¿El Bloque Histórico Democrático y Popular? ¿Es posible la “Unidad Patriótica y Revolucionaria” del Proceso Bolivariano? (Parte I)

¿EL BLOQUE HISTÓRICO DEMOCRÁTICO Y POPULAR?

¿ES POSIBLE LA “UNIDAD PATRIÓTICA Y REVOLUCIONARIA” DEL PROCESO BOLIVARIANO?

(PARTE PRIMERA)

Nahual Zapata

“Las revoluciones (…) se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a sus adversarios para que este saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás”

(Marx- XVIII Brumario de Luís Bonaparte)

                                                                                        

1.- ¿QUÉ ES ESO DE NUEVO BLOQUE HISTÓRICO DEMOCRÁTICO Y POPULAR?

En el discurso de clausura de la Plenaria del III Congreso del PSUV tomó la palabra, quién fue designado Presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) (en forma unánime y por aclamación por los 900 delegados electos y natos presentes[1]), Nicolás Maduro[2], preguntando si la noción de “Bloque Histórico” empleado por Chávez era un término derivado de Gramsci o de la Filosofía de la Liberación de Enrique Dussel.

Una pregunta interesante si se conoce el contexto situacional de degradación del debate teórico-crítico en el seno de la Revolución Bolivariana[3]. No está de más aclarar la pregunta: se trata ciertamente de Gramsci, a partir de la lectura de Comandante Chávez del libro de Hugues Portelli (Gramsci y el Bloque histórico[4]) empleada en diversas intervenciones. Un dato significativo de quién fue un lector permanente y un promotor del estudio político de las tradiciones del pensamiento revolucionario en el siglo XX. ¿Rechazó acaso Chávez la teoría, el estudio, la reflexión, la crítica? De ningún modo.

Ahora bien, prestemos atención a las palabras de Nicolás  Maduro:

“Quinta línea, la constitución del Gran Polo Patriótico una audaz política de repolarización, correcto. Y ustedes han decidido, hemos decidido en este Congreso, ir a una nueva fase del Gran Polo Patriótico, en lo social y en lo político. Es por eso, que tomando estas decisiones, bueno como Presidente del Partido, he decidido crear la Vicepresidencia de Movimientos sociales y del Gran Polo Patriótico y designar a la compañera Blanca Ekhout para que asuma esta Vicepresidencia vital para la política de alianzas y de ampliación del espectro de fuerzas sociales y políticas de la revolución. Además, que Blanquita ustedes saben, tiene la visión, la experiencia en la lucha social, la paciencia, la sabiduría para seguir miren hilvanando los sistemas de alianzas, retomando Blanca, compañeros del Gran Polo, el concepto gramsciano, original del comandante Chávez; tomado de Dussel ¿no? Elías, gramsciano y dusseldiano, de la construcción —Blanca— del nuevo bloque histórico de la Revolución; del Nuevo Bloque Histórico democrático, de la gran alianza para la hegemonía democrática, de los valores y del proyecto revolucionario. Retomemos el concepto del Nuevo Bloque Histórico, para que el partido sepa cómo debe trascender su acción en la sociedad, y tenga el espíritu de humildad para atraer, unir, juntar fuerzas, voluntades, convocar al país, convocar al país; ser una Vanguardia que convoque, que dirija, que avance en el ritmo que hace avanzar al resto de las fuerzas revolucionarias patrióticas de nuestro amado país.”

En cierta medida, la nueva Vicepresidencia del PSUV ratifica la continuidad de decisiones tomadas por Chávez en el año 2012 en la designación del Comando Nacional de Campaña Batalla de Carabobo 2012, en la cual fue  nombrada la Comisión para el Gran Polo Patriótico y Partidos Aliados, asumida por Blanca Eekhout por la organización política PSUV y Yul Jabour por la organización política PCV[5].  El año 2012 aparecían como un año de activación del GPP y de los Consejos Patrióticos territoriales y sectoriales, pero poco a poco  fue menguando[6] su actividad, su proyección organizativa y movilizadora. De manera, que vale la pena ejercer una revisión a fondo de lo logrado hasta ahora en materia de acumulación de fuerzas del GPP desde el año 2012 hasta hoy.

Por otra parte, una respuesta a la inquietud del ahora Nuevo Presidente del PSUV Nicolás Maduro, requiere de cierta profundización teórica. Es decir, cabe invocar la reflexión, por muy desacreditada que esté, dados los epítetos que miembros de la Alta Dirección política del PSUV han lanzado[7] ante el momento urgente e indispensable de la “teoría revolucionaria” (“Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria”-Lenin dixit) y ante las “posiciones críticas” presentes en el campo bolivariano (la “teoría crítica” es un momento teórico de la investigación militante para orientar y enriquecer el despliegue de la praxis revolucionaria).

Podríamos comenzar por las nociones; es decir, por las representaciones que se han venido tejiendo como “sentido común” sobre el Bloque Histórico. ¿Cómo Chávez empleó el término de Hegemonía y de Bloque Histórico a partir de la lectura del texto de Hugues Portelli?

La evidencia histórico-documental existe, la encontramos, entre muchos otros documentos, en la conversación realizada por Chávez con Jessica Sosa el día 13 de octubre del año 2011. Chávez señalaba tajantemente en aquella entrevista que “¡(…) no hay 10 millones de oligarcas en Venezuela! Ni hay 5 millones de oligarcas...”. Continúa Chávez:

“Este librito de Portelli sobre Gramsci, y yo por aquí rayando, y rayando, hice un dibujito...tratando de representar las ideas, en unos gráficos.  A ver... A ver si lo consigo! Por aquí, por aquí, sobre la nueva hegemonía, ¿ven? Para decirlo con Gramsci, de eso se trata... Allá está la pantalla, Uds. a lo mejor... Y nos presenta en un libro pequeño, en la página donde él mismo dibujó, unos gráficos... el libro es sobre Gramsci... Aquí está!  Elías, tú me puedes ayudar aquí (a que le sostenga el micrófono) Una crisis orgánica, estamos nosotros dentro de una crisis (el dibujo es un rectángulo, en el que escribió Crisis Orgánica). Esa crisis comenzó en Venezuela hace décadas! Es una crisis muy profunda.  Una Crisis orgánica.  El Nº1. Aquí! La Crisis orgánica, bueno, la única forma de superar la Crisis, es que nazca de ella, un nuevo sistema hegemónico. Aquí lo represento, con el Nº 2.  Un Nuevo Sistema Hegemónico. Con la unión de las clases fundamentales. El habla de la clase fundamental.  Yo, hoy, prefiero hablar de las clases fundamentales. Porque la clase obrera, y el papel de la clase obrera, hoy, no es el mismo papel, aquel que le asignara la teoría, y le asignaron algunas luchas concretas,  de hace cien años, de hacen ciento cincuenta años.  ¡Hoy el mundo es muy distinto! Muy distinto!  ¡Por eso es necesaria la unión de clases! ¡Y la clase obrera tiene que trascenderse ella misma! ¡Eso es uno de los grandes retos de la clase obrera venezolana! Así como es uno de los grandes retos de los Partidos...trascenderse! ¡Ir más allá de sí mismos!” 

De las líneas anteriores de Chávez surgen nociones de apropiación abierta del texto de Portelli. Chávez no dice: “Portelli tiene absoluta razón”, sino que crea y resignifica lo planteado sobre las nociones de sistema hegemónico, crisis orgánica, alianzas de clases, clases fundamentales, centralidad de la clase obrera, centralidad del partido revolucionario. Se trata de una interpretación abierta a debate y controversias.

Chávez intenta hablar no desde el dogma, desde la doctrina, sino desde la adaptación creadora de la teoría marxista de Portelli a las nuevas circunstancias históricas del espacio-tiempo Venezolano; no es la aplicación de una doctrina acabada, sino el ejercicio del pensamiento estratégico, del pensamiento crítico y revolucionario. Por eso es preciso retener la idea de Chávez de trascender la centralidad de la clase obrera como clase fundamental, y trascender la idea de partido: ir más allá del partido desde el partido mismo, superando dos tesis contrapuestas:

a) Un partido hegemónico es la solución del problema de las alianzas y a la unidad patriótica y revolucionaria, postura que se acerca al partido dominante hasta deslizar al partido-único.

b) Un partido hegemónico es en realidad el problema que impide las alianzas y la unidad patriótica y revolucionaria, postura que tiende a generar una postura anti partido.

