrito, porque en esos momentos de soledad donde debías decidir sobre el mañana de todo un pueblo, esos momentos donde descubrías quien te estaba dando la estocada mortal, en esos momentos tenías que ser grande para no enloquecer, para no abandonarlo todo y claudicar, de allí viene el título de este escrito, fuiste un hombre que dio guerra para conseguir la paz, libraste una batalla sin pólvora como muchos nunca en su vida podrán sostener, tu guerra era de ideas, de moral y de lealtad a tu país, lenguaje extraño para muchos pero necesario en estos tiempos, por eso Hugo cuando te fuiste noté que vendría, que estaba cerca la guerra, esa guerra de pólvora que nadie quiere pero que se sabe viene, a pocos días de irse el honorable y ejemplar Nelson Mandela te recuerdo como el hombre de Paz de nuestro continente, no necesitas un novel, tendrás toda una historia, espero el plan que hiciste rinda frutos en la día D en la hora H, Hoy cuando muchos de los que antes de que cante el gallo se han cansando de negarte, este servidor recuerda tus extraordinarios aciertos y perdona tus humanas equivocaciones, equivocaciones que a veces la historia desmiente pero que el enemigo se encarga de callar.

Hugo espero que tu partida física garantice el descanso merecido a tu alma, alma que estará con nosotros hasta la victoria siempre, recuerdo que una vez citaste un libro diciendo que al enemigo hay que tenerlo cerca y pensar que muchos no entendimos el mensaje, ahora nos toca vivir la profecía y detectar tus traidores para hacerte justicia, darte un poco de paz luchando por la nuestra, Hugo por el momento solo me defiendo con la pluma pero el día D, está cerca, ahora entiendo ese refrán “tenemos patria” que ridículo queda en boca de los ignorantes que lo repiten para burlarse de ti culpándote aún de nuestro presente, pero sé que luchaste también por ellos, porque su ignorancia es una de las cosas que quisiste combatir, por eso tanta lectura, historia y análisis, pero Hugo, ibas mucho más adelante que nosotros, ¿qué puede saber un adorador de lo extranjero del amor a lo propio? Se lo que querías, que nos diéramos cuenta de los que tenemos, “tenemos patria” y hay que estar preparados porque al empezar la guerra, ¡vienen a por ella!.


vicentejahn@gmail.com


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