Esto que voy a decir es una opinión muy personalísima y no quiero que se vaya a tomar como si quisiera influir en alguien. Cuándo era muchacho fui militante de Acción Democrática y ello se debió a que mi padre aunque no tuvo protagonismo político de relevancia, se desempeñó como delegado sindical en el desaparecido Ministerio de Obras Públicas (MOP); se podría decir que fue uno de los fundadores de esa tolda política, estuvo en sus filas desde sus inicios.
En esa época de mi juventud se hablaba mucho dentro del partido, de revolución, también de la oligarquía y cuyo principal exponente era el partido Social Cristiano COPEI y nuestro principal adversario político, por no decir enemigo, era el Partido Comunista, los ñángaras como se les conocía en esa época. Con el transcurrir del tiempo, algunos nos fuimos dando cuenta que la dirigencia del partido (AD), estaba desviando el camino y fue en 1967, cuándo en las elecciones primarias para seleccionar el candidato de Acción Democrática a la elección presidencial de 1968, fue ganada con una amplia votación, por el ilustre maestro Luís Beltrán Prieto Figueroa, no obstante el mal llamado “Padre de la democracia”, Rómulo Betancourt, se opuso diametralmente a tal decisión soberana de la militancia del partido y prefirió dividirlo a aceptarla e impuso a Gonzalo Barrios como el candidato.
De esa división nació lo que hoy se conoce como el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP) y cuyo líder principal fue precisamente el maestro Prieto. En ese año dejé de militar en Acción Democrática, muchos se quedaron por esos sentimentalismos que uno no entiende y que pensaban que lo que Rómulo decía era santa palabra. Acción democrática, desde mucho antes de ese evento ya había tomado el camino de la traición al pueblo y sus dirigentes solo estaban motivados por sus ambiciones personales y ansias de poder. ¿Por qué hago todas estas reflexiones? , porque de todos los partidotes, partiduchos y partiditos que han pasado por la vida política de este país en los últimos, por lo menos 75 años, solo uno ha mantenido una línea vertical, en medio de las atrocidades que fueron cometidas en contra de él y sus dirigentes y que no pudieron quebrantar de ninguna manera su fortaleza y dignidad y que muchos de esos dirigentes prefirieron morir antes que doblegarse. Ha sido pues, el Partido Comunista de Venezuela, un ejemplo de lucha revolucionaria y si un nombre debería llevar el partido unido de la revolución ese es: “Partido Comunista de Venezuela”.