Hay que retener con mucha atención estos elementos del discurso de Chávez para profundizar en el análisis: crisis orgánica, nuevo sistema hegemónico, unión de clases y trascender el partido. Pero antes, vamos a analizar qué sentido tiene el Nuevo Bloque Histórico en la construcción de la acumulación de fuerzas, pues si de algo estaba claro Chávez es que la Revolución Bolivariana debería contar con capacidad de convertirse en un movimiento mayoritario, contar con respaldo suficiente para avanzar en las tareas de la Revolución Socialista como cambio de estructuras históricas, no sólo como reformas a las estructuras existentes.

Además: ¿Es acaso importante en la consideración de la noción de Bloque Histórico (y de un concepto asociado: el Sistema Hegemónico), comprender el juego electoral de mayorías y minorías, o en términos más amplios, las relaciones de fuerzas electorales, como primer peldaño para comprender la correlación de fuerzas sociales, políticas, militares e internacionales?

La apreciación estratégica sigue siendo, en primer lugar, la herramienta para captar la capacidad de la revolución y de la oposición venezolana de contar con un aumento de respaldo electoral en un flujo de ascenso de su base social  y territorial de apoyo de masas a lo largo de los últimos 4 años. ¿Quién acumula fuerzas, quién des-acumula fuerzas?

¿Cómo fue posible que el 14 de abril del año 2013, la oposición venezolana, representación social de los intereses, demandas y aspiraciones del Gran Capital y del Imperialismo y la vez representación política de una dirección de derecha, haya conquistado la suma de 7.363.980 votos, creciendo con relación a la votación del 10 de octubre de 2012 (6.591.304 votos) en 772.676 votos; y que la diferencia entre la candidatura del sucesor escogido por Chávez: Nicolás Maduro y la candidatura opositora, haya sido de tan sólo 223.599 votos; una cifra atípica e inédita en las elecciones presidenciales durante todo el ciclo político de la Revolución Bolivariana conducido por Chávez? Por el otro lado, la cifra de la candidatura del Gobierno Bolivariano pasó de contar con 8.191.132 votos en Octubre de 2012 a 7.587. 579 el 14 de abril de 2013, perdiendo 603.553 votos en tan sólo 6 meses.

Se trata nada más que de un efecto de superficie (aspecto electoral) de las correlaciones de fuerzas, del movimiento de ascenso y descenso, de flujo y reflujo, de los estados de ánimo y la psicología política de masas para cada “polo de referencia”. En aquel momento de dinámica de fuerzas electorales era posible captar el flujo y el reflujo en ambos polos de referencia: flujo de ascenso para el factor oposición, reflujo electoral para el factor gobierno. ¿Fue superada esta situación con las elecciones municipales del 8-12-2013?

En cierta medida sí, pero no de manera absoluta. No es posible comparar linealmente “Peras” con “Manzanas” (Elecciones presidenciales y Elecciones municipales), aunque hay que reconoce el intento opositor de convertirlas en un Plebiscito, lo cual le otorgó un acento especial a las elecciones del 8-D.

En este intento permanente de producir y mostrar un evento de des-legitimación absoluta de la revolución, reside la amenaza, el peligro, el riesgo latente para el proceso bolivariano, más aún cuando el viento de las condiciones económicas de la población tiene un claro sentido de fuerzas en contra:

“(…) la ruptura del equilibrio de fuerzas (Gramsci se refiere aquí a la Revolución de 1789 en Francia) no ocurrió por causas mecánicas inmediatas de pauperización del grupo social que estaba interesado en romper el equilibrio y que de hecho lo rompió, sino que ocurrió en el marco de conflictos superiores al mundo económico inmediato, relacionados con el "prestigio" de clase (intereses económicos futuros) y con una exasperación del sentimiento de independencia, de autonomía y de poder. La particular cuestión del malestar o bienestar económico como causa de nuevas realidades históricas es un aspecto parcial del problema de la correlación de fuerzas en sus varios grados. Pueden producirse novedades ya porque una situación de bienestar quede amenazada por el nudo egoísmo de un grupo adversario, ya porque el malestar se haya hecho intolerable y no se vea en la vieja sociedad ninguna fuerza capaz de mitigarlo y de restablecer una normalidad con medios legales. Por tanto, se puede decir que todos esos elementos son manifestación concreta de las fluctuaciones de coyuntura del conjunto de las correlaciones sociales de fuerza, en cuyo terreno se produce el paso de esas correlaciones sociales a correlaciones políticas de fuerza, para culminar en las correlaciones militares decisivas.”[8] (Gramsci)

Lo primero que hay que sacudir en el análisis de las relaciones de fuerzas; es decir, en el “análisis concreto de la situación concreta” es el triunfalismo y la soberbia (subestimación del oponente). Hay que comprender el pasaje de las correlaciones sociales a las correlaciones políticas de fuerzas. La oposición de derecha no ha sido derrotada, sino neutralizada o contenida. La ventaja electoral, no permite decir otra cosa.

La derecha electoral cuenta aún con un piso electoral (masa crítica disponible) que puede poner en riesgo la continuidad del proceso bolivariano. Ciertamente, su dirección política atraviesa una crisis de unidad y liderazgo, pero cuenta con “base de masas”. Además por otro lado, la crisis económico-social erosiona la base social de apoyo de la revolución, aunque puede refugiarse en la abstención, en el voto de resignación, antes que migrar al voto opositor.

Es allí donde cobra sentido lo planteado por Chávez, para pasar del análisis de la situación electoral, sus flujos y reflujos, a aspectos más profundos de coyuntura política y de la estrategia de poder presentes cuando se hace mención a la noción de Bloque Histórico.

 

2.- ¿POR QUÉ SI GANAMOS DE MANERA “CONTUNDENTE” EL 8-D, OCURRIÓ “LA SALIDA”?

Los resultados electorales del 8 de diciembre de 2013 generaron una ola de entusiasmo y expectativas positivas para el proceso bolivariano. Algunos analistas señalaron[9]:

“En las elecciones municipales celebradas en Venezuela el 8 de diciembre de 2013, con el 97,52% escrutado y una participación del 58,92, el chavismo obtiene un resultado total de 49,24% de votos frente a un 42,72% de la oposición. Otras candidaturas independientes obtuvieron un 8,03% de los votos. Para estas elecciones municipales, nadie se atrevía a hacer pronósticos de los resultados, eran una gran incógnita sin Chávez, el ajustado triunfo de Maduro el pasado 14 de abril y los problemas económicos que han azotado el país en los últimos meses”.[10]

Estas elecciones municipales se presentaron desde la oposición como un plebiscito a la Gestión de Maduro y sus resultados pretendían vislumbrar la era post-Chávez, medir la temperatura de la masa crítica del proceso y ver el comportamiento del núcleo duro de ambos bloques.

Con estos resultados, al parecer, las últimas medidas decretadas por el gobierno de Maduro contra el desabastecimiento y la especulación podrían haber movilizado el voto socialista y haber entrado en juego cierto instinto de clase. Las últimas medidas del gobierno contra la especulación de los empresarios en el año 2013, despertaron ciertos grados de conciencia de clase en la población venezolana que, al menos, vio  un reflejo del gobierno favorable a los sectores populares, aunque las elecciones significaron:

No es un cheque en blanco para Maduro, este pueblo lo ha demostrado. Es un pueblo que continuamente cuestiona el orden establecido y es irreverente, que tiene claro que el gran legado de Chávez es la conciencia de clase y la unidad de la izquierda, algo que parece imposible en otras latitudes. Después de 15 años de gobierno, a pesar de los millones de dólares en propaganda contra el proceso, de la guerra económica, de las maniobras de desestabilización, de los graves errores de gestión, ineficiencia, falta de planificación, improvisación, corrupción, inseguridad y sin Chávez, cuando muchos apostaban por una debacle electoral y esperaban el principio del fin del chavismo, el socialismo ha vuelto a derrotar al capitalismo en Venezuela. No ha sido una victoria del gobierno, ha sido una victoria ideológica. Los medios de comunicación comerciales y las grandes corporaciones económicas internacionales, no terminan de comprender que es muy difícil engañar a este pueblo rebelde y luchador que ha despertado su conciencia.”[11]

