Este artículo fue publicado en Aporrea hace 7 meses. He querido repetirlo para todos, porque su contenido anticipa los resultados electorales acaecidos el pasado 6 de diciembre, y por constituir una prueba de las advertencias que con suficiente antelación se hicieron desde las bases chavistas para evitar ese nefasto y humillante desenlace. Esto lo hago en espera de la rectificación de parte de nuestro gobierno revolucionario y la toma de conciencia por parte de nuestro pueblo para que podamos continuar avanzando juntos en la construcción del socialismo nuestro bolivariano. Aquí nadie se rinde, porque Chávez vivirá mientras el pueblo luche.
¿El Riesgo de perder la Asamblea Nacional sería por Culpa de…
…quienes desfalcaron la nación, a través de CADIVI y CENCOEX? ¿De algunos vestidos de verde, que valiéndose del brazalete tricolor y de la confianza recibida, traicionaron al pueblo y al legado del Comandante Chávez? ¿O tal vez de quienes desde su posición de poder han corrompido a subalternos para sus propios intereses económicos? ¿O podría ser de la sociedad de cómplices que pulula por doquier en contra del legado de nuestro Comandante? ¿O quizás de la impunidad reinante y los oídos sordos a los gritos del pueblo que dicen Basta Ya de corrupción, de burocratismo, de sectarismo?
Al pueblo se le pide lealtad y estoy de acuerdo, pero la lealtad ha de ser a los principios revolucionarios y a la ética que debiera acompañar a muchos que están en cargos en la administración pública y que están desangrando a través de la corrupción al país.
Al pueblo se le pide resistir, y estamos de acuerdo, para poder seguir manteniendo la Revolución, pero no puede ser para seguir enriqueciendo a unos boliburgueses que en cuanto abren sus neveras, éstas se encuentran abarrotadas de exquisiteces, mientras el pueblo trabajador y honesto RESISTE de manera estoica, sin nada en la suya. Bien sea porque no consigue los productos para equiparla, o porque no le alcanza el salario.
Al pueblo se le pide no corromperse a través de la práctica del bachaqueo y los raspa cupo, que afectan la economía del país y degradan su moral. Esto es absolutamente cierto, como cierto es también que el gobierno bolivariano debería ser un referente moral y ético para el pueblo.
Es muy fácil ver la brizna de paja en el ojo ajeno antes que la viga en el propio, y aquí aplica la máxima: "Con la vara que midas serás medido". Las filas revolucionarias andan arrechas, cansadas de esperar acciones concretas contra la corrupción, ya que todas las propuestas que desde el poder popular se han formulado para atacarla, son desestimadas, subvaloradas y desechadas, pues rozan intereses y esto no es un secreto.
Esta es la segunda vez que nuestro camarada Nicolás Maduro tiene en sus manos la ley habilitante, queda ahora ver si en esta oportunidad se promulga una ley orgánica inexorable adecuada a los nuevos tiempos y a los niveles de corrupción de los que está siendo víctima el Estado venezolano y, por ende, el pueblo.
Cabe preguntarse qué pasó con aquella "ofensiva demoledora" contra la corrupción que nos anunció el camarada Presidente Nicolás a finales de 2013. Obviamente, se volvió a correr la arruga en este particular y siguen la fiesta y las traiciones al legado de nuestro Comandante Chávez y al propio Presidente Nicolás Maduro y, por supuesto, al pueblo quien al final es el que más las sufre.
La indolencia en el tema de la corrupción, como variable desestimada, hoy pasa factura a la credibilidad del gobierno, a la honestidad de muchos funcionarios del mismo. Basta con caminar y escuchar a muchos camaradas referirse en los términos tan peyorativos en que lo hacen hacia la revolución. Esto no es culpa del pueblo, sino la consecuencia de un eterno pendiente por resolver, como es la corrupción y todos los males que de ella se derivan. Aunado a ello, el burocratismo, la indolencia, el sectarismo, el clientelismo, el reunionismo como parte del burocratismo, ya bien lo decía el Ché, y un sinnúmero de etcéteras.
Todos estos males son hijos perniciosos del estado burgués, que muchos defienden callados desde sus cúpulas de poder para sus propios intereses, haciendo posible el desfalco a la nación.
