RESUMEN
La nueva cultura de la investigación se vincula con la gnoseología y la epistemología, términos de origen indo-europeo usados para designar la teoría del conocimiento en general, el primero, y el conocimiento científico en particular, el segundo, según cierta tradición alemana e inglesa, respectivamente. El asunto tiene sus implicaciones que han motivada las reflexiones que a continuación se ofrecen con una nueva perspectiva. Primero, el conocimiento constituye una constante en la civilización humana y ha tenido expresiones en diversas disciplinas que van desde las artes visuales a la arquitectura, la escultura, el comercio, la política, la literatura en prosa, teatro, la filosofía, la técnica o poesía, entre otras como la llamada literatura sapiensal presente en ciertos textos sagrados, desde la Biblia al Corán. Segundo, el conocimiento científico se pudiera pensar que inicia en el mundo antiguo con los atomistas griegos del tiempo de los presocráticos a la modernidad con Descartes, Hume, Locke, Newton, Kant, entre otros; que discurrieron sobre el racionalismo, el utilitarismo y sensualismo o la experimentación, que sería el caso de John Locke con su Ensayo sobre el entendimiento humano, la Crítica de la razón pura, de Kant y el Discurso del método, de René Descartes; que son los principales representantes del monismo metodológico en el hacer científico en la modernidad-colonialidad, caracterizado por las proposiciones hipostáticas sujetas a comprobación, uso de variables estocásticas controladas y base matemática-estadística. La nueva perspectiva, en cambio, propone el pluralismo filosófico y metodológico y el diálogo de saberes, con el reconocimiento de las culturas otras; con lo que se postula una nueva cultura de investigación en fase de consolidarse en el marco de la sociedad actual.
Descriptores: nueva cultura de investigación, pluralismo cultural, modernidad, descolonialidad, ciencia endógena.
INTRODUCCIÓN
Las últimas décadas del siglo XX y estas primeras del XXI se ha visto emerger nuevas orientaciones filosóficas y tecnológicas, conceptuales y procedimentales que han trastocado el núcleo temático del quehacer científico y humanístico tradicional. Así, se ha visto transcurrir la práctica investigativa desde el llamado monismo teórico y metodológico al pluralismo filosófico, asumiendo nuevas visiones en los planos de la lectura de la realidad compleja y su aprehensión mediante instrumentos de nuevo tipo, donde el conocimiento emerge de lo indicado con las categorías con una nueva perspectiva en lo ontológicos, epistemológico, antropológico, axiológico y metodológico; que es lo que continuación se aborda en el texto presente, como parte de una reflexión expuesta someramente, desagregando un aspecto del otro y al final se concluye con una aproximación sucinta, ya que de acuerdo con Drucker (2008) cada medio siglo la sociedad humana vive una transformación en todos los órdenes. En efecto, este autor destaca que:
Cada pocos centenares de años ocurre en la historia de Occidente una notable transformación. Cruzamos lo que en un libro anterior (Las nuevas realidades, 1989) llamé "divisoria". En el términos de pocos decenios, la sociedad se reacomoda _en su visión mundial. En sus valores básicos. En su estructura social y política; en sus artes; en sus instituciones clave. Cincuenta años hay un mundo nuevo. Y la personas que nacen entonces no pueden siquiera imaginar el mundo en que vivieron sus abuelos y en que nacieron sus propios padres. Vivimos una transformación de este tipo que está creando una la sociedad pos capitalista (p. 3).
Las referidas transformaciones se producen en el campo de la producción del conocimiento científico, así, aunque el método único se ha pretendido aplicar de ,manera universal; tanto en las ciencias fácticas o experimentales y las ciencias formales, la lógica, matemática e informática; como también a las ciencias sociales y humanas; ello aunque el objeto de estudio o fenómeno de las estructuras objetivas de la sociedad (naturaleza, economía y política) o las estructuras subjetivas (ideas, mentalidades; cultura, psicología social; arte, entre varios tipos de temas), en otras palabras, la perspectiva decolonial aplicada al estudios sociales como parte de los procesos globales de toda sociedad moderna y contemporánea, introduce una nueva lógica tanto en el abordaje de áreas susceptibles de estudio sistemático y organizado, así como en las técnicas de recolección de datos, elaboración del análisis y conclusiones, así como la aplicación de los resultados con fines de resolver problemas impostergables de manera efectiva. Por lo que la nueva perspectiva anunciada ha significado una novedad inquietante.