“El principal significado de la clara recuperación del voto bolivariano en las pasadas elecciones del 8-D, contra todas las voces agoreras de los “profetas del desastre”, fue la derrota contundente de la tesis opositora  del plebiscito para “sacar a Maduro de Miraflores”. Así mismo, la  orquestación política y mediática de la derecha continental y mundial se  quedó con los crespos hechos imaginándose que el chavismo estaba a  punto de sufrir su más estrepitosa derrota.”[12]

Vale la pena revisar algunos documentos sobre aquel evento electoral para no darle libre cauce al “triunfalismo”[13], y para recordar que ya para ese día estaba montado un esquema de deslegitimación de la Presidencia de Nicolas Maduro:

“La principal barrera de contención de los planes desestabilizadores de la derecha, fue la unidad de la multitud chavista, bolivariana, plebeya y revolucionaria alrededor de su liderazgo. El pueblo bolivariano organizado, le puso límites a quienes lo siguen minimizando y desvalorizando como sujeto del cambio en Venezuela. Si la cadena de equivalencias entre el protagonismo popular, el prestigio del liderazgo político de la Revolución Bolivariana y el legado revolucionario de Chávez logra consolidarse, la correlación de fuerzas seguirá siendo favorable para la conducción del Presidente Maduro, que sigue siendo subestimado por una oposición y por algunos sectores bolivarianos vacilantes que no comprenden ni descifran sus cualidades de liderazgo.”[14]

Los resultados del 8 de diciembre de 2013 parecían darle la razón a Chávez cuando señaló en aquel discurso del 8 de diciembre de 2012 la consigna: Unidad, Batalla, Lucha y Victoria. Sin embargo, la derecha asimiló la situación, replanteando formas de lucha que conducían a no plegarse a una táctica de organización y movilización meramente electoral. Esto implicaba “pasarle factura” a la dirección de Capriles ante su intento de convertir el 8-D en un plebiscito a favor de su liderazgo, un evento que según los cálculos de diversas tendencias opositoras permitiría activar un plan de acoso y derribo a corto plazo frente al “debilitado” Gobierno de Maduro, utilizando como portaviones el malestar por efecto de la situación económica.

Es a partir de este resultado y de los cambios en la propia geografía electoral opositora (y la correlación de fuerzas de los factores internos de la MUD), que se dio curso a la aventura política de Leopoldo López, María Corina Machado y un agazapado Antonio Ledezma con su planificación de “La Movida Parlamentaria” y lo que a la postre será “La Salida”[15]:

“La diputada María Corina Machado especificó que tanto la renuncia a la Presidencia, la enmienda constitucional, el referéndum revocatorio y la Asamblea Nacional Constituyente son las opciones planteadas por la Constitución. “Es a ese debate al cual estamos llamando hoy, porque cuando un ciudadano vive en democracia, tenemos el derecho a exigir el cambio de régimen en cualquier momento, pero cuando no es democracia, sino una dictadura, ese derecho se transforma en un deber”.”

“Leopoldo López, coordinador nacional de Voluntad Popular, expresó que “el próximo domingo 2 de febrero, nosotros tendremos una jornada nacional de asambleas de calle, que se va a repetir en todo el territorio nacional y en el que impulsaremos este debate (…). Tenemos que incorporar ese sentimiento de frustración y esa vocación de cambio que tiene el pueblo venezolano ante la crisis profunda en la que nos ha sumido el gobierno de Nicolás Maduro, ante la escasez, ante la devaluación que realizaron ayer mismo, ante el desempleo y especialmente, ante la inseguridad. Por eso nosotros queremos que en estas asambleas de calle, que se van a dar en todo el país, debatamos #LaSalida de un gobierno antidemocrático, ineficiente y corrupto que en nada se preocupa por resolver los problemas de los venezolanos”.

Y si lo visible y a vox populi no fuera suficiente, también no puede dejar de prestarse atención a la siguiente entrevista de un maestro de la conspiración en la Venezuela del siglo XX: Luis Miquelena[16], con el picante titular: “Hoy en día la ofensiva no se plantea en el campo electoral”. Veamos algunos párrafos:

“Aquellos momentos (se refiere al 23 de enero de 1958) fueron producto de una intensa lucha, librada por verdaderos combatientes que se jugaron la vida durante el tiempo que prevaleció la dictadura. El arrojo de los jóvenes de aquella época, ejemplo para las generaciones actuales, nos dice que nada se conquista sin un gran esfuerzo y la acción permanente en defensa de los ideales que defiendes.”

“Ese es, precisamente, el opio que parece estar arraigándose en la oposición (la creencia en la democracia actual). Esos amagos de democracia, que se manifiestan en elecciones, son remedos de libertad que, en el fondo, no pasan de eso, de remedos. Las reivindicaciones que estuvieron planteadas en aquel momento son las mismas de hoy.”

“En aquella época no existía un elemento distorsionador, verdaderamente miserable, que padecemos hoy, como es la intervención directa de Cuba, que ha convertido al país en sucursal de La Habana. Tenemos, además, otro agravante en relación con el 23 de Enero, porque si antes luchábamos contra adversarios venezolanos, hoy las cosas han cambiado y se agrega un nefasto ingrediente: el comunismo. Eso nos obliga a no dar tregua en este lucha contra el Gobierno porque se trata de un régimen que no solo niega las libertades, sino cuya concepción económica (el estatismo desatado) ha destruido por completo el aparato productivo y la propiedad privada.”

“Es un comunismo de alpargatas porque no constituye, ni siquiera, una representación comparable con experiencias en otros países. Aquí se han impuesto unas camarillas que le han entrado de lleno a los recursos del país de la manera más inmoral y una corrupción sin límite.”

“Pero no se puede concebir la electoral como la única forma de lucha. La luchas populares, por las reivindicaciones de los más pobres, implica manejar el conflicto que, de una orilla a la otra del país, toca los resortes más sensibles de la sociedad venezolana. Todo eso requiere el despliegue de una ofensiva que no está, precisamente, planteada en el campo electoral. Por ahora no hay elecciones a la vista y debemos atender el reclamo que nos hace el país para que libremos una lucha, sin cuartel, conducida por los sectores de oposición.”

“En las elecciones (se refiere al 14 de abril de 2013) quedó establecido un hecho evidente para el país: la elección resultó fraudulenta, tal y como denunciaron las fuerzas democráticas. Pero la respuesta no podía limitarse a un simple recurso jurídico, acudiendo a los tribunales que es uno de los factores más corruptos de nuestra sociedad, y mucho menos a los organismos internacionales porque ya sabemos que este gobierno los ha negado reiteradamente.”

“Una vía distinta. La salida a la calle de un millón de personas, 500 mil, 200 mil, denunciando el fraude y llevando adelante una causa tan legítima como el reconocimiento de la voluntad popular. En tales circunstancias esa era la única manera.”

“Periodista: ¿No iba a costar eso el sacrificio de vidas en cifras inimaginables? Miquelena: Tú sabes, y lo saben los luchadores sociales, que quien toma la responsabilidad de conducir la batalla política, debe asumir riesgos. Cuando hablas del 23 de Enero sabes que se trata de una culminación de una batalla que se dio con saldo de muertos, heridos, torturados, encarcelados. La historia demuestra que ninguna batalla política es incruenta. Todo lo contrario, son duras, violentas y representan esos riesgos que los dirigentes deben asumir.

“Y creo que sigue engatillada (se refiere a la oposición). Aquí existen protestas provenientes de todos los sectores. Las inmensas colas en los supermercados dicen a las claras que no hay comida y cuando se consigue, mucha gente no tiene con qué comprarla. De manera que el pueblo está viviendo una situación conflictiva. ¿Y quién se ha puesto al frente de esa lucha? Los obreros siderúrgicos de Bolívar viven en permanente reclamo y nadie de la oposición se ha preocupado en acompañarlos. Hubo huelga de estudiantes y profesores, vista con simpatía por el país y nadie estuvo con ellos.

Sobre el 8-2-2013: “Sin embargo, no considero como una derrota los resultados de diciembre. En esa campaña salieron a relucir grandes recursos espirituales y políticos con los cuales aún cuenta el país y en las grandes ciudades la oposición obtuvo victorias importantes.”

“El factor electoral está planteado, pero a largo plazo. Estamos ante un conflicto que requiere la aplicación de otros métodos, la lucha del pueblo en la calle, para lograr, en lo posible, el cambio que debe producirse.”

