Diálogo con el nieto de León Trotsky

El nieto de León Trotsky: "La lucha por el socialismo continúa vigente"

Esteban Volkov, nieto del gran revolucionario ruso, reside en México y estuvo de visita en Buenos Aires. El pasado lunes, en el hotel BAUEN de la capital argentina, presentó el documental "Trotsky y México, dos revoluciones del siglo XX", junto a su director Adolfo García Videla. Aprovechamos nuestra presencia en dicho país, donde nos encontrábamos participando en el congreso fundacional del partido Izquierda Socialista, para entrevistarlo.

En la presentación del documental participaron intelectuales de orientación trostkista como el historiador Ernesto González, dirigentes políticos como Ricardo Napurí, peruano radicado en Argentina, Anatoli Matvienko, dirigente político y obrero, miembro de la Unidad Internacional de Trabajadores (UIT-CI), Enrique Fernández Chacón, exdiputado y exconstituyentista peruano, Babá, exdiputado brasileño, dirigente del PSOL y Orlando Chirino, dirigente de la Corriente Clasista de la UNT de Venezuela, entre otros.

Esteban Volkov nació en Ucrania en 1926. Es hijo de Sinaída, hija del primer matrimonio de Trotsky. Unico sobreviviente de una familia diezmada por el stalinismo.

A los 13 años, en mayo de 1939, fue a vivir con su abuelo, León Trotsky, a la vieja casona de Coyoacán, México, hasta el asesinato del revolucionario ruso, en agosto de 1940.

“Es un video extraordinario, que tiene dos funciones: restablecer la figura de León Trotsky y la verdad histórica, que es básica para la memoria de la humanidad… El socialismo tendrá que resurgir. No hay otra opción. Y las pocas veces que ha habido brotes o triunfos breves ha demostrado su vigencia, su actualidad… Yo veo la posibilidad de que el socialismo resurja. El auténtico socialismo con democracia”.

– Noventa años después de la revolución socialista, ¿qué herencia ha dejado Trotsky?

–Trotsky no fue derrotado, la que fue derrotada fue la clase obrera y la Revolución de Octubre. Mi abuelo cayó en la lucha, pero como bien se ha visto el que quedó en el basurero de la historia fue Stalin. La lucha por el socialismo continúa vigente, el capitalismo no tiene solución para los problemas tan candentes y apremiantes de la humanidad.

Mi abuelo dejó el concepto de la revolución permanente, el Programa de transición, dejó todo un bagaje teórico. Y, sobre todo, desenmascaró la mayor falsificación del socialismo que se ha dado, el stalinismo, en La revolución traicionada, obra en la que predice con una precisión matemática que el gobierno de la burocracia llevará al restablecimiento del régimen capitalista en la Unión Soviética.

–¿Tiene algún tipo de relación con militantes u organizaciones trotskistas?

–Mantengo buenos nexos con casi todos, sin estar relacionado ni comprometido con ninguno en particular.

–¿Qué piensa de las experiencias que se dicen “socialistas o de izquierda” en América latina?

–Son socialdemocracias que están dentro del marco de la sociedad capitalista. Habrá que ver si son capaces de responder a las necesidades de la clase obrera.

– ¿Cómo era un día en la vida de Trotsky en México?

–Se levantaba muy temprano. Se ocupaba un rato de darle de comer a los animales de la granja, que era la actividad física que realizaba; para él era una especie de ejercicio. Y desayunaba. No se entretenía mucho en comidas. Siempre cosas sencillas, ligeras. Posteriormente entraba a su despacho y se pasaba toda la mañana dictando, leyendo, estudiando, haciendo recortes de prensa. Luego comía la familia, con todos los camaradas, y tomaba una breve siesta de veinte minutos. Tras lo cual iba al escritorio nuevamente a trabajar hasta el anochecer, 6 o 7 de la tarde, cuando nuevamente salía al jardín a dar de comer a los animales -conejos, gallinas-, que eran para el consumo. Ayudaban a la economía de la casa. A veces yo colaboraba, eso se ve en la película, molía el maíz y otras cosas.

Finalmente se hacía una cena breve y muchas veces después había reuniones en su despacho con camaradas. Discusiones políticas. Le daba gran importancia a la educación, a la formación política y le dedicaba tiempo a eso, a analizar y discutir de diferentes problemas políticos del partido, de organización y otros.

–Como único heredero de Trotsky, cuando visita países como la Argentina donde hay una extendida militancia trotskista, ¿qué siente?

–Me emociona de verdad que existan muchos seguidores y admiradores de mi abuelo.

–Mucha gente no sabe cuál es la diferencia entre el pensamiento de Trotsky y el comunismo, ¿usted qué diría?

–En Rusia se llevó a cabo una revolución en octubre de 1917 dirigida por Lenin, Trotsky y todos los demás bolcheviques, apegada a las ideas del gobierno de la clase obrera, de los soviets, y este pensamiento fue tergiversado, traicionado, cambiado por Stalin que se encaramó en el poder con un aparato burocrático, totalitario, que abandonó totalmente todos estos principios y creó una nueva sociedad con desigualdades, con explotación, con opresión, y mantuvo ese cambio sobre la base de un terror despiadado asesinando a todos los compañeros de lucha de Lenin. Trotsky fue el último de esa larga lista de líderes exterminados, asesinados por Stalin. Básicamente, ésa es la diferencia. Un auténtico socialismo con poder del pueblo, del trabajador, que es lo que querían los bolcheviques, opuesta a una nueva oligarquía o casta privilegiada que es una burocracia o aristocracia que se adueña del poder para su beneficio.