Así se tiene que la perspectiva decolonial aplicada a los procesos de investigación introduce una nueva lógica discursiva y praxiologîa en el abordaje de áreas sociales y humanas susceptibles de estudio, ello con las nuevas formas de recolecta de datos, análisis e interpretación, así como en la elaboración de conclusiones con atinencia, además de desarrollar y sistematizar, además de propiciar los resultados. Y que no vayan a ser documentos que pasen a engrosar las estanterías de los repositorios documentales en bibliotecas especializadas, sino que tales estudios generen impacto social, comunitario y personal. Como bien acota Denis (2001) los movimientos sociales más contemporáneos y actuales, así como los intelectuales más conscientes y comprometidos con el pensamiento emancipador han venido generando un conjunto de herramientas categoriales que sustentan las propuestas de del diálogo en pie de igualdad entre las culturas nativas u originarias y que poseen una determinada estructura gnoseológica de validez local y regional o continental.
Lo anterior requiere, además, de un nuevo aparato crítico a fines de evaluar o "filtrar" desde los respectivos ejes temáticos de interés los préstamos lingüísticos o nociones conceptuales y metodológicos asimilados de otras culturas, como la anglosajona norteamericana, europea u otras en los planos ontológico o lectura de la realidad del entorno representada desde la interioridad de la persona o como realidad ya dada objetivada empíricamente fuera de la conciencia del sujeto, sino que es entendida como parte de la realidad social e institucional del Estado_Naciôn. La reafirmación, personal e institucional de la realidad pasa por la reafirmación ontológica más allá de la lógica proposicional de la doble negación con enunciado verdadero, dado que la falsedad pues tiene doble equivalente; en otras palabras; en términos prácticos, supone la reafirmación del ser social, personal e institucional de lo negado, en términos de Denis (2001) y de la subalternidad cultural y antropológica, de lo fragmentario y asumirlo como un espacio real y simbólico de manera integral, tanto en lo físico de la geografía como en lo simbólico y cultural.
Lo anterior supone también; de acuerdo con Denis (2001) apostar por una lucha contra hegemónica, siempre acompañada de la reivindicación por la reivindicación de una cultura de la horizontalidad, del repudio del representativismo y las burocracias (p; 23), con esto se afecta y somete a transformación el estatuto epistémico de ese conocimiento especial por su rigor y sistematización que es la ciencia moderna; sin embargo, fuerza es decirlo, el viejo modelo de ciencia se ha agotado. El modelo empírico analítico ha devenido en un recurso insuficiente, pues ha perdido su capacidad para describir y comprender la realidad social; por lo que ha venido emergiendo un sistema un nuevo sistema de hacer ciencia social y humana; éste tiende a reconocer lo negado y excluido (principio del tercero excluido); viene a ser otra mirada que reconoce la validez de los saberes ancestrales en contextos específicos, ello como parte de prácticas culturales no occidentales.
Es decir, tales elementos de la nueva ciencia entran en relación con las culturales ancestrales y guardan relación con una forma de abordar la realidad social según prácticas culturales; cuya gnoseología no no occidentales impone una nueva visión en la relación sujeto objeto, donde lo negado pasa a ser reafirmado, de lo no constituido a constituyente con potencial de renovación de todas las entidades sujetas a ser conocidas. Ello es así, y de tal forma, que ha trastocado la jerarquía dominante, la pretendida superioridad occidental, tanto en la escala de valores ético morales como modelos de convivencia o ciudadanía y aprehensión de los fenómenos sociales, humanos y naturales. Es decir, guardan relación de pre eminencia frente a otras prácticas de ciencia, tecnología y política, por lo que se entiende que la ciencia como creación humana y cultural está en relación al tiempo y lugar donde se ha formulado como parte de la creatividad humana en sentido individual y colectivo.