“Periodista: El 23 de Enero la intervención militar fue decisiva. Miquelena: Fue decisiva, pero con un elemento muy importante: las fuerzas civiles estaban en contacto con las fuerzas militares y coincidieron en el planteamiento. Los civiles salieron a la calle junto con los militares. Y se dio una batalla que podríamos entender como cívico-militar. Los militares no son indiferentes, sufren las mismas consecuencias y penalidades de los civiles y estoy seguro que muchos de ellos no ven con buenos ojos las políticas que adelanta el gobierno y apostarían, más bien, a un cambio del cuadro que hoy padecemos.”

“Periodista: Entonces, ¿cuál es el verdadero diálogo? Miquelena: Aquel que se da cuando las fuerzas se pueden parangonar y van a las conversaciones en ciertas condiciones de igualdad. No con una debilidad que impide, ni siquiera, pensar en la posibilidad de un acuerdo porque éste, al final, no serviría para nada.”

Esta entrevista pudiera ser una anécdota de un viejo líder histórico de filiación comunista, ahora furibundo luchador anti-comunista, si la fecha de la misma no fuera relevante: 26 de enero de 2014, 17 días antes de la Marcha del 12 de febrero.

Es decir, mientras el Gobierno suponía que los resultados del 8-D generaban viento a favor para su esquema de medidas económicas, manteniendo una línea de acción ofensiva para la regulación de los sectores capitalistas, hecho anunciado por Maduro ante la AN el 15 de enero de 2014[17], surgieron hechos sobrevenidos que obligaron a abrir un cauce para el Diálogo y trabajo conjunto a favor de la lucha contra la inseguridad, a partir del asesinato de la actriz Mónica Spears.

El Gobierno intento atajar la ola de indignación ante tal lamentable hecho, pero sectores de oposición plantearon la necesidad de no cooperar en aquel momento con el Gobierno nacional, pues se ponía en riesgo el diseño conspirativo de base, “oxigenando” a un Gobierno que debía ser debilitado y forzado a renunciar con la presión de calle.

Adicionalmente, la entrevista revela el persistente camino de la “combinación de las formas de lucha” que ahora inyectan a las estrategias de la derecha, “grupos auxiliares” con pasado izquierdista que optaron por servir a la derecha como mediadores estratégicos, ahora reciclados como “militantes demócratas anti-comunistas” financiados por Washington.

Lo que queda claro es que el esquema de “La Salida” no fue una ocurrencia circunstancial y espontánea de unos jóvenes destemplados, sino el fruto podrido de un cálculo político de relaciones de fuerzas. ¿Qué hacía el Gobierno mientras tanto?

Es preciso ser muy suspicaces ante la pretendida unidad de la dirección política de la revolución bolivariana (incluyendo sus factores militares). El elemento “sorpresa” del plan opositor radical operó de tal manera y de manera tan fluida, al igual que un cálculo de reacciones de factores radicales bolivarianos (La campaña nacional e internacional de satanización de los “Los colectivos” muestra que había una “estrategia de tensión” montada sobre el escenario), que el esquema de la llamada “La Salida” partía de la premisa de generar, repetimos, una “estrategia de tensión”, que aprovecharía “el enfrentamiento entre grupos radicalizados en la calle” (que inevitablemente pondría al Gobierno contra las cuerdas), presionando a sectores de la Fuerza Armada a tomar posiciones ante una posible escalada de violencia entre venezolanos y venezolanas”. La “estrategia de tensión” ha sido un recurso manido por factores conspirativos internacionales de derecha, para debilitar gobiernos progresistas[18]. Otras organizaciones internacionales, como el International Crisis Group, se hicieron eco de un posible conflicto civil en Venezuela[19].

El recurso espacio utilizado para apalancar la protesta fue la geografía electoral ventajosa para la oposición en determinadas ciudades del país, en parte catalizado por el ascenso electoral de la organización Voluntad Popular liderada por Leopoldo López, y su control de determinados Municipios; así como, por factores radicales de oposición que rivalizaban con la dirección de Partidos que dudaban de lanzarse de nuevo al enfrentamiento terminal como Primero Justicia y Acción Democrática.

La escalada de acciones de protesta opositora se manifestó como parte de los objetivos del “programa de lucha” de la más declaradamente anti-comunista derecha opositora: “La Salida”[20] bajo responsabilidad de Leopoldo López, María Corina Machado, y sin subestimarlo, por parte de un operador político que no ha ocultado el apoyo que recibe del sionismo como Antonio Ledezma[21]. No puede dejar de analizarse esta iniciativa política fuera del contexto de la disputa por la hegemonía política interna en el seno de la oposición luego de los resultados del 8-D.

En ese marco se comprende el distanciamiento inicial de la dirigencia de la MUD ante tal convocatoria[22], pero de modo táctico, pues si bajo la hipótesis de que se produjera una revuelta con alguna relevancia en la opinión pública, o en el apoyo internacional implicará revisar a fondo los planteamientos iniciales y tímidos de “deslinde ante los atajos”.

El esquema de Capriles y de la dirección de la MUD era otro, como lo señala abiertamente en el mes de julio 2014 en entrevista a un medio electrónico venezolano[23]:

“Porque después de las municipales, el verdadero debate era el económico,  porque la crisis económica y social se veía venir y era  la que nos iba a permitir empujar  la crisis política; pero se hizo al revés: se empujó la crisis política poniendo a un lado lo económico y lo social.”

Para HCR, la trilogía dirigente de La Salida quemó los tiempos políticos de una estrategia de desgaste que requería otro tipo de pulso político.

“Lo lógico era esperar. Pero no esperar de brazos cruzados, sino hacer  un repliegue táctico. La gente piensa que cuando uno dice “vamos a esperar” cree que significa  no hacer nada. No. Mi planteamiento era “Vamos a darle la oportunidad a que la crisis económica y social haga su trabajo, porque sabíamos que venía, y  entonces hagamos, tácticamente, que la crisis económica y social se convierta  en crisis política. Pero plantearon una crisis política sin que la crisis económica y social hubiese hecho lo que tenía que hacer. Y bueno, chocaron las dos y mira donde estamos… Aunque este tema, para mí, debe ser un asunto de debate interno. No le veo ningún sentido que en la oposición se  siga discutiendo sobre la Constituyente o el revocatorio, en la calle.  Eso debe ser un debate interno y, luego que se produzca ese debate y  cuando se llegue a una conclusión, es que deberíamos sacar el tema  a la calle.”

Bueno, mi opción es que deberíamos, como oposición, desgastar la base de apoyo del gobierno, que es un trabajo de base. Eso no se hace con declaraciones. Ese es un trabajo presencial, de organización, es un trabajo casa por casa, pueblo a pueblo. Que el venezolano que hoy está en una cola  piense y tenga la convicción que está haciendo cola por culpa del gobierno. Y eso todavía hoy, aunque cuesta entenderlo, no ocurre. Porque hay gente en la cola que sigue creyendo que  es por la guerra económica o porque  hay especuladores que no hay comida. O gente que cree que está en la cola porque, como hay más poder adquisitivo, las cosas se acaban rápido.”

En este momento lo que se debe hacer no solo es que la gente asocie su problema con el gobierno, sino producir en esa gente la motivación de cambio. Y que además eso te permita mermar la base de apoyo del gobierno y bajarlo a seis, siete puntos. Este gobierno con seis por ciento  de apoyo, es lo que te permitiría, tácticamente, tomar la Constitución y decir: ¿Cuál es la vía? Es una reforma, es una enmienda, es una constituyente?”.

Para HCR, el Gobierno cuenta aún con una cifra alta de respaldo cercana al 40 %. No había que precipitarse en Enero, sino esperar e ir trabajando en la base del desgaste del apoyo popular a Maduro. Sin la desafección o deserción de un segmento importante del Chavismo, sobre todo los habitantes de los barrios, no hay posibilidad de invertir la correlación de fuerzas sociales para transformarla en correlación de fuerzas políticas, ahora favorable para la oposición.

Dice Capriles: “¿Nos hemos encargado también de desmontar los miedos del pueblo seguidor de Chávez? Eso no se desmonta solo. No es suficiente decretar la crisis porque, sin querer sonar poco modesto –creo que mientras mayor poder se tenga, se debe ser más humilde-, a la hora de entregar cuentas aquí están las mías: en la última elección nacional, casi un millón de personas seguidoras del Presidente Chávez votaron por mí. Quiere decir que no tuvo miedo a votar por mí, a pesar de todas las intimidaciones que sufrieron. ¿Y sobre la base de qué votaron por mí? Sobre la base de desmontar esos miedos. De enterrar prejuicios, tener un discurso incluyente y demostrar que uno cree en un proceso de inclusión.”

