“…Ante el suceso más atípico, emite el juicio más profético, y si lo que sucede es típico inventa un proceder dialéctico…”
Tóny Ávila.
Sin técnica, no hay técnica. 2012
¿Cuántas veces hemos escuchado en la realidad que golpea nuestros rostros la palabra dialogo? ¿Acaso no es suficiente el descontento en las calles y lo cuesta arriba del tema económico que ha afrontado la población en los últimos años? Sin duda, hay un problema en nuestros gobernantes que se resume al hecho de defender una parte de la población, de la que creen ser representantes, cada sector puja en sus propios intereses, cada sector dibuja un escenario distinto de una misma realidad, pareciera que habláramos de dos países en el mismo territorio.
A veces tratando de visualizar las causas de la actual situación económica y social, en un intento por ser objetivos, no cabe duda que el problema es el paradigma con que cada cual trata de ver su propia realidad, en nuestro país no existe otra cosa que un conflicto de modelos, una pujante lucha por imponer una idea sobre otra, en una escena más, de vencer en lugar de convencer.
No invirtamos tiempo en explicar los aumentos de precios y encarecimiento de la vida, que si bien es cierto, es un hecho tangible que golpea nuestros bolsillos, pero que no supera en el análisis, más allá, que un efecto del paradigma con el cual se ven las cosas.
Debatamos en la mesa, si la producción de los bienes y servicios debe estar en manos del Estado o en empresas que atiendan al capital privado, no desviemos la atención en los pro y contras de ambos modelos, sino insistamos en definir con claridad si la economía debe girar en torno al hombre o es el hombre que debe girar en torno a la economía.
No debe haber espacio para demorar el debate, pero el consabido del dialogo, se ha convertido en una excusa que detiene el avance de la sociedad, queriendo dialogar con quienes no muestran intención alguna de hacerlo y cuidado, me refiero a ambos bandos. Me refiero, a una insistencia que ya raya en el cansancio para los oídos que una vez, estaban dispuestos para escuchar.
Siento que el tema, nos impulsa a desnudar los paradigmas y confrontarlos entre ellos, nos acusa de ser defensores a ultranza de un modelo que debe ser ergonómico y que evolucione con la sociedad o simplemente desaparezca, ya que el mismo pueblo sabio y paciente de Alí (1), nos dirá que han llegado los tiempos de erradicar con posturas ortodoxas cuyos resultados comprometen el modelo y su viabilidad, algo parecido a la época de Moisés(2) y la llegada del tiempo de quemar todos los dioses de palo, piedra y hasta de carne y hueso como lo recogió Trincado(3) en su obra.
No debemos acudir a los modelos como un sinónimo de tradición, ya que en términos de la filosofía y la metafísica, la tradición es una traición al progreso, debemos por el contrario, avanzar buscando el progreso de los hombres, aquel que es obra de su trabajo, el trabajo no visto como la explotación del hombre por el hombre, sino como la forma de alcanzar el progreso en una sociedad trabajando para aportar su grano de arena en la construcción donde todos hacemos vida.
Quizás esta última axioma, sea el vínculo más evidente entre un modelo y otro, ya que los modelos capitalistas impulsan el trabajo como forma de generar enriquecimiento y a partir de allí, hacerse de ingresos (Tributos) con los cuales atender a los sectores más vulnerables, al tanto que el Humanismo, debe centrar su paradigma idealista en que, con el trabajo del hombre se logre el desarrollo de las artes, las ciencias y demás áreas del saber humano. Hasta allí, no hay problema en aceptarlo, el problema yace cuando desaparece el dinero como moneda y el hombre emerge como su sustituto.
Decía el cantor del pueblo, que “Si el hombre está en el paisaje es un poco más que el pájaro” citando a Juan Colorado el que canto con Zamora, no se refería a la supremacía del hombre como raza, sino a la solidaridad del hombre por el hombre, aquella que se desprende de toda riqueza y acude a la esencia de lo que somos como especie, la que inmortalizo Rivera(4) en canción, la amenaza que ríe, la amenaza que llora, la amenaza que ama y en que cada beso, es conmovedora
De lo que si estoy seguro, es que no será fácil entender en este debate, la desaparición del dinero como medio de comercio, el momento sublime en el cual se incorpore en la mesa este aspecto, será la muestra fehaciente de salir de la parálisis paradigmática que nos envuelve. No insistas en los pro y en los contras y mucho menos, en los diálogos sin dialogantes!