De repente se levanta una compañera y de forma dubitativa pregunta a los asistente del Primer Taller de Formación Tecnopolitica del PSUV: ¿y será legal que el CNE nos esté dictando un taller de cómo se procede para cumplir con los requisitos, en eso de inscribir a los futuros militantes del novedoso movimiento político que impulsa el comandante Chávez?. Por supuesto que tiene pertinencia la pregunta de la recién estrenada propulsora; sobre todo, si recordamos como y al calor de que trapisonda se organizaban y constituían los partidos políticos en la cuarta republica.
Para ser consecuente con la historia, es evidente que Acción Democrática, Copey, URD y el PCV existían mucho ante de los cuarenta años de la democracia representativa; pero su permanencia en el tiempo, al igual que el resto de las otras organizaciones obedecieron a componendas y artimañas, tejidas en los oscuros directorios del extinto Consejo Supremo Electoral.
Partidos olvidados por las nuevas generaciones, como por ejemplo: FDP, MIN, MPDIN y los de más reciente data como CONVERGENCIA, VANGUARDIA COMUNISTA, NUEVA ALTERNATIVA, GENTE EMERGENTE, MAS, PRIMERO JUSTICIA, ABP, UN SOLO PUEBLO, UN NUEVO TIEMPO, y el mismísimo PODEMOS, recurrieron al manio expediente de presentar firmas planas, para así poder “cumplir” con la norma electoral que exige, que cada circunscripción electoral debe ir acompañada de un determinado numero de firma de venezolanos mayores de 18 años.
Ahora bien, a la pregunta de la camarada se pudiera responder con este argumento, y el mismo bastaría para la respuesta “revolucionaria y comprometida”; pero no es palabra hueca que se lleva el viento, porque la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su articulo 52 establece el derecho que tiene toda persona de asociarse con fines lícitos y la obligación que tiene el Estado de facilitar el ejercicio de este derecho. Así mismo el artículo 293 del citado instrumento jurídico, señala que el Poder Electoral, entre otras funciones debe decidir sobre la solicitud de constitución, renovación y cancelación de organizaciones con fines políticos.
De allí el papel estelar del CNE, en el proceso de creación y constitución del PSUV, y claro que es legal y obligatorio su asesoramiento, como también es obligatorio el colocar toda su plataforma tecnológica al servicio de este noble propósito, que hoy impulsa un sector importante de ciudadanos; lo distinto, seria volver a los viejos atajos de presentar inscripciones de militantes sin su debida autorización.
Ya desearían Henry Ramos Allup y Calos Ortega, a propósito de la nueva legalización de su partido, latirle en la cueva al chavismo, montando una jornada como la que se ha propuesto el futuro partido a partir desde este 29 de Abril, al lanzar el reto de iniciar su constitución y legalización, inscribiendo limpiamente cuatro millones de venezolanos en presencia del CNE y con las temidas maquinas capta huellas. Así es como se constituirá y legalizará el partido más democrático y poderoso de la Venezuela del futuro, palanca fundamental en la construcción del socialismo del siglo XXI.
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