Como se podrá sentir un revolucionario venezolano, que lucha por la igualdad social y forma parte del poder popular soberano, al saber que este diciembre recién pasado, se ha anunciado con bombos y platillos el regreso a nuestra país, de la venta de vehículos ROLLS ROYCE, unos de los automóviles mas caros del mundo.
Según la nota de prensa entregada a los medios de comunicación social el “ Rolls Royce Phantom” presentado en Venezuela tiene un delicado trabajo de pintura en color negro “zafiro”, con rines cromados de 21″ en aluminio. Su interior está cubierto en cuero tipo “grain” en negro y gris claro, que se complementan con una alfombra negra. Los enchapados a mano en color Negro Piano, se pueden ver en todo el auto incluyendo el panel de instrumentos. Los accesorios de audio y video incluyen pantallas de plasma individuales, un DVD de seis cambios y un panel de control para los pasajeros de la parte trasera. El exclusivo logo de Rolls-Royce se puede apreciar en los cuatro apoya cabezas insertados en cuero negro…” .
Tal obscena exquisitez dentro de un proceso revolucionario tiene y debe ser revisado. Sin la menor duda el anuncio de la venta de este tipo de vehículos, el cual tiene un precio de mercado de ¡US$ 320.000.00!; es el síntoma de una enfermad mayor, que debe ser atacada a tiempo antes que se convierta, esta pornografía social, en una epidemia cuyo virus marque cada vez mayor diferencia entre el que mas tiene y los que menos poseen.
Con las gruesas ventas de aviones privados, vehículos importados, bebidas costosísimas y demás bienes de lujo, nuestro país en la actualidad se acerca mas a la “Venezuela Saudita”, que a la de la igualdad social que se pregona, pero que luce distante de objetivos concretos, a pesar de los esfuerzos que se hacen para aumentar el nivel de vida de los mas pobres.
No puede aceptarse dentro de un proceso Bolivariano, que los que han gozado de riquezas casi desde la época del Libertador, vean aumentar sus fortunas junto con un “grupete” de nuevos ricos surgidos al amparo de las nuevas realidades existentes en el país, y toda esa “borrachera” se produce, ante los ojos de un pueblo que sabe que por primera vez en muchísimos años, tienen la esperanza de una igualdad en la búsqueda de la felicidad, a través de una redistribución de la riqueza, dándole mas a los que menos tienen, para lo cual se hace obligante el aporte social de esos “ empresaurios” que prefieren malgastar lo que tiene en lugar de aportarlo voluntariamente a los mas necesitados.
FUNCIONARIOS PUBLICOS MULTIMILLONARIOS.
Cuando en el estado Nueva Esparta, denunciamos los “groseros ingresos” de Registradores y Notarios que en muchos casos sobrepasaban el sueldo del propio Presidente de la Republica, llegando incluso a percibir hasta 100 millones de bolívares mensuales, fuimos victimas, una vez mas, de ataques a través de la compra de espacios en la prensa. Ahora a través de la reforma de la Ley de Notarias y Registros, se ha limitado tal despilfarro, a un numero determinado de salarios mínimos, de acuerdo a la actividad de cada oficina de estos funcionarios fedantes.
Igualmente en la cabeza de las distintas ramas del Poder Publico Nacional y en algunos casos a nivel regional o de empresas publicas, los funcionarios públicos se han auto asignado sueldos de mas de veinte millones (Bs. 20.000.000) mensuales, a lo cual se le suman hasta diez meses de aguinaldos al final del año, con lo cual algunos de estos empleados públicos, acaban con cheques de hasta 200 millones de bolívares para sus “compras” decembrinas. A lo anterior se suman vehículos asignados, chóferes, guardaespaldas, gastos de representación y demás compensaciones que convierten a este segmento del funcionariado, en auténticos privilegiados de la sociedad, produciendo una antipática diferencia con el resto de los ciudadanos.
Es por lo anterior que asumimos el respaldo de la anunciada “Ley de Emolumentos para los Altos Funcionarios de la Administración Pública” la cual según el diputado Tascón, regulará el máximo sueldo que podrán devengar los funcionarios públicos a los fines de evitar la voracidad financiera de una burocracia plutocrática.