Comandante invicto, huracán de pasión patria

El porvenir nos corresponde por derecho, pudiésemos decir, tanto el derecho divino, como el derecho de los hombres y mujeres que juntos logran homogenizar una fuerza transformadora que va más allá de cualquier pretensión distinta a aquella resolución.

Esta fuerza que vive y se exterioriza en millones de venezolanos en los actuales momentos, no es obra fortuita de situaciones que se dan sin más, por el contrario, representa el trabajo tenaz producto de una inspiración superior, que, recoge en si, infinitas expresiones presentes en la sociedad y que sabe conducirlas por sendas de grandeza, encausando aquella, en el camino del no retorno.

Tal hazaña es posible cuando no existen resquemores del pro y contra que trae consigo tal empresa, cuando se rompe el estándar habitual en el que nos encontramos producto de una imposición estereotipada, que nos hace conservadores, temerosos, egoístas y hasta cobardes, conducta patética para lo cual se nos ha formado.

Nuestro Comandante Supremo, representa esa estirpe de hombres que al igual que Bolívar, nacen para transformar la realidad, como grandes visionarios cuya trascendencia supera el tiempo que les toca vivir, para proyectarse en tiempos futuros.

Hugo Chávez, se constituye así, como uno de los venezolanos de mayor trascendencia mundial, lo reviste de tal grandeza, la heroica misión de despertar a un gigante, una fuerza colectiva multicolor, valuarte de portentosas expresiones de lucha, alegría, pasión, creación e ingenio, que estuvo inducido en un sueno intranquilo, que, por voluntad de los detractores del pasado así se lo impusieron, frenando su espíritu libertario, epopéyico, por las sombra de lo servil, tinieblas de la nada.

Es que esta tierra no deja de sorprender a muchos, de sus entrañas nacen seres extraordinarios, redentores de ideas que impregnan e inspiran más allá de las fronteras donde aspiran concretar sus sueños, esta grandeza se convierte en pasión, cuando se cree en ella, por convicción, sin mentiras o apariencias, que genera una elevación del ser y lo proyecta a otro nivel, que, aunque excitan los demonios cargados de odio visceral, prevalecen y se consolidan en el tiempo.

Ser extraordinario, comandante invicto, ya han pasado dos años desde que te sembramos en el Cuartel de la Montaña, esta es la oportunidad de exaltar tu obra, aunque en realidad la exaltamos todos los días, porque sigues en nuestro pensamiento como si al frente de la nave estuvieses aún dirigiendo los destinos de nuestra patria, sigues vivo y es indescriptible los que en realidad representas para tu pueblo, tu palabra, y llego a pensar que tu espíritu recorre la patria y los corazones de los hombres y mujeres de bien, que amamos a esta tierra y nos sentimos orgulloso de ella como nunca antes.

Gracias debemos darte por resucitar al bravo pueblo de Venezuela, gracias por las innumerables muestras de amor que esparciste por todos los rincones de nuestro país, gracias por hacernos sentir una vez más, quizá como Bolívar lo hiciere en su tiempo, un pueblo libre, un pueblo capaz de construir su destino, el destino que tu nos señalaste, querido comandante el de la construcción de la Patria Socialista.

*Politólogo

 

vallejosl@pdvsa.com



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