No hemos llorado suficiente tu partida Comandante, no ha habido el tiempo para llorarte como se llora con desgarro a un ser amado, nos ha quedado un nudo en la garganta todavía y el sabor incomprendido de tu ausencia. El dolor ha estado allí, agazapado en la sonrisa triste de tu pueblo, tu muerte, atravesó como espada el corazón indefenso de la patria, no ha habido tiempo para entender con razones tu partida. No ha habido tiempo para llorar la pena que nos produce, tu silencio ensordecedor.
Más sin embargo, se te escucha sigiloso entre las hojas, se te observa vigilante en la cima como el águila, el zumbido del viento trae de lejos, tu voz inconfundible que alerta tu presencia. Más allá de las formas, de los cantos, de los ríos y los mares, refulge tu grandeza en el horizonte claro, renaces en cada mañana y en cada flor que amanece. Tu palabra sabia permanece en la consciencia revolucionaria. Estás allí, imponente en la montaña, ondulante en la Bandera de Venezuela, sonando incesante en las notas de nuestro glorioso himno.
Se estremece tu fuerza al alzar el puño entre las masas, los caminos ya no son tan lejanos cuando tus sueños vuelan Comandante. Estás entre nosotros como el aire que se respira, como un punto de color en nuestras vidas, brillas con tu luz en el espacio infinito, como escarcha en el mágico cielo, se esparcen tus pensamientos, tu sonrisa ilumina de esperanzas el firmamento, renacerás como el arcoíris, después de la lluvia.
A tu partida, quedamos los revolucionarios, custodios de la patria heredada, celosos guardianes de tus logros, siguiendo el sendero de tus pasos firmes. Dejemos correr el llanto entre las piedras, que se vaya con el rio de tus sabanas libres, que las trompetas anuncien los nuevos tiempos azules en tu nombre! Hasta siempre amigo Chávez!
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