De manera que HCR considera que “el  chavismo de base con quien uno habla, me dice que tienen cierto miedo a la oposición porque oyen algunos discursos donde les dicen que la oposición va contra ellos, que les van a quitar el empoderamiento que hay  sobre la gente. Y se pregunta si los pobres serán la prioridad de un gobierno de oposición. Eso  me lo preguntan con frecuencia. Y, luego, no termina de quedar claro- y es una reflexión para todos-,  que si  alcanzamos el poder ¿Qué haríamos en el país?  Y allí es donde tiene que haber un esfuerzo de todos, grande, para responder. ¿Cómo resolveríamos el tema de las divisas, por ejemplo? ¿O el de la escasez?  No solo quedarnos en la crítica dura, que hay que hacerla, o en el diagnóstico de la situación, sino además si llegas al gobierno ¿cómo resolverías tu eso?”

En la oposición venezolana existen entonces dos esquemas de transición post-chavista: uno radical y extremista, que utiliza la “estrategia de tensión y polarización” (Track 1) con base a la denuncia de la “dictadura” y su “régimen”, proclive a los atajos políticos; y el otro que sólo aparentemente se concentra en la “estrategia de desgaste” (Track 2) para capitalizar el mayor grado de “masa crítica”, de descontento y desánimo en las bases sociales del gobierno de Maduro, para pasar en el momento oportuno a activar su plan de acción; es decir, cuando sea posible transformar la crisis social en una crisis política, resolverla incluyendo a sectores de base desilusionados del chavismo en el seno del esquema de transición, pero atacando si a su liderazgo y dirigencia política (“corruptos y enchufados”). En este último sentido, se trata de generar una cuña de división entre la base de masas del chavismo y su liderazgo político, lo cual debería prender todas las alertas sobre las propias debilidades morales, éticas, intelectuales y políticas del liderazgo bolivariano. Si el liderazgo está prestigiado es imposible la cuña de división. Dice Capriles:

“Debemos buscar, en la crisis que hoy tenemos, cómo la clase media y la clase popular se unen y  existe la posibilidad de que eso ocurra porque todos tienen los mismos problemas. Lo que sí  no debemos esperar es a que los barrios vengan a ti. Los que viven esperando a que los barrios bajen les digo: no esperes que ellos vengan, sino vete tú a los barrios, porque ellos tienen una dinámica muy distinta. Y allí es donde observo  que todo lo que pasó en estos meses, no movió a la gente de los barrios. Más bien el gobierno trató de meterse ahí para abrir la brecha entre la gente de las urbanizaciones y la gente de los barrios. Seguir alimentando esos prejuicios, esa separación, polarizar. Y yo le digo a los que queremos hacer un cambio en este país,  que nosotros tenemos que ser un puente entre todos los sectores. Periodistas: ¿Eso significa que, de ganar la presidencia,  gobernarías con alguien del chavismo? HCR: Es que yo creo que es absolutamente necesario, para que este país tenga futuro, que el chavismo y la oposición (y no me refiero a la dirigencia sino al pueblo), se reencuentren. La polarización le permite al gobierno una mejor posición. En abril funcionó a nuestro  favor porque la escogencia fue entre el gobierno o el pueblo, no del chavismo frente al no chavismo. Y no gobierno contra  oposición. Sino entre el gobierno y los venezolanos, porque este gobierno está contra los venezolanos.”

No estoy hablando de la dirigencia. No es que nos sentemos Nicolás y nosotros, como hicimos en Miraflores -que lo convertimos en  un debate y con esa intención fui, para contrastar-, sino abajo,  porque yo siento que abajo  el chavismo está muerto, completamente. Pero si del lado de la oposición la oferta son las guarimbas o  ese discurso que a veces está en las redes, donde ante cualquier divergencia te dicen traidor o colaboracionista…así no vamos a lograr nada.”

Para HCR la “estrategia de desgaste” fija como objetivo “una unidad perfecta para un proceso electoral, que es por circuito y no por municipios, al no tener unidad perfecta allí, sería tierra arrasada.”

“Veo una situación política de tal complejidad que va requerir de alguna decisión, y esa decisión, en mi opinión, tiene que ser electoral. No puede ser un golpe de Estado. Los venezolanos tenemos que erradicar el que la solución a un gobierno corrupto, que atropella, un gobierno como este, sea un golpe de Estado.”

¿Golpe de Estado, estrategia de tensión, estrategia de desgaste, crisis en la relación de fuerzas entre Parlamento y Ejecutivo luego de resultados electorales del 2015?

Vale la pena tomar nota de cada uno de estos detalles de la situación. Como vemos, los escenarios de la oposición en todo caso parten de la premisa de la necesidad de activar una crisis política, de transición post-chavista, no se trata evidentemente de construcción del socialismo ni de Plan de la Patria.

En cualquier caso, el esquema de “atajo político” implica valorar principios de acción presentes en una forma de lucha no electoral como: a) Fijación de objetivos, b) Unidad de mando, c) Iniciativa, d) Capacidad de maniobra, e) Sorpresa, f) Sencillez, g) Masa crítica, h) Logística y Economía de fuerzas, i) Inteligencia y seguridad. Como ha señalado con agudeza K'ou Hsun: “El supremo refinamiento en el arte de la guerra es combatir los planes del enemigo.”[24]

La llamada “Salida” implicaba una alteración radical del orden constitucional y de sus cronogramas electorales, de la estabilidad del régimen y del Gobierno; es decir, un “Punto de Quiebre” político para forzar la salida de Maduro sin necesidad aparente (pero sin descartar) los esquemas clásicos de “Golpe de Estado”. Este mismo esquema general pretende ahora re-editarse bajo el formato de “Congreso Ciudadano por la reconstrucción del país”[25]. De manera que la oposición (tanto de la MUD, como fuera de ella) parte de un análisis semejante al que realiza el ICS[26] cuando habla del “punto de quiebre”:

“La turbulencia, anticipada hacía tiempo por Crisis Group y otros, es el resultado de dos interpretaciones irreconciliables de la historia venezolana reciente. De acuerdo al gobierno del presidente Nicolás Maduro, sus orígenes residen en una conspiración por parte de miembros de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y fuerzas foráneas (en particular, los Estados Unidos), para deponer a su gobierno y restaurar el régimen “oligárquico” que perdió el poder frente a Hugo Chávez, predecesor y mentor de Maduro, en las elecciones de 1998. Su motivación principal, de acuerdo a esta interpretación, es el control de las reservas de petróleo del país, estimadas por algunos como las más grandes del mundo. Para la MUD, cuyos principales líderes fueron tomados por sorpresa por la intensidad y duración de las protestas, la raíz está en la insistencia del gobierno en políticas socialistas radicales y su falta de respeto por la Constitución; las dificultades económicas, el crimen y la exclusión política complican aún más la situación.”

“El diálogo que se inició a finales de marzo sigue siendo frágil y es facilitado por los ministros de Exteriores de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y el Vaticano. Este diálogo ha llevado al gobierno, y al menos una parte de la dirigencia MUD, a la mesa de negociaciones. Para tener éxito, es necesario abordar los factores clave que llevaron a la crisis. Tiene que sentar las bases para el consenso político que es vital para que la crisis económica, así como la delincuencia violenta, deban ser abordadas de manera eficaz. Por encima de todo, debe restablecerse la autonomía de las instituciones estatales clave, especialmente el Tribunal Supremo (TSJ), la Oficina del Procurador General (Fiscalía General) y la autoridad electoral (CNE), y los funcionarios tienen que ser profesionales verdaderamente independientes y respetados. La violencia en las calles es en parte una consecuencia del hecho de que la resolución pacífica de los conflictos ha sido bloqueada por el control e intervención del poder ejecutivo de los canales a través de los que normalmente se efectúa.”