¿Hasta cuando el pueblo tiene que seguir aguantando traiciones y pagando las consecuencias de hechos de corrupción que hoy pretenden ser silenciados, creyendo que por no nombrarlos no sucedieron? Pero la realidad que hoy vive el pueblo venezolano, demuestra lo contrario.
Para estas próximas elecciones a la Asamblea Nacional, los votos de las filas revolucionarias no deben ser utilizados como una patente de corso para que algunos asquerosos corruptos vestidos de rojo lleguen a alcanzar puestos de poder desde donde perpetrar sus grandes fechorías. A tal efecto, todos nuestros candidatos y candidatas deben ser sometidos a un profundo escrutinio y verificar su verdadera condición revolucionaria y claridad ideológica, no vaya a ser que nos llevemos una sorpresa a futuro.
Es absolutamente comprensible el profundo grado de arrechera, y me disculpan, que hoy sienten nuestras bases revolucionarias. Más allá de la guerra económica, desabastecimiento y especulación, está el hecho irrefutable de que no hemos dado pasos ciertos hacia la construcción del socialismo, con el cual nos comprometimos con nuestro Comandante Chávez. Los trabajadores esperan ser tomados en cuenta, más allá de los votos, para dirigir el proceso de construcción del socialismo, y no ser desestimados alegremente en sus capacidades, potencialidades, convicciones y conciencia revolucionaria.
Un paso concreto hacia ello sería aplicar el Control Obrero más allá de la pura retórica. ¿O acaso los burócratas no se equivocan? ¿O acaso los burócratas tienen mayor capacidad de trabajo que un obrero? ¿O acaso el empresario burgués es indispensable para la economía socialista? Desestimar la clase trabajadora es un craso error, pues sin ella es por completo inviable la construcción del verdadero socialismo. En ellos reposa la productividad tan necesaria para sacar adelante el país.
El gobierno tiene un gran reto en puertas, pues mantener las filas revolucionarias movilizadas en torno a él es una tarea difícil, dado que buena parte del chavismo ha perdido la credibilidad en la Revolución, producto de nunca haberse aplicado realmente las 3R de nuestro Comandante Chávez. Ahora hay que aplicar una cuarta R: Reenamorar a las bases de su proceso revolucionario, de su convicción en dirección al socialismo, lo cual es muy necesario para que tanto esfuerzo y sacrificio no se pierda.
La radicalización del proceso hará que las bases revolucionarias recuperen la confianza. Alternativas hay muchas. Numerosos camaradas las vienen planteando desde hace tiempo, incluso muy allegados al gobierno bolivariano: estatización del comercio exterior, revolución radical tributaria, auditoría pública con participación ciudadana, publicidad de la información pública, monopolio estatal de la distribución, control obrero de las fábricas…
Bien haría el gobierno en escuchar esas propuestas y adoptarlas, después de todo: ¿Qué tenemos que perder? ¿Acaso el estado burgués? ¿El capitalismo? ¿El reformismo neoliberal? ¿Más inflación? ¿Más desabastecimiento? ¿Más humillación por parte de los burgueses y dependencia de las transnacionales? Creo que la radicalización de la revolución hacia el socialismo verdadero no implica riesgos para el país, sino ventajas.
La Revolución Bolivariana la hemos hecho nosotros, el pueblo trabajador, bajo el liderazgo de nuestro Comandante Chávez y en esta nueva etapa de nuestro camarada Nicolás Maduro, y la vamos a defender de la burguesía parasitaria y apátrida, y de los corruptos burócratas que vestidos de rojo pretenden seguir viviendo de ella, a costa de los intereses del pueblo. ¡Basta ya de traiciones a la memoria de Chávez!
O el gobierno se enseria y toma el control de la situación, contra la corrupción y todos los males que se derivan de ella, repito, o el pueblo se lo cobrará. Se acabó el cheque en blanco a los corruptos.
¡Qué viva el Comandante Chávez! ¡Qué viva el camarada Nicolás Maduro! ¡Y que viva el Control Obrero carajo! ¡Revolución dentro de la Revolución! El tiempo no espera.
Zulika King
Movimiento de Batalla Social Punta de Lanza
Contralores Sociales