Según el diccionario Larousse, un “partido” es una “… Parcialidad, bando, grupo: el partido conservador. (SINÓN. Bandería, clan, facción, secta.) …”, entre otras cosas. Lo cierto del asunto es que denota la idea de una organización, o grupo de gentes reunidas, juntas en torno a un fin común. Tomar partido, formar un partido indica unión, unidad. Si un grupo de personas reunidas en un lugar no están unidas no forman un partido. Por otro lado, un partido desunido es simplemente un disparate. Por tanto, encuentro innecesario desde el punto de vista del lenguaje el uso del adjetivo unido en el nombre del Partido de la Revolución Bolivariana (PRB) o Partido Bolivariano Revolucionario (PBR).
¿Se justifica su uso desde el punto de vista político? Creo que tampoco. El adjetivo unido por un lado indica que existen unos grupos desunidos que apoyan al Presidente Chávez y que necesitan ser o estar unidos en una misma organización política pasando por la desorganización de sus propias organizaciones. Esto sería disolver todas las organizaciones políticas y que sus militantes ahora pasen a las filas del nuevo partido. Se asume que no estaban unidas. Si bien no estaban burocráticamente unidas, todos esos partidos y agrupaciones apoyaron la candidatura del Presidente Chávez y sus proyectos para este próximo período electoral. Por otro lado, el adjetivo unido enfatiza que una vez creado el nuevo partido se mantendrían sin divisiones, cosa que nadie puede garantizar. En los dos casos el adjetivo unido indica que existían divisiones, que se quieren resolver las mismas con una medida burocrática y que se prevendrán futuras divisiones. Mal comienzo para el nombre.
Si se quiere crear un partido por las bases, el nombre debe ser sometido a una discusión. Mi contribución a la discusión en que el adjetivo “unido” es redundante, nadie puede concebir un partido desunido. Alguien diría vayamos a la discusión de fondo y dejemos a un lado el nombre. Le contestaría que el nombre es importante, por ejemplo una cosa es que el partido se llame comunista, otra distinta que se llame socialista. Recordemos que Marx y Engels nombraron “comunista” a su famoso Manifiesto evitando el uso del término socialismo. ¿Por qué? Dejemos que el propio Engels nos lo explique: “(…) cuando este Manifiesto vio la luz, no pudimos bautizarlo de Manifiesto socialista. En 1847, el concepto de “socialista” abarcaba dos categorías de personas. Unas eran las que abrazaban diversos sistemas utópicos, y entre ellas se destacaban los owenistas en Inglaterra, y en Francia los fourieristas, que poco a poco habían ido quedando reducidos a dos sectas agonizantes. En la otra formaban los charlatanes sociales de toda laya, los que aspiraban a remediar las injusticias de la sociedad con sus potingues mágicos y con toda serie de remiendos, sin tocar en lo más mínimo, claro está, al capital ni a la ganancia. Gentes unas y otras ajenas al movimiento obrero, que iban a buscar apoyo para sus teorías a las clases “cultas”. El sector obrero que, convencido de la insuficiencia y superficialidad de las meras conmociones políticas, reclamaba una radical transformación de la sociedad, se apellidaba comunista. Era un comunismo toscamente delineado, instintivo, vago, pero lo bastante pujante para engendrar dos sistemas utópicos: el del “ícaro” Cabet en Francia y el de Weitling en Alemania. En 1847, el “socialismo” designaba un movimiento burgués, el “comunismo” un movimiento obrero. El socialismo era, a lo menos en el continente, una doctrina presentable en los salones; el comunismo, todo lo contrario. Y como en nosotros era ya entonces firme la convicción de que “la emancipación de los trabajadores sólo podía ser obra de la propia clase obrera”, no podíamos dudar en la elección de título. (…) (Engels, 1 de mayo de 1890, en: http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm). Entonces, la discusión en torno al nombre si es importante. A partir de éste se definiría la “personalidad” del partido.
Los adulantes y oportunistas dirán que estoy promoviendo el divisionismo. Los adulantes y oportunistas que tienen o buscan cargos en el gobierno, o que aspiran a la bendición del dedo de Chávez para que los designe alcaldes, gobernadores, etc. dirán que al jefe no se le cuestiona. Si estamos en revolución, si el partido se creará por las bases el nombre tiene que ser discutido. La opinión de todos vale. Los argumentos a favor de uno u otro nombre deben ser convincentes, el resultado de una discusión y no una imposición.
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