El ICS pretende lavarle las manos a la oposición en bloque: “La oposición fue tomada por sorpresa”. Además, “con las coincidencias que son pura casualidad”, plantea la agenda de la oposición. No, el imperialismo intentó una operación sorpresa que sólo cumplió objetivos secundarios, no principales. Por otra parte, María C. Machado en el escrito, titulado “Si hay una salida a la crisis”[27], enfatiza la visión catastrófica que sobre el país exhibe este sector opositor de extrema derecha anti-comunista. Este documento aparece ahora un día antes de la comparecencia de la María C. Machado ante la Fiscalía, en calidad de testigo, con relación a la investigación sobre supuestos planes de Magnicidio y los intentos de desestabilización del orden constitucional.

Junto con el diagnóstico catastrofista de la realidad nacional, ese Manifiesto plantea, como “salida a la crisis sin precedente que vive nuestra nación”: la renuncia, invocando el Art. 233 constitucional. No reconocen como Presidente a Maduro y llaman a encontrarse y unificarse en torno a un gran Congreso por la Reconstrucción nacional. Entre las figuras políticas que lo  suscriben: María C. Machado, Leopoldo López, Diego Arria, Marcel Granier, Voluntad Popular, Bandera Roja, ex dirigentes políticos como Pompeyo Márquez, Octavio Lepage, Oswaldo Álvarez Paz, intelectuales orgánicos de la derecha como Germán Carrera Damas, Carlos Blanco, Tulio Hernández, artistas o celebridades del ámbito artístico televisivo como Fabiola Colmenares, Guillermo Dávila, Luis Chataing, Napoleón Bravo, Franklin Virgüez, etc. Un verdadero bloque intelectual, en sentido gramsciano, contra la Revolución Bolivariana.

Estamos ahora ante el mismo dilema de enero de 2014 cuando HCR marcó distancia aparente o formal con el planteamiento de López y Machado, señalando que “no cree en métodos antidemocráticos para resolver los conflictos”, que “los problemas tampoco se solucionan con una constituyente y esa es una verdad que estamos obligados a advertir”.  De nuevo, aparentemente el Track 2 de la “estrategia de desgaste” y promover la crisis en el momento electoral (Diciembre 2015), no se logra combinar adecuadamente con el Track 1 de la “estrategia de tensión” y la agudización del conflicto para salir de Maduro a corto plazo. Como señala ahora María Corina Machado[28]:

"Ahora viene una nueva etapa donde viene un proceso de articulación y organización y eso es lo que estamos planteando hoy y en eso consiste la convocatoria que hemos formulado (...) a un gran congreso ciudadano que es un movimiento de movimientos".

A este evento, que se realizará en alrededor de dos meses (Octubre 2014), están convocados "todos los grupos organizados de la sociedad" y, "desde luego, partidos políticos" pues para la magnitud de esta "lucha" se requieren "todas las fuerzas":

"Comenzamos a crear una estructura ascendente donde debatimos: uno, las ideas, los fundamentos y los valores de la Venezuela del futuro que nos une y que vamos a construir; y dos, esa agenda de la transición, los grandes objetivos".

Machado está convencida de que la "transición" o cambio de Gobierno, ocurrirá antes de que Maduro culmine su periodo de mandato en 2019 y dice que la Constitución prevé varios mecanismos para acelerar el fin del Ejecutivo:

"Hay diversas fórmulas constitucionales (...) referendo, enmiendas, asamblea constituyente e incluso la renuncia de quien está en el ejercicio del cargo".

María Machado no cree en la autonomía de las instituciones pero sí en "la fuerza de la gente" y "el poder ciudadano" con el que, a su juicio, no cuenta el Gobierno. De hecho, María Corina Machado no se plantea las elecciones parlamentarias de 2015 sin que haya ocurrido un cambio:

"Para Venezuela en este momento eso es a largo plazo. No puedo imaginarme que a los venezolanos se les diga 'aquí no hay nada qué hacer antes de año y medio', aguántate tu si no te alcanza la comida, si no tienes medicinas, si no te pueden operar". "Ahora viene un nuevo desafío de articulación de todo este esfuerzo ciudadano que incluye a los partidos, pero que los trasciende".

María Machado asume que la MUD está obligada a "oxigenarse" pues enfrenta "a un régimen complejo y perverso" encabezado por Maduro, a quien califica de "dictador". Y al igual que HCR intenta minimizar las acusaciones en su contra de manejar un discurso de venganza contra el “chavismo”:

"Tenemos que asumir que vamos a ir a un proceso en el que vamos a tener que demostrar una enorme capacidad de perdonar, lo cual no es impunidad, pero si tenemos que sanar heridas muy profundas para poder reencontrar a un país".

¿Quiénes mueven los hilos de ambas estrategias simultáneamente (Estrategia de tensión, Estrategia de desgaste), que pueden ser articuladas si la oposición se une definitivamente?

No cabe duda, que las directrices vienen de los Centros de Comando del Imperio. De modo que la contradicción Imperio / Pueblo-Nación sigue estando presente en la actuales circunstancias.

Durante la ejecución de “La salida”,  presionar por la renuncia de Maduro era una demanda semejante al esquema de presión por la renuncia de Chávez en el año 2002, hecho que no debemos olvidar, ya que en la práctica fue un objetivo fijado y conquistado a partir de la movilización de la “masa crítica” en aquella importante concentración opositora del 11 de abril de 2002 que fue conducida hacia Miraflores.

El enfrentamiento posterior en Puente Llaguno entre la PM y simpatizantes de la Revolución, además de la ubicación de francotiradores que dispararon contra ambas concentraciones, permitió montar su proyección y distorsión mediática (guerra de imágenes e  información) construir la tesis de que era Chávez el que estaba ordenando masacrar al pueblo, presionando así a una la toma de posición del actor militar (la FAN), que dio lugar a la proyección mediática de la “división de mandos”, al “pronunciamiento de militares” (pre-elaborado antes de los sucesos) y lo que a la postre constituyó la “guinda de la torta”: la declaración (hecho comunicacional, público y notorio) del General Lucas Rincón anunciando la disposición de Chávez para firmar la renuncia.

Desde entonces, la “Guerra de Cuarta Generación” ha estado presente en el esquema de presión sobre la posible actuación de las Fuerzas Armadas y Policiales, y de otros espacios institucionales del Aparato del Estado, como el Tribunal Supremo de Justicia.

Desde aquel acontecimiento, reiteramos: “Derrocamiento exitoso”, el Aparato de Estado así como otros órganos de violencia organizada y legal del mismo, han sido “un blanco” indispensable para los preparativos y puesta en ejecución de la alteración del curso normado de los cronogramas electorales presentes en la Constitución. No hay que olvidar, por otra parte, las nuevas estrategias de contención de procesos populares en Honduras y Paraguay, así como los factores institucionales que intervinieron, para reconocer cómo el “Golpe de Estado clásico” ha modificado sus contornos con técnicas de Golpe de Estado “suaves” apalancados con “Guerras de Cuarta Generación”, en particular, “guerras de imágenes y distorsiones informativas”.

De manera que el esquema de “La Salida” no fue algo ajeno al cálculo de intervención de factores militares y policiales. El asunto es que el escalamiento del conflicto fue finalmente neutralizado, aunque no prevenido en sus fases de preparación, de logística, de centros de comando y control (¿Se están combatiendo los planes del enemigo?); y en el momento de apogeo o auge del escalamiento, sólo aparecieron algunos indicios de rumores e casos puntuales de posibles pronunciamientos, deserciones, motines o levantamientos en Factores Militares aparentemente controlados.

Todavía hoy sigue siendo una tarea pendiente, evaluar a profundidad los factores que intervinieron, de manera abierta o encubierta, en los hechos de protesta y desestabilización del primer semestre de 2014. El eje de aquella propuesta de “La Salida”, como lo es actualmente el llamado “Congreso Ciudadano”, fue la convocatoria a “actos de masas” para “tomar la calle”; es decir, que “sin calle, ni barrios y sin escalada de protesta” no había viabilidad para “La Salida”.

Allí operaba lo que Gramsci describe como la percepción de malestar o bienestar económico, que operaba como trasfondo de justificación de semejante plan de acción. A partir de ese momento, la acción opositora ha intentado cabalgar protestas, intentando transformarlas en protestas politizadas en contra del “Régimen y la Dictadura de Maduro”.

La Salida mostro hasta el cansancio el uso instrumental como “grupos de choque” de militantes activos de organizaciones de la juventud opositora, e incluso de miembros de bandas delincuenciales, bajo el formato de “protesta estudiantil”, bajo responsabilidades de comando, apoyo logístico, defensa jurídica y apalancamiento mediático en dirigentes de Voluntad Popular, Alianza Bravo Pueblo, Bandera Roja, Un Nuevo Tiempo y otros sectores activos de la oposición en Universidades, Medios de Comunicación, Sectores de la Iglesia católica, Militares Retirados y Cámaras Empresariales.

