Hace más de 500 años por estas costas arribaron unos hampones -saqueadores, que dieron origen a la sambumbia que somos hoy día. Vinieron con mucha violencia y produciendo un holocausto no superado ni siquiera por la segunda guerra mundial y el mal llamado holocausto judío. Y lo peor del caso, es que ese estigma, si pudiéramos llamarlo de alguna manera, todavía es tocado como un tema intrascendente, a pesar de la existencia hoy día del fenómeno del “bachaquerismo” que a mi popular y simple entender, en sus orígenes viene de ahí.
Y cuando digo fenómeno del bachaquerismo, es porque pareciera que bachaquero es sólo el de Petare o Catia que se pone en la calle. No, ese es el bachaquito, BACHAQUERO, con mayúscula, es el que se dice empresario y que nunca ha sido más que un comerciante o revendedor, parásitos dependientes de los financiamientos de los gobiernos de turno, pues aquí son contados los empresarios que pueden llamarse emprendedores y productores de algo, me refiero a gran escala, pues el pequeño o mediano productor permanece invisibilizado siempre, a pesar de que son mas productores que los llamados grandes. Este es el BACHAQUERO que desde la conquista determino que este país era de él o de ella, y se hizo de las tierras, las aguas, en fin, se hizo dueño del país, y de las personas pobres hizo sus sirvientes.
Esta herencia dejada por la conquista no la hemos querido estudiar, investigar, y sobre todo visibilizar y de ahí deberíamos haber partido para darle curso a una verdadera revolución cultural, que a fin de cuentas es la verdadera revolución.
¿Cómo hacer una revolución y cambiar el modelo económico de puertos, rentista, parásito que todo lo compra hecho, cuando la conquista nos enseño él: “póngame donde haiga”, “cuanto hay pa´ eso”, “el trabajo lo hizo Dios como castigo”, entre otros conocidos enunciados que grafican esta herencia.
Cuando la “Dra.” Ibañez (Blanca la de Lusinchi), hizo de primera dama, simultáneamente a la esposa del Presidente, cuando la señora Matos, era la “querida” conocida por todos y todas, cuando Luis Herrera encubrió descaradamente la corrupción de sus ministros, entre otros cientos de miles de ejemplos de corrupción económica y social, no hacían más que abonar el terreno de la corrupción espiritual del país. “Los adecos roban y dejan robar”, frase célebre que se decía y todavía se dice con desparpajo y hasta con orgullo; esta visión democrática del acto de robar, un poco a lo Zuloaga: “Yo especulo pero doy empleo”… ¡Frase para la historia!
La naturalización de la corrupción es la que ha abonado todo este tiempo el bachaquerismo: “de algo tienen que vivir” se le oía decir a mucha gente, hasta hace unos meses. Pero lamentablemente todo tiene un límite, y cuando el sueldo no alcanza para comer, y vemos de vuelta a las calles a los niños comiendo de la basura, adultos mendingando en el ultimo estado de la delgadez y pobreza, y no pudiendo comprar ni la comida de las mascotas de la casa, empieza la quejadera sobre los bachaquitos. Mientras lo podía pagar no me queje, ahora grito al gobierno que haga algo, porque además la culpa es sólo del Gobierno de Maduro (que también es cierto, pero no sólo del gobierno la crisis es P-M-M: Pueblo-Maduro-Mendoza (BACHAQUERO mayor). Y cuando digo pueblo lo digo sobre todo por el pueblo de las ciudades, que no conciencia que las ciudades viven de los demás, que somos dependientes de los demás y por eso tenemos que inventarnos en este mundo en guerra, alternativas en la ciudades por más descabelladas que parezcan, como los conucos en los techos o en los pequeños terrenos baldíos de nuestra comunidad, que ya se ha venido haciendo hace bastante tiempo en otros países del norte europeo por ejemplo, pero como nosotros nos han enseñado a comprarlo todo hecho, eso nos parece subdesarrollado. ¿Qué tal? O como debimos haber realizado las construcciones de la Misión Vivienda, desde una perspectiva sustentable y sostenible, como las que plantea Fruto Vivas, que todavía nos preguntamos muchas personas, porque no ha sido ministro de vivienda y sobre todo de vivienda y hábitat.
