Fidel nos dio una poderosa definición de Revolución, el centro de ese concepto es “no mentir jamas”. Allí está resumida la esencia del capitalismo y la esencia de Socialismo. Veamos.
Ya es conocido que el capitalismo se basa en una mentira original, un segmento de la sociedad se apropia de la riqueza social, del trabajo ajeno. Ese robo debe ser cubierto, justificado, con una gran mentira, con conceptos torcidos. La verdad, mostrar el sistema tal como es, sería su liquidación.
En el capitalismo la mentira es aceptada, las mercancías se visten de falsedad, la historia la escriben sobre el engaño, el periodismo es inverosímil, el lenguaje sirve más para encubrir que para revelar.
El Socialismo se basa en la propiedad social de los medios de producción, el trabajo de cada uno es de acuerdo a su capacidad y la repartición de acuerdo a la necesidad de cada uno. De esta manera no hay nada que encubrir, la verdad resplandece en una relación fraterna, las dificultades se enfrentan entre todos, las alegrías son colectivas, las penas son sociales, el dolor de uno es el sufrimiento de todos, la alegría de todos es el gozo de uno.
La política es el terreno dónde mejor se puede medir el nivel de mentira, es decir, la calidad socialista o capitalista de un gobierno, de una oposición. Si el gobierno miente, si necesita la mentira para mantener su gobernabilidad, estamos en presencia de un gobierno, en esencia, capitalista y su nivel de descomposición se mide por su necesidad de mentir. Lo contrario, nos señalará un gobierno Socialista.
Intentemos aplicar lo anterior a la situación de hoy en Venezuela. Los niveles de mentira del gobierno son inocultables, ejemplos sobran, son de tal magnitud que altos y calificados funcionarios se desligan de la falsedad. El gobierno habla como si los habitantes del país fueran estultos. Los medios de comunicación, mejor será nombrarlos medios de creación de realidades alternas, para ellos todo esta mal, o esta bien según el bando que apoyen; inventaron un nuevo tipo de teatro que va más allá del reality show, ahora pueden montar un espectáculo simulando lo que se necesite para sus fines políticos, desde una mujer atacada por el ejercito, hasta un helicóptero bombardeando un hospital. Todo es teatro, nada es verdad.
La sociedad vive sumergida en un mundo de mentiras: según el gobierno, no hay malestar, si va a elecciones le da “una pela a la oposición”. Según la oposición, esto es una dictadura, según la oea es una crisis humanitaria, según el general de comando sur no hay planes de invasión, según el General Padrino a las manifestaciones no se les toca, según altos voceros del Partido de gobierno los manifestantes son terroristas, y son poquitos, según la oposición es el pueblo y son muchos, según el gobierno busca la paz, según la oposición no cumplió los acuerdos, según el gobierno, llegaron 400 contenedores con comida, según la gente no hay pan, según hinterlaces todos somos felices, según las marchas las caras son largas; el tribunal supremo no está parcializado, la asamblea tampoco, aquel no sabía de las medidas, la Fiscal está contenta, el olp es eficaz, en la cárcel no hay pranes, las elecciones no están vencidas...
La lista es larga, las mentiras son interminables, son producto de exportación... El capitalismo goza de buena salud, el gobierno estalla como un fusible del sistema, y el chavismo miente por omisión.