Recordando y rememorando los 22 años de la Rebelión Cívico-militar del 4 de Febrero de 1992, y con el “Por Ahora” histórico del Comandante Hugo Chávez, se partió la historia del país en dos. Se inicia una nueva etapa histórica y se enciende la llama de la Revolución Bolivariana.
Sin tratar de ahondar en dichos análisis e historia conocidos por muchos de nosotros, es fundamental recordar uno de los elementos de base fundamentales que se esgrimía por parte de ese grupo de jóvenes militares que se alzaban contra el sistema del Pacto de Punto Fijo, y esté era la lucha contra un sistema altamente corrupto de las instituciones y sus dirigentes.
Han pasado 22 años de aquella gesta histórica, y van 15 años del inicio de las transformaciones profundas del sistema político venezolano, el inicio de la Revolución Bolivariana. La Lucha contra la Corrupción, sigue siendo un elemento medular y central de nuestro proceso político.
El tiempo pasa, y los vicios y viejas prácticas de hacer política se mantienen, a pesar de un gran esfuerzo hecho por el Comandante Presidente para erradicar tal práctica de la Administración Pública y la sociedad venezolana. Lamentablemente, la revolución no ha podido transformar elementos de fondo de una vieja cultura, antivalores y falta de probidad en muchos de los nuevos dirigentes políticos. No estamos descubriendo el agua tibia, es sólo que este hecho sigue siendo un mal endémico de la sociedad, las instituciones y parte de la nueva dirigencia política.
Sin embargo, tampoco es tarde, estamos a tiempo, porque los procesos de transformación sociales y políticos, que pretenden cambiar la estructura de base de un viejo modelo de sociedad por uno nuevo, no se logra de la noche a la mañana, no se logra en una década, puede ser un proceso más largo, por los niveles de complejidad que éste conlleva.
En este sentido, pretendo ser pro-positivo, y señalar algunos pequeños aportes para la discusión, análisis y debate que sirvan para construir un camino distinto en la visión de la Lucha contra la Corrupción, y mantener vivo uno de los objetivos históricos de la Revolución.
Un elemento fundamental sería, definir y dejar claro que la Gran Misión Eficiencia o Nada, debe caracterizarse por dos procesos distintos pero complementarios, donde no
hay orden de prioridad de alguno de ellos. A saber de:
A. La Lucha contra la Corrupción. Puede que sea necesario crear un Órgano Superior de Estado Anticorrupción. No puede ser un órgano burocratizado más de la Administración Pública Nacional, y en él deben estar presentes destacados dirigentes y personas con enorme sentido de responsabilidad, solvencia ética y moral, y con enorme capacidad técnica de actuación y fiscalización sobre otros entes y dirigentes que pretendan ocupar (revisar postulaciones inclusive) cargos directivos y administrar recursos del Estado. Esté órgano debe tener un carácter técnico-político, y debe acompañar a los órganos de control formalmente establecidos en la Constitución Nacional. No pretendemos acá convertir esta idea en la conformación de un Estado policial, pero si, tener la previsión de escoger a los más adecuados, y revisar constantemente su actuación.
B. El Establecimiento de Políticas y Estrategias para alcanzar la Eficiencia, Eficacia y Calidad de la Gestión Gubernamental.
La mejor forma de atacar la corrupción, no es investigando y sancionando, es ser previsivos, y otro elemento esta en la capacidad de ser altamente eficientes y honestos a la vez. Y para ello:
Es fundamental establecer políticas de formación y capacitación a los altos y medios funcionarios de la APN, que le permitan asegurar una gestión eficiente. Para ello, es necesario, crear un Instituto de Altos Estudios de Gobierno y Administración Pública, con la capacidad técnica y pedagógica para capacitar a niveles óptimos. Y con la capacidad de estudio e investigación que permita en el mediano plazo, desarrollar un nuevo modelo de Administración Pública, acorde a los nuevos tiempos y realidad institucional del país, que acompañe definitivamente la transformación del Estado venezolano. Esta propuesta inclusive, puede implicar recoger o suprimir algunas escuelas e instituciones ya existentes, que no cumplen su función y/o están caducas, no acordes a la nueva realidad y consumen altos costos operativos y presupuestarios sin ningún resultado e impacto. Se requiere hacer un verdadero diagnóstico al respecto, y tomar decisiones acertadas con dureza y sin contemplación. (experiencias en otros países cercanos, se han visto, y están funcionando).
Por otra parte, y de acuerdo a diversos estudios en la materia, y por la experiencia alcanzada en otros países, proponemos la creación de una Agencia Estatal de Evaluación de Políticas y Servicios Públicos, de forma tal, que sea el órgano rector que prepare, elabore e instrumente las técnicas, los modelos y metodología para desarrollar el seguimiento y evaluación de las políticas y servicios públicos. Tiene que tener un carácter técnico-político, y debe estar adscrito al Ministerio del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno. Debe tener la capacidad de influir en los demás entes y órganos de la Administración Pública Nacional, bien mediante Ley o por lineamientos e instrucción directiva presidencial, para desarrollar mecanismos de mejora en los proceso de gestión gubernamental.
En lo inmediato, se propone también, establecer lineamientos claros y firmes a todas las Oficinas de Seguimiento y Control de Políticas Públicas de los distintos Ministerios, para articular el trabajo (según métodos e instrumentos definidos previamente) para hacer seguimiento a los distintos proyectos y programas que se ejecutan en cada uno de ellos, según el POA por cada uno establecidos a desarrollar por año. Es decir, establecer políticas de coordinación inmediatas y de verdadero seguimiento de proyectos, programas y políticas, que ayuden a sistematizar información, para poder obtener datos certeros de la actuación pública y así mejorar la toma de decisiones políticas con sentido más racional, y evitar la improvisación que en muchos casos es la máxima que se apodera de muchos directivos públicos, por la necesidad de rendir cuentas inmediatas para mantenerse en los cargos, o presentarse ante los órganos superiores como muy eficientes, sin serlos en realidad.
Estas ideas, aclaro, no son producto de una improvisación, son apenas unas lineas elaboradas y preparadas en función de investigaciones, análisis y revisión de documentos, experiencias y modelos que se han planteado en otras latitudes y con buenos y mejorables resultados. Es el indicador de un trabajo científico pero con una visión política bien clara, de profundización del proceso de transformación social del Estado, que transite definitivamente hacia el socialismo, como sistema y expresión de vida en sociedad, más justa y equitativa.
Esperemos que no siga pasando el tiempo y no profundicemos en nuestra realidad. Dejemos un poco de lado la simple retórica discursiva, y pongamos el acento de las capacidades técnicas y científicas en igualdad de condiciones a la visión política.
Quedo a la disposición de cualquiera y de las instituciones, junto a otros investigadores para profundizar sobre estas ideas.