Para echarle más fuego a la candela, el gobierno y un buen grupo de esa elite comerciante-revendedora, propone como la gran solución, para salir de la crisis y el bachaquerismo, que nos dediquemos a la extracción de toda nuestra riqueza mineral en lo que no podemos llamar, sino como Arco Minero de Venezuela. Sí señor, como se lee, no es el arco de Guayana nada mas, es que la Faja Petrolífera del Orinoco, el Arco minero de Guayana y el Arco Minero de la Sierra de Perijà incluido el proyecto de Puerto de Aguas Profundas dentro del lago de Maracaibo, entre otros proyectos como el Puerto Araya, la vialidad hacia Brasil y un sin fin de etcéteras que están poniendo la mesa para extraer, pero además para sacar todos estos recursos: minerales, gasíferos y petroleros fuera del país, para sus nuevos propietarios. Es decir, el proyecto extractivista para Venezuela, y en las condiciones que está planteado, no es más que bachaquerismo a gran escala.
Cuando leemos sobre los convenios con las empresas que vendrán a explotar a gran escala enormes territorios del país, pero además territorios que constituyen el mayor reservorio de biodiversidad y agua para el país y el mundo, y que de paso, no van a generar mayores empleos porque todo es con grandes maquinas, no pagarán impuestos aquí, no inyectarán dinero, sino que se llevarán los recursos y no dejarán ni siquiera los espejitos que dejaron los españoles; ¿Cómo se llama eso? SAQUEO. Así que no puede sorprendernos que dentro de diez años estemos peor que Somalia, y esto gracias a este enredo que pretenden hacernos creer que es socialismo, revolución, minería ecológica, entre otros términos mal utilizados, deformados y contaminados de las mejores tesis del capitalismo financiero y salvaje.
Esta sambumbia producto de la conquista, es también la sambumbia del proyecto constitucional, que puso a cohabitar intereses contradictorios: público y privado por ejemplo, y hoy día solo estamos viendo y viviendo el enfrentamiento de estas contradicciones, que en lo personal, ojala nos sirva para dar el gran salto que necesitamos para salir de este limbo que llaman transición, y que no es más que la resistencia que ejerce el viejo modelo, frente a las debilidades del nuevo, débil no por diverso y multicultural, sino por contradictorio. A la prueba los proyectos extractivistas del objetivo 3 del Plan de la Patria, frente al objetivo 5 del mismo plan que plantea todo el tema del ambiente y la naturaleza.
Creer que se puede convivir con el modelo consumista capitalista y proteger a la naturaleza, es vivir en medio de una mentira, y por eso las contradicciones. Es hasta preferible asumir el modelo y plantearnos propuestas que permitan corregir las fallas de mismo, porque es como convivir con un alacrán y pensar que este nunca nos va a clavar el aguijón, como en el cuento. El alacrán es alacrán, y su naturaleza es clavarlo… así es el capitalismo.
Boaventura Dos Santos, planteaba recientemente en una entrevista que hay que empezar de nuevo, y creo que debemos dejar la soberbia y el orgullo tonto, y empezar de nuevo, aprovechando esta experiencia de 17 años, que bien nos ha enseñado bastante, de lo bueno y de lo malo. Lo que no podemos permitir es que nuestra ceguera y nuestro falso orgullo, nos lleve por el despeñadero, por no querer admitir que nos equivocamos sobre todo en lo económico, no aprovechamos la época de las vacas gordas, y miren la roncha que estamos pasando en la época de las vacas flacas. Y por ahí anda tanta gente evocando a Chávez, pero solo en la retórica, porque para nada lo honran, sobre todo con las 3 R: revisión, rectificación y reimpulso que bastante falta hacen ahorita.
Vamos a darle…
¡¡¡Agua Si, Oro NO!!!