La Guarimba reapareció junto a La Salida, y en el terreno de la organización de zonas de retaguardia y choque, llego a la planificación operacional tal como se reseña en el presente “video-instructivo” de la llamada “Marabunta” (Frente de Resistencia Vecinal Organizado)[29].

El movimiento contó, dadas las declaraciones habituales en estos casos, de la “preocupación” e “inquietud” del Departamento de Estado de los EE.UU, ante la situación de conflictividad, violencia y vulneración de los DD.HH en Venezuela, contando desde entonces la protesta opositora con su aval y su luz verde; así como con la palanca de apoyo de la orquestación mediática internacional, y en menor medida nacional, pasando por la intervención de CNN y sus anclas de opinión.

No hay que hacerse los locos entonces. El diseño del esquema de transición post-chavista está montado, existen ya con alta probabilidad “Fuerzas de Tareas” (Task Forces) para la desestabilización del Gobierno en Venezuela; lo que falta son los ejecutantes eficaces, por una parte; y que en el cálculo interactivo de la planificación de operaciones, el otro actor: el Gobierno y sus fuerzas aliadas, cometan graves errores que lo debiliten, que abra flancos débiles, o que sencillamente se confié descuidando “zonas vulnerables”.

De manera que en el cálculo de las operaciones no pueden descartarse a priori elementos de infiltración y presencia de operaciones de “Caballos de Troya”. En este contexto, el mayor peligro para el actor-gobierno es no corregir fallas, deficiencias y errores, que se debiliten sus alianzas y sus bases sociales de apoyo. El Gobierno (y todos los factores bolivarianos) deben ser muy inteligentes en el tratamiento de las contradicciones secundarias en el seno del campo bolivariano. Cualquier error allí, será inmediatamente aprovechado por el oponente.

Si durante “La Salida”, el contexto favorable a tal iniciativa fue la percepción de cierto calado en una “masa crítica disponible” de una deteriorada situación socio-económica, y la percepción de que las medidas hasta ahora tomadas (sobre todo los anuncios de maduro el 15 de enero de 2013 ante la Asamblea Nacional) no resolvían sino que agravan los problemas, desde principios de septiembre de 2014 se repetirán las condiciones de tensión sociales y económicas, incluso con señales mucho peores que en el año 2013.

Mientras en Enero, los factores detonantes de la acción de desestabilización estuvieron asociados a la reunión de la CELAC en La Habana, el tema cambiario, las inspecciones a los puertos para verificación de importaciones, la presión de la prensa privada para obtener divisas y la Ley de precios justos y regulación de topes de ganancias; en Octubre posiblemente será el aumento anunciado de gasolina, una mayor escasez de productos básicos, niveles extraordinarios de inflación, las futuras medidas de reforma fiscal y la presión que sigue ejerciendo dentro del esquema de sabotaje económico, la manipulación de expectativas cambiarias a través del dólar paralelo.

El sector radical de la oposición pretendió cabalgar en Enero una situación real de malestar y transformarla en un hecho político para presionar la salida de Maduro, que sostenido en el tiempo podía fracturar factores de apoyo político e institucional de la legitimidad del Gobierno de Maduro. Ya sabemos que “La Salida” se localizó estratégicamente en aquellos territorios con importante base social de apoyo opositora: Táchira, Mérida, Lara, Carabobo, Bolívar, Municipios de oposición de Miranda y Distrito Capital. Geográficamente, se trata de un corredor territorial que marca justamente un vector de palanca y presión hacia el centro de poder en Venezuela, que pretende extenderse hacia otros territorios claves en el oriente del país como Nueva Esparta, Bolívar, Anzoátegui, y que tiene claras expresiones de apoyo en sectores conservadores y paramilitares de Colombia.

Ahora bien, el nuevo esquema del Congreso Ciudadano agrega a la anterior estrategia territorial un trabajo de planificación de operaciones más focalizado en instituciones de la “sociedad civil”: universidades, sindicatos, movimiento estudiantil, medios de comunicación, redes de comunicación, militares retirados, ONG´S de derechos humanos, partidos políticos opositores, representaciones empresariales, etc.

¿Qué hará Capriles y la MUD ante este esquema? El deslinde inicial de HCR en Enero contrastó luego con el intento de canalización de la protesta estudiantil hacia su propia agenda política[30]. Finalmente los mismos estudiantes opositores organizados comenzaron a deprenderse de la estrategia de la Guarimba, pues consideraron costoso para su movimiento una implicación radical en la misma; gradualmente el Gobierno retomó el control de la situación, con lamentables pérdidas de vida. 

El balance costos/beneficios de “La Salida” es discutible, pero la tesis de la “guerra de desgaste” se impuso. Tanto la dirigencia de la MUD, como del actual Gobierno de Maduro han visto erosionados sus respaldos. La Salida y sus operadores más importantes fueron neutralizados, pero a un costo político alto para el Gobierno. Las Mesas de Diálogo están paralizadas, y se vuelve a montar la Estrategia de la mecha lenta[31]. Vale la pena escuchar con atención la explicación dada por Chávez en el link de la cita anterior.

Cualquier subestimación de la escalada, o lo que es peor, una inadecuada estrategia de manejo del conflicto, puede llevar desde ese momento a generar condiciones para la aparición de “debilitamientos”, “divisiones”, “deserciones o traiciones” en el interior del campo bolivariano. Reiteramos, no puede descartarse Caballos de Troya en la plaza interna de factores de apoyo de la revolución bolivariana. Incluso, como pronunciamiento, presión o intentona militar.

De manera, que “La Salida” mostró el intento  de agravar  contradicciones planteadas con nuevos hechos de violencia; y a la postre significó forzar al Gobierno a ponerse frente de una “Mesa de Paz”, colocando sobre la escena un escenario temporal de negociaciones y acuerdos con actores sociales y políticos que habían sido derrotados el 8-D:

a) factores políticos de oposición y

b) con factores económicos, para intentar desinflar la pista o el guion del derrocamiento a corto plazo de Maduro.

Sin embargo, el trasfondo económico (sabotaje económico) se mantiene aun gravitando en la erosión del respaldo al Gobierno, incluso agravando sus peores efectos. Los anuncios de política económica del Gobierno no generan señales de confianza y coherencia, contrastándola con los anuncios de Maduro en la Asamblea Nacional a comienzos del año 2014. Así mismo, el anunciado “ajuste económico” (tan aplaudido e incentivado por la mediática de la derecha) se trata ahora de asociar con el “Plan de la Patria y la transición al Socialismo”, aún sin mucho éxito tal como lo evidencia el siguiente titular: “Ajuste avanzará a la par de la profundización del socialismo”[32].

La enseñanza básica de los 5 meses de desestabilización de “La Salida” muestra que los sectores bolivarianos, especialmente los más organizados y militantes, deben evaluar a profundidad el momento político, pues si la unidad patriótica y revolucionaria se debilita o se logra fisurar (por errores del liderazgo del PSUV, o por disidencias de base) podrían generarse oportunidades para el éxito del plan opositor, echando por tierra la consigna de Chávez el 8 de diciembre de 2012: Unidad, Batalla, Lucha y Victoria. El problema actualmente es que no se sabe qué tipo de decisiones hacen mayor daño o la labor de desgaste a favor de la oposición: si la propias medidas económicas y políticas adoptadas a favor de los sectores capitalistas por la Alta Dirección del Gobierno, o las críticas, quejas y  denuncias de los “sectores críticos del chavismo” contra la burocracia y el reformismo.

De modo que los “sectores críticos del proceso bolivariano” no pueden perder de vista la situación estratégica de conjunto para no verse comprometidos con acciones funcionales a los sectores de oposición: a) las relaciones de fuerzas internacionales, b) la contradicción gobierno-oposición, c) las relaciones de fuerzas entre clases, capas, fracciones y sectores sociales y d) las correlaciones políticas entre factores de poder.