La crítica al respecto, viene a ser la ciencia está condicionada humanamente por el ethos cultural que la sociedad se ha dado en el tiempo, en otras palabras, constituye una mirada desde un punto o un modelo de acción impregnado de la ideología hegemónica de la sociedad en un tiempo de la larga y mediana duración. Es una mirada desde un punto y, en consecuencia, es un conocimiento situado históricamente; así se tiene que el se diría que el potencial epistémico, por así decir, aportado por los nuevos sujetos sociales preteridos y sus verdades de sentido, son elementos contextualizados y se revelan con mayor fuerza en las dinámicas internas de las estructuras sociales de un tiempo y lugar. Por lo que las propuestas derivadas del análisis de los hechos sociales pueden tener mayor pertinencia para comprender y transformar que los discursos abstractos.
La matriz comprensiva aportada entre lo que se considera necesario y suficiente en el marco de la ciencia occidental permanece en la ciencia social y humana, pero se introduce algunos otros elementos complementarios a la gnoseología y epistemología tradicional en el mundo occidental y la modernidad colonialidad, por ejemplo, la perspectiva integral de la sociedad y del ser humano, propio de las llamadas ciencias endógenas, estos son los aspectos que se consideran en este texto a modo de una aproximación sucinta.
DESARROLLO
La ciencia, expresión más elevada de la racionalidad humana en términos de Zambrano (2010), además como destaca Bunge (1973) representa un tipo especial de conocimiento; el mismo ha tenido históricamente un desarrollo conceptual importante con fines de describir el comportamiento de determinados fenómenos naturales y sociales, así como también realizaciones técnicas mediante ciertas innovaciones que hacen operativas y prácticas las teorías; tiene de igual manera determinadas expresiones institucionales influyentes en las percepciones de los miembros de las comunidades nacionales e internacionales, dado que si bien la ciencia suele estar históricamente situada en tiempo y espacio, no constituye un asunto determinado por la geografía y la dinámica socio histórica de la acción de los hombres en el tiempo (Vilar, 1998) y tampoco viene a ser una cuestión historicista; sino que, si bien la ciencia es conocimiento situado (Sosa Abascal, 1991), trasciende su dimensión de época hasta cierto punto, pero igualmente está sujeta al cambio; transformación y sustitución. Al respecto, Martínez Miguêlez (2006) destaca que:
El período histórico que nos ha tocado vivir, en la segunda mitad del siglo XX, podría ser calificado con muy variados términos, todos, quizá, con gran dosis de verdad. Me permito designarlo con uno: el de la incertidumbre, incertidumbre en las cosas fundamentales que afectan al ser humano. Y esto, precisa y paradójicamente, en un momento en que la explosión y el volumen de los conocimientos parecieran no tener límites. Los caminos, en otros tiempos seguros, se han borrado, la autoridad de los maestros ha sido socavada, el sentido de las realidades se ha diluido y los mismos conceptos de ciencia y verdad son cuestionados. La duda, la perplejidad, la inseguridad y una incertidumbre en general se han instaurado en toda mente profundamente reflexiva. No estamos solamente ante una crisis de los fundamentos del conocimiento científico, sino también del filosófico y, en general, ante una crisis de los fundamentos del pensamiento. Esta situación nos impone a todos un deber histórico ineludible, especialmente si hemos abrazado la noble profesión de ensenar (p. 17).
Otros autores destacan que se está en un cambio de época, es decir, en una crisis de la modernidad y de la civilización occidental; en efecto Lanz (2004) acota que:
Estamos diciendo que la Modernidad, (con "M" mayúscula), es decir, una civilización, tiene tres o cuatro siglos instaurando y realizando un modo de ser, de pensar, de producir, de reproducir la vida, el hombre; la humanidad. Esa modernidad ha entrado en crisis. Ah, sí; lo que está en crisis es una civilización, una lógica fundante, sus conceptos pivotes fundamentales, entonces no estamos hablando para nada de una "crisis de crecimiento", de un accidente, de una aceleración repentina, de una coyuntura inconveniente, de una anomalía reparable; estamos hablando de una convulsión en la médula fundacional de la civilización que gobierna el globo terráqueo desde el siglo XVI en adelante, sobre manera, a partir del siglo XIII (p. 6).
