Chávez dominó a plenitud el rol de comunicador, era entendido y escuchado por todos, pero no era solo palabras huecas, trasmitía un mensaje, un proyecto de país y de mundo, y no solo lo enunció creó las bases para una nueva sociedad (llenas de contradicciones y ambigüedades, como es lógico). Nadie puede poner en duda el liderazgo que tuvo Chávez, no solo a nivel nacional sino llegando a escenarios internacionales su presencia no pudo ser desapercibida. Ser un líder, ser un conductor de pueblo no es nada fácil. Llegar a la gente, crear un sentido de unidad nacional (inclusive a través de la polarización política) no es tarea sencilla y Chávez lo hizo. Pero no podemos caer en el simplismo manipulador de quienes perciben a este líder solo como un personaje carismático.
En todas estas posturas de señalar a Chávez como caudillo militar o populista carismático lo que se busca es negar su verdadero papel histórico como a quien le toco rescatar al socialismo de la muerte que se le había decretado. Pero en esta crítica no se reconoce méritos a Chávez ni al Chavismo, se parte de una negación absoluta a su gobierno, su pensamiento y acción, cayendo en un infantilismo radical de derecha que no permite entender el proceso chavista.
Tuvo carisma sí, pero no fue un líder carismático. Esto es delicado, porque la derecha venezolana manipula muy bien estas cosas. Chávez superó por mucho el estilo de un líder carismático y que sería profundamente injusto y “miope decir que fue un líder carismático, ya que este tipo de sujeto suele servirse casi exclusivamente de resortes no racionales y no conscientes.
Compartimos con Thomas Colombet, quien considera no se puede dar cuenta cabalmente de su liderazgo solamente desde lo carismático:
Debemos rescatar en primer lugar que el pensamiento chavista – lejos de las simplificaciones relevadas por los medios de comunicación – es en rigor de verdad bastante más complejo por la mezcla de influencias que presenta. La impresión de no poder resumir al chavismo bajo a una sola etiqueta, la dificultad también que muchos opositores sienten a la hora de confrontarse de manera coherente a Chávez, se debe precisamente al carácter sincrético de su pensamiento1.
El intelectual norteamericano James Petras define a Chávez como “político realista dispuesto a hacer uso de las prerrogativas del poder Ejecutivo para defender las reglas de la democracia popular”2. Por su parte William Castillo, señaló que el liderazgo del presidente Hugo Chávez no puede ser evaluado sólo en términos de carisma y de relación mágico-religiosa. Entrevistado en el programa Toda Venezuela, que transmite Venezolana de Televisión, Castillo indicó que esta tesis obvia “algo esencial, que es que Venezuela está viviendo un profundo cambio cultural, aquí hay una elevación del nivel de conciencia, este es un país culto, que lee, que discute y habla de política, y es capaz de descifrar las claves de la realidad en términos ideológicos”. 3. En esta misma tónica, el periodista José Vicente Rangel ha señalado que “su liderazgo no descansa sólo en su carisma, sino también en su preparación política”, “Se equivocan al tildarlo de líder carismático, lo mismo le decían a Carlos Andrés Pérez4”
1 Thomas Colombet. El liderazgo populista de Hugo Chávez Frías, características e implicancias sobre la ciudadanía venezolana. Revista de Ciencias Políticas Nº8. Buenos Aires. Argentina. 2009
2 Idem.
3William Castillo. http://www.avn.info.ve/print/
4José Vicente Rangel. AVN / Aporrea.org | 28/07/2013
prodriguezrojas@hotmail.com