Ciertamente, toda medida o acción de gobierno que afecte a los intereses de las clases populares y subalternas, a los trabajadores y trabajadores, debe ser alertada y corregida; sobre éstas medidas montar un esquema de alerta y fortalecimiento del bloque histórico popular-bolivariano, de acumulación de fuerzas “desde la izquierda y para la izquierda”, sin ofrecerles ventajas a los sectores de derecha, externos o internos. De allí la importancia de referenciar un “Polo de poder popular organizado”.

Por otra parte, no se puede perder de foco el objetivo principal para la necesaria acumulación de fuerzas organizadas alrededor de la defensa de la Constitución y del Gobierno de Maduro, lo cual no implica renunciar a llamados de rectificación de debilidades o errores del propio Gobierno.  De este modo, la crítica necesaria para aplicar las 3R2 adquiere un lugar de alta responsabilidad política.

Sin duda, el actor-Gobierno tiene su mayor cuota de responsabilidad en mantener la unidad del campo bolivariano, pues es el factor modelador y de referencia, por constituir la dirección política del “Chavismo en el Gobierno”. Pero en todo proceso revolucionario o constituyente auténtico, no basta contar con el Gobierno y sus aparatos, se debe hacer énfasis en el Poder Popular Organizado y en la articulación de órganos del Doble Poder Revolucionario. Si el Gobierno no enfatiza el doble poder revolucionario entonces comete el error de todas las izquierdas gubernamentales que han sido derrotadas, ante el asedio de la derecha, colocaron a su base de masas en estado de pasividad política, sin dirección, ni organización, ni movilización ni tareas políticas.

Si el Gobierno de Maduro no logra gestionar adecuadamente contradicciones no antagónicas en el seno del pueblo bolivariano, estas tensiones y conflictos pueden engrosar las filas de las contradicciones principales y antagónicas. Además el Gobierno debe clarificar su orientación ideológica, si se trata de pragmatismo o si se consolida el camino socialista trazado por Chávez,  desterrando prácticas de corrupción y de nepotismo: clarificar si se trata de pragmatismo, de reformismo, de burocratismo, de corrupción o de revolución bolivariana y socialista.

Este primer semestre de 2014 se ha visto aliñado de eventos asociados a la carta de Temir Porras[33], llamando al pragmatismo económico y a la personalización del Liderazgo de Maduro, la presencia confirmada de asesoría francesa (Ramonet, Lazard[34], Jacques Sapir[35]), las negociaciones con grupos asociados a la Banca Financiera Internacional, el Testimonio-Giordani[36], o la ilegitima sanción del PSUV a Héctor Navarro[37] por llamar a la crítica, muestran las debilidades del factor liderazgo-modelador para abrir un debate trascendental sobre el curso de la revolución, así como la incapacidad de construir una auténtica hegemonía democrática (no una hegemonía impositiva) en el Liderazgo del PSUV, hecho que se ha tratado de ser controlado y minimizado con el reciente III Congreso del PSUV, evento rodeado de algunos avances programáticos[38] ante la amenaza de aplicar medidas pragmáticas asociadas a esquemas de ajuste neoliberales, pero también con graves debilidades de participación y legitimidad política democrática; capturado por la lógica de Partido-Maquinaria, lógica completamente cuestionada en declaraciones explícitas del Comandante Chávez en vida. Los resultados de tal evento siguen siendo contradictorios.

Si el Gobierno subestima el potencial latente de descontento y de movilización de los factores de oposición en la actual coyuntura puede llevarse algunas sorpresas que afectan a todo el campo bolivariano. De modo que es imperativo resolver las siguientes tareas: a) Consolidar la unidad política, social y militar de la base de apoyo de la revolución bolivariana con base a los objetivos históricos del Plan de la Patria, tarea que está directamente implicada en la construcción de la hegemonía democrática para el nuevo Bloque Histórico, b) Aislar internacionalmente a los factores desestabilizadores y denunciar permanentemente el asedio del Imperialismo, c) Replantear una estrategia eficaz en el terreno socio-económico, desactivando las tácticas de infiltración de la agenda económica de los sectores capitalistas internacionales y nacionales sobre la política económica bolivariana.

De allí, la importancia de sopesar adecuadamente las correlaciones de fuerzas sociales y políticas. No hay que minimizar que la oposición conserva espacios de poder en varios estados del país: Ciudades importantes como Valencia (Carabobo) y Barquisimeto (Lara); Capitales de los principales estados: el Gobierno conserva 13 y la Oposición 8. Factores de oposición controlan Barquisimeto, Valencia, Maturín y Barinas. Puerto Ayacucho (Amazonas), San Juan de los Morros (Guárico) y Coro (Falcón) muestran una competencia electoral cerrada. En Zulia, la MUD conserva Maracaibo. En Táchira, la oposición muestra signos importantes de fortaleza, lo cual nos lleva de nuevo a comprender las regiones pivotes de un potencial de desestabilización.

De hecho, luego de contener a La Salida, en aquellos Municipios donde el Gobierno había intervenido dada la participación de sus Autoridades en la Guarimba, las nuevas elecciones favorecieron de nuevo a factores de la oposición. Conclusión: No hay una oposición derrotada, quizás sí debilitada, con indicios de ciertas fracturas. Pero no derrotada.

El proceso bolivariano en el mes de Enero había alcanzado dos objetivos estratégicos: a) había “comprado tiempo político” sin perder grandes espacios de poder; y b) había logrado “contener la estrategia de derribo a corto plazo” ejecutada por parte de la oposición, saliendo francamente de una zona de riesgo político. Para el mes de Agosto tenemos el siguiente cuadro: a) agotamiento del tiempo político, b) fractura aparente en la Dirección opositora, c) tensiones en el interior del campo bolivariano, d) previsible “escalada del conflicto” para el mes de Octubre, apoyada por Washington, que ha tomado la ofensiva de intentar apresar a quién fue designado por Venezuela como Cónsul en Aruba: Mayor General Hugo Carvajal[39]  y activado sanciones a 24 funcionarios del Gobierno bolivariano[40].

De tal manera, la unidad de la alianza bolivariana debe profundizar en el análisis de la situación para enfrentar las delicadas coyunturas económico-sociales del segundo semestre del año 2014. La recuperación de la brecha de ventaja bolivariana el día 8-12-2014 se ha transformado en un delicado e inestable equilibrio de fuerzas entre el polo bolivariano y el polo opositor, que luego de 6 meses ronda alrededor de 6-8 % a favor de la Revolución Bolivariana (encuestas de opinión más serias), pero con mucho viento en contra para la legitimidad política del Gobierno, pues el liderazgo radical opositor se ha venido posicionado lentamente, mientras se erosiona la imagen del Liderazgo Bolivariano. Además, crece una percepción negativa generalizada de la situación económica presente, así como expectativas negativas sobre la situación en el futuro que coloca los números alrededor de 65-70 % de insatisfacción de la población[41].

Si algo dejo en claro el III Congreso del PSUV, fue la centralidad y vigencia del análisis de la coyuntura política previsto en el documento: Líneas de acción política del PSUV[42] documento que ha servido de base a muchas de las resoluciones tomadas en el mismo, y que sirvió de mapa estratégico de coyuntura para la conducción del Comandante Chávez. Muchas de las resoluciones apuntan a crear las condiciones para reunificar y, sobre todo, ampliar la base popular que sustenta a la Revolución (obreros, campesinos, pobladores, estudiantes) y para lograr alianzas con sectores patrióticos de la clase media profesional, de la cultura, del deporte y de pequeños y medianos empresarios honestos.

Todo esto conduce a no hacer letra muerta las directrices de Chávez: Revisión, Rectificación, Reimpulso, Reunificación, Repolitización y Repolarización, la cual implica el reconocimiento de logros y de nuestras ventajas estratégicas frente al adversario, pero también de un conjunto de errores, deficiencias y obstáculos que podrían dificultar el logro del objetivo estratégico, que no es otro que consolidar y profundizar el camino de la Revolución Bolivariana en su avance hacia el Socialismo, ahora de cara al Plan de la Patria.

Para lograr tales objetivos y lograr la reunificación de todos los sujetos sociales y políticos que comparten los objetivos estratégicos y los valores sustantivos de la Revolución Bolivariana, se requiere que la conformación del tan mentado Gran Polo Patriótico no sea una bandera de agitación demagógica, ni un espacio de pretensión hegemónica de la actual Dirección del PSUV. Allí se juega una verdadera comprensión del significado gramsciano del nuevo Bloque Histórico y la importancia que le atribuyó el Comandante Chávez.

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Nahual Zapata


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