Se ha pasado de la seguridad del método cartesiano a otro momento, el de pensar sin paradigmas o supuestos bajo los cuales se ha venido pensando la realidad total y ello demanda una nueva "caja de herramienta" a fin de describir y comprender los procesos sociales e institucionales entendidos como sistémicos y complejos con intervención de múltiples variables intervinientes, continuas y discretas; ya que también se ha pasado del objetivismo como fundamento de todo conocimiento al reconocimiento de la perspectiva de las ciencias de la cultura, donde la subjetividad y las otras miradas son posibles y necesarias para comprender fenómenos de la conciencia expresadas a través del arte en diversas formas y de la convivencia humana.
Asunto importante viene a ser que el modelo científico empírico analítico y su teoría de la acción se ha decantado en la aplicación del mismo de forma prácticamente en un ámbito universal, principalmente en el campo de las ciencias fácticas o naturales: biología, química, física, junto a sus ciencias o disciplinas aplicadas como la medicina, farmacología, las ciencias formales como la matemática, lógica, informática y la llamada "cibernética" en general y las "ciencias computarizadas" y las ciencias de la información de tan amplio espectro. Inclusive, algunas obras literarias versan sobre las deleznables consecuencias de la torcida aplicación de la ciencia en general y de la ciencia de la información. Concretamente, "Un mundo feliz"; de Adlux Huxley y "1984", de George Orwell o "Rebelión en la granja", en todas estas obras literarias lo predominante viene a ser el mecanismo de control social implementado en la ficción de sociedad descrita y la noción de ciencia que se maneja es el de la ciencia tradicional y su uso interesada por la élite del poder.
Es decir, los parámetros que sigue la ciencia normalmente contienen valores sociales, culturales y morales que son propios de una región o localidad y procedimientos propios que al universalizarse su control sobre la realidad se relativizan y pierden cierto valor descriptivo, todo lo cual se puede denominar cultura de la investigación, ya que a través de indicadores estadísticos o numéricos y de determinados atributos como actitudes y modos de hacer las cosas indican aspectos relevantes de un modo de vida; de esa manera sólo se puede llegar a su núcleo temático y de manera aproximada mediante la estadística paramétrica o inferencial. Y hacer estimaciones sobre el valor del comportamiento de las unidades de estudio o determinados campos de la realidad. Al respecto, Martínez Miguêlez (2006) acota que: "Si hubiéramos nacido en China, hubiéramos asimilado su cultura; su ideología y sus valores, así como también su matriz epistémica y su paradigma lógico. Igual cosa nos hubiera pasado al nacer en Congo o en cualquier otro país. Pero nacimos en nuestra tierra y asimilamos lo que hoy nos distingue" (p; 239).
Lo central en este aspecto lo constituye el hecho de que los desarrollos internos e híper especializados de la ciencia y su práctica contemporánea y actual están impregnados de los valores estandarizados de la sociedad global, el de la modernidad y colonialidad, es decir, dominados por el pragmatismo y el utilitarismo, la actitud crematística donde el control social se ha tornado más demandante, sin embargo, de manera teórica sino práctica, la sociedad está pidiendo cambios a fin de que se desarrolle también la sustentabilidad ambiental, social y ecológica, donde las herramientas tecnológicas no sólo tengan un desarrollo autónomo y atomizado; sino que consideren la visión de totalidad sistémica. Ya que en la ciencia hay cosas, métodos; técnicas e instrumentos que permanecen, pero se les ha agregado otros aditamentos, por ejemplo, como recuerdan Pozos Garza e Ituttalde Torres (1998): "Desde que, en 1924; William Einthoven (1860/1927) obtuvo el premio Nobel de Medicina por el descubrimiento del electrocardiógrafo de cuerda hasta nuestros días, el electrocardiograma es y continuará siendo la herramienta más valiosa de la cardiología moderna" (p. XI).
