Para alcanzar el principio de la búsqueda en la que estamos trabajando, considero que es necesario conocer una breve reseña histórica de las ideologías socialistas, puesto que muchos estudiosos solo se han limitado a hablarlo desde Carlos Marx y Engels, para acá. Cuando la aspiración humana, sobre todo de las capas bajas y en tiempo de miseria, desde el primitivismo, siempre han tendido a buscar para vivir un cambio radical de las relaciones sociales y económicas y esa tarea, esa lucha, es tan antigua como la existencia de la propia humanidad, lo que pasa es que muchos capítulos han quedado sepultados y otros muy incompletos. Solo lo que atañe a la época del socialismo Marxista es que disponemos de abundante y rico material informativo. Pero, si investigamos hacia atrás, nos sorprendemos cuando encontramos que el budismo en su intención propago un comunismo ascético, su fundador Gautama Buda, apareció en la India alrededor del año 550 antes de cristo, como socialista y en su predica negaba el estado brahmánico articulado de castas, sin embargo el budismo, como mas tarde el cristianismo, se acomodó a las circunstancias políticas y sociales y asumió elementos del brahmanismo. En la antigua china surge en el siglo quinto antes de cristo, Mo-Tsu (Mo- Ti) este líder aparece preconizando y estableciendo un sistema comunista y lo basa en el realismo de los filósofos morales chinos y señala la relación entre el ambiente social y el comportamiento moral: “son buenos los tiempos cuando el pueblo chino es humano y amable. Son malos los tiempos cuando mi pueblo es vulgar y malo”. Su base ideológica la fundamenta en el mandamiento de un amor general entre la humanidad. En el año 1048 al 1085 el emperador Shen- Tsung, junto con su ministro Wang-an-Shih trataron de llevar a efecto en 1069 algunos cambios social reformista en la agricultura, el comercio y la industria, los cuales tenían que ejercerse dentro de un monopolio del estado “para acudir en auxilio de los pobres, para que no fueran devorados por los ricos”. Los precios tenían que fijarlos las autoridades estatales y solo debían satisfacer impuestos los opulentos, siendo empleados en la subvención a los pobres. Con elementos de un socialismo de estado se trato de crear así un socialismo estatal, ya que se creo un sistema de bienestar, pero 30 años después y por falta de organización y solides en la política, todas estas leyes fueron derogadas bajo la presión de los capitalistas propietarios.
En el siglo XI nace una secta socialista de carácter radical, la cual basó su doctrina en la inmediata abolición de la propiedad privada de la tierra y también la renuncia a la violencia política, cuya sentencia manifestó: “la sociedad se fundamenta en la ley/ la ley es la justicia y la depredación, en la religión/ y la religión es la mentira, en el poder/ y el poder es la tiranía”.
Una de las fuerzas actuantes que proceden de causas justas, las encontramos escenificadas en esas civilizaciones nómadas que operaron directamente sobre sus sociedades, y es precisamente la Biblia la que nos señala esas comunidades como precomunistas, pues la propiedad comunitaria la deduce durante este tiempo como cosas deseadas por dios, incluso cuando apareció la propiedad privada en Canaán y ciertos profetas la reconocieron. “Jeremías denomino a la época del desierto el tiempo de noviazgo de Israel… y aquello no solo por la máxima proximidad con Jehová, sino también por razón de su inocencia económica” ( Ernst Bloch). Al capitalizarse Canaán, crecieron los señores y su pueblo entró en una lucha de pobres contra ricos, fue un tiempo de mucha tirantez interna y externa, a la vista estaba la maxima concentración de la miseria, la pobreza y la explotación y en muy pocas manos la enorme riqueza. En el año 765 antes de cristo aparece el mas antiguo y acaso el mas grande de todos los profetas, Amós, quien en la fiesta de otoño del santuario de Bethel, se declaró contrario y rebelde y en nombre de Jehová lanzó su maldición contra los ricos, cuya acción llevaría el país a la ruina. “ quiero enviar a Judá un fuego que aniquilará los palacios de Jerusalén… por ello, porque los justos son comprados con dinero y los pobres con un par de zapatos. Meten la cabeza de los pobres en el barro e impiden el paso de los míseros” (Amós, 2,5/7). Amós prosiguió en los montes de Samaria sus predicas contra los poderosos y los ricos, “que cometían tropelías y violencias aglomerados en sus palacios” (3,10), “que haraganeaban en su divanes y sobre el damasco de sus lechos” (3,12), “que oprimían a los pobres y quebrantaban a las necesidades” (4,1), y a los que profetizaba la pronta aniquilación por la mano vengadora y justiciera de Jehová.
Idénticos, rebeldes y con tono revolucionario de justicia social hallamos en Oseas y, sobre todo, en Isaías. “¡ay de aquellos que añaden una casa a otra y un campo a otro, hasta que deja de haber espacio y ellos poseen solos la región. Es una crítica a la injusticia social y una declaración de lucha de clases entre pobres y ricos. “¡ay de aquellos que promulgan leyes injustas y de los escribas que dictan constantemente suplicios, que apartan a los pobres del camino de la justicia y roban a los míseros de mi pueblo su derecho, de quienes son las viudas su botín y despojan a los huérfanos” (10,1/2).
Sobre la miseria y la estrechez de los pobres se dice en el deuteroisaias: “hay un pueblo robado y despojado; están enmarañados en cuevas y ocultos en celdas: han sido victimas del robo y ningún salvador aparece ni nadie que diga: “devolved eso”. Pero también se encuentra aquí el anuncio en el planeta tierra, sin propiedad privada ni dinero. Ezequiel también expone: “la tierra deben todos compartirla como bienes propios y sortearla entre los individuos, tanto extraños como indígenas”. Esto significaba racionalmente que la nueva ordenación de la sociedad era igualitaria. (Continuará…).