–¿Entre Trotsky y Lenin había diferencias?

–No, diferencias no, esa era la riqueza del pensamiento bolchevique, una tempestad de ideas donde cada quien apostaba y de allí salía el ideario político y la estrategia para seguir. Eso no era un defecto, al contrario. Era positivo. Fue Stalin el que impuso un monolitismo donde él era solamente el que tenía la razón y todos tenían que obedecer y seguir sus mandatos.

–¿Por qué Trotsky era una amenaza para Stalin?

–Sus ideas, críticas y denuncias eran muy poderosas. El socialismo es una opción que tarde o temprano tendrá que tener vigencia para la humanidad.

–¿Por qué el trotskismo nunca llegó a ser la idea dominante?

–Quizás porque las circunstancias históricas no fueron las propicias, pero el trotskismo jugó papeles importantes en la historia, en Grecia, en América latina, en Francia.

“El abuelo murió en las trincheras de la revolución”

“Lo acusaban de ser un agente de Hitler, pero obviamente cuando vino el pacto de Stalin-Hitler, para el stalinismo el abuelo resultó ser agente del imperialismo norteamericano. Ante estos ataques, Trotsky captó que se avecinaba el atentado. “Por lo visto los periodistas están a punto de cambiar la pluma por la ametralladora”, dijo. Y el 24 de mayo, mientras yo dormía en la recámara vecina de mis abuelos, escuché las primeras ráfagas de ametralladora (se refiere al atentado perpetrado por el artista stalinista mexicano Siqueiros).

Instintivamente, me arrojé en un rincón del cuarto todo encogido. Salí de mi escondite y corrí hacia el jardín… empecé a sentir un ardor en el pie por el rozón de una herida de bala en un dedo. Me habían disparando seis o siete tiros. Al poco tiempo se oyó la voz del abuelo, lleno de vitalidad, jovial, de felicidad de haber sobrevivido a ese atentado.

Tiempo después recordábamos la anécdota del abuelo, que creyó que las estampidas eran por una festividad religiosa, ya que en México se tiran bombas por cualquier cosa (se ríe). Es muy típico en México que se usen cohetes. De hecho, ahora en Oaxaca la gente usó cohetes como bazucas improvisadas.

¿Cómo será el próximo atentado? Esa era la pregunta en nuestras conversaciones. Natalia y el abuelo tenían la certeza de que se iba a producir el asesinato. La tregua fue corta. Pasaron apenas tres meses cuando ya vino el atentado final. Tan así que cuando el abuelo, tras sufrir el golpe que le provocaría la muerte, se paró, y todo ensangrentado se le acercó Natalia y le alcanzó a decir: “Jackson, lo que estábamos esperando, por ahí vino”. Yo ese día regresaba de la escuela. Cuando iba llegando noté algo extraño, poco usual. En las tardes había una calma absoluta en la casa. Algo grave estaba pasando.

Vi un hombre ensangrentado que sujetaban dos policías, que ahullaba. Era el miserable aspecto “del héroe stalinista”, de falta de valor, de integridad, de compostura. A él tuvieron el descaro de darle la medalla de la Unión Soviética, la Orden Lenin, algo inconcebible, premiando al que asesinó a su compañero de lucha. Eso pinta de cuerpo entero la falsedad que armó el régimen stalinista.

Dentro de la biblioteca estaba el abuelo en el suelo, la cabeza en un charco de sangre y Natalia a su alrededor con sus guardias. Llegó la ambulancia y se lo llevaron al Hospital Central. Antes de entrar al quirófano le cortaron el pelo. Todavía hizo una broma: “Natalia, parece que llegó el peluquero”, porque en la casa donde vivíamos iba un peluquero conocido a cortarle el pelo al abuelo.

Sus últimas palabras fueron para Natalia. El se despidió cariñosamente: “Natacha, te quiero”. Se dieron su último beso y ya después nunca más. Lo operaron y entró en inconsciencia. Al otro día, cerca de las 17, su corazón dejó de latir.

Según dice Joe Hansen, le dijo que tenía plena confianza en el triunfo de la Cuarta Internacional y del socialismo. Esa fue la despedida del abuelo que, como siempre, sereno, tranquilo, aceptó su destino de caer en la lucha. No era hombre para morir en la cama, el abuelo murió en las trincheras de la revolución, de la lucha por el socialismo.”


Miguel Angel Hernández es profesor de Historia en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y dirigente del Partido Revolución y Socialismo (PRS)



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Miguel Angel Hernández (Aporrea - El Socialista)

Profesor de Historia en la UCV y miembro del comité impulsor del Partido Revolución y Socialismo. Como marxista, Hernández aboga por el definitivo rompimiento con el capitalismo en Venezuela y por la construcción del socialismo.


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