Igualmente, hay continuidad en ciertas ideas y mentalidades en la historia, en este caso la visión colonial en las relaciones culturales, concepciones de las personas e instituciones; aunque la vivencia de las mismas no sea igual, el sustrato básico permanece; pero sufren transformaciones, cambios y sustituciones. Así lo destaca Martín Barô (1987) cuando señala el siguiente ejemplo particularmente ilustrativo:
Una buena parte de los conquistadores ibéricos se sentía portadora de una misión religiosa; someter a la fe cristiana, evangelizar en la verdadera fe a los pueblos paganos del nuevo mundo. Sería ingenuo pensar que la evangelización constituyó el principal móvil de la conquista; pero sería erróneo también ignorar el papel crucial que la expresión religiosa tuvo, no sólo como justificación para la conquista de tierras y pueblos, sino como objetivo socialmente significativo; movilizador de voluntades y energías. De hecho, las sociedades que han ido surgiendo de la colonia ibérica están fuertemente marcadas por el elemento religioso, tanto por la fuerza social de la iglesia institucional como por el particular dinamismo que se deriva de la religiosidad de los pueblos (p. 229).
Para la ciencia social y humana, según Bauman (1975) y dicho hace ya casi cincuenta años, resulta de particular importancia considerar la cuestión teórica y metodológica para abordar los hechos sociales con mayor solvencia y realizar valoraciones o interpretaciones con la atinencia necesaria y suficiente, sin embargo; dice el autor citado que:
La mayor dificultad proviene del hecho de que, al intentar crear las condiciones para medir las actitudes de los individuos, los investigadores transforman necesariamente la categoría de la actitud en un producto de medida sobre la escala construida por ellos mismos. El experimento, que consiste en registrar las respuestas dadas a las cuestiones que los sociólogos plantean a los entrevistados, se transforman, cada vez más, en un conglomerado de comportamientos no verbales, provocados por estas escalas de medida. Así, pues, algunos seguidores de esta concepción pretenden que la actitud se defina por la suma de las respuestas a sus cuestionarios.
Ante la cuestión de si es posible unir la problemática de la investigación con la elección de los métodos inductivos de procedimiento, se debe llegar a la conclusión de que es necesario valorar todo método en base a las tareas de investigación para las que debe servir. Si antes hemos supuesto una complementariedad entre las diferentes cuestiones planteadas a la realidad social por las concepciones particulares _realidad en cada una de estas concepciones particulares presenta bajo un aspecto distinto_, debemos aceptar consecuentemente la tesis de que los diversos métodos experimentales y de observación, en sociología, son complementarios, y que solo su unión puede satisfacer las múltiples necesidades del conocimiento sociológico (p. 503).
Queda establecido con lo anterior que la crisis de los fundamentos de la ciencia y en especial de la ciencia social deviene al menos de la década de 1960, pero se va a expresar con mayor fuerza hacia finales de 1990 y lo que va del nuevo milenio, en que paralelamente emergen nuevas propuestas epistémicas, no sustitutivas sino transformadoras, ya que nada nace de la nada o ex nihilo, sino que se apoya en modelos previos exitosos; sea para ampliarlos o profundizarlos. Lo cierto es que la ciencia tiene un papel decisivo en la toma de decisiones en la vida de las naciones y su ciudadanía, o sea generar políticas públicas y en entender cómo se vincula la vida social, actores de la política, iglesia, partidos políticos y la actividad cultural con los patrones generales de hacer ciencia, también denominada práctica científica.
CONCLUSIÖN
La ciencia, según la concepción heredada del positivismo, se establece rigurosamente por relaciones causales que explican los efectos derivados de tal acontecer en la naturaleza y en la sociedad, objetivadas en hechos observables y con posibilidades de predicción que, a su vez, permite planificar mediante metas y objetivos las acciones a seguir en cualquier ámbito de la vida social e individual. De esa manera, además, la ciencia da muestras de sus posibilidades y límites en determinados rangos en la mecánica celeste, societal y personal. De hecho, resulta ya tradicional entre los cultores de la filosofía medieval usar la expresión "Deus et machina" para referirse a la "Obra de Dios" o un ente absoluto que baja de la máquina de la naturaleza y la ciencia tiene el rol de descubrir o describir el comportamiento de sus mecanismos internos a través de leyes que gobiernan los procesos en el mundo físico/natural y cultural.
En ese sentido, las relaciones mecánicas causales desencadenan movimientos cuyo comportamiento específico describe cada disciplina o ciencia particular según su objeto de estudio, de tal manera que puedan ser objetivadas en sistemas, modelos o leyes que permitan la previsión futura o predicción; tal visión y práctica científica ha copado la escena. Así, se ha observado el desarrollo teórico conceptual y procedimental de un modelo exitoso de ciencia mediante la aplicación de ciertas tecnologías sociales, o modelos políticos cuya estructura básica de acción obedece a los mecanismos de estímulo y respuesta, según el conocido procedimiento del condicionamiento clásico o el conocimiento operante; a ello últimamente se le ha opuesto el "conectivismo". A saber, la combinación entre el constructivismo y las teorías cognitivas, postulador del conocido aprendizaje en red de las organizaciones en la actual era digital, por lo que crean valor a los bienes y procesos, ello a partir de los elementos básicos recibidos como parte de la teoría de la acción que sustenta los desarrollos de la sociedad.
La nueva cultura de la investigación científica, sin perder el rigor en el tratamiento de los hechos sociales del enfoque tradicional, introduce nuevos factores y elementos, principalmente su visión integral y el reconocimiento de la complejidad, así como la valoración de la subjetividad en la construcción de la realidad, personal y social. Entonces, el conjunto del conocimiento científico acerca de las sociedades humanas generadas por las diversas disciplinas de las ciencias naturales y sociales tienen diversos enfoques y métodos con fines de abordar sus respectivas materias, por lo que se busca unificar criterios mediante un enfoque global, solo de esa manera se tiende a tener una comprensión más aproximado al comportamiento de los hechos en sí. Lo dicho representa un nuevo horizonte en el campo de la construcción de conocimiento con validez científica, dado que evidencia nuevas posibilidades de creación de sentido, sobre todo en sociedades del sur global, con posibilidad de re significar la tecnología social mecanicista y el bio/ control de las subjetividades, casi siempre subsumidas en la objetivación de las relaciones interhumanas en sociedades sometidas a los subproductos del positivismo en la modernidad/colonialidad. En cambio, la tendencia es hacia la apertura hacia lo diverso según los contextos de enunciación, dado que la ciencia siempre va a estar impregnada de los valores culturales.
REFERENCIAS
Bauman, Z. (1975). Fundamentos de la Sociologîa Marxista. Comunicación 27. Alberto Corazón Editor. Madrid.
Bunge, M. (1973). La ciencia, su método y su filosofía. Editorial Siglo XXI. Ciudad de México.
Drucker, P. (2008). La sociedad postcapitalista. Grupo Editorial Norma. Barcelona.
Denis, R. (2001). Los fabricantes de rebelión. Editorial Primeria Línea/Editorial Nuevo Sur. Caracas.
Martín Barô, I. (1987). "Del opio religioso a la fe liberadora", en Maritza Montero (Coordinadora): Psicología política latinoamericana. Editorial Panapo; Caracas.
Martínez Miguêlez, M. (2006). El paradigma emergente. Hacia una nueva teoría de la racionalidad científica. Editorial Trillas. México DF.
Pozos Garza, G e Ituttalde Torres, P. (1998). Electrocardiografía diagnóstica. McGraw Hill Interamericana. México DF.
Lanz, R. (2004). "El arte de pensar sin paradigmas", documento en línea disponible en https://www.voltairenet.or...