El Partido es la organización de los que piensan igual sobre una manera específica de conducir la política hacia la construcción de la sociedad. Definir el modelo de sociedad que se quiere construir es fundamental para caracterizar al Partido. En la sociedad capitalista, un partido del sistema, un partido de derecha, busca conservar el orden establecido. En cambio, un partido revolucionario es aquel que cuestiona el sistema, lucha por llevar al pueblo al poder, y gobierna para demoler la vieja sociedad y abrir paso a relaciones igualitarias en lo político, económico, social y cultural.
Como agrupación humana al fin, el partido es perfectible en todo momento, por tanto, no es una maquinaria estática, todo lo contrario, es una organización dinámica que se nutre del estudio y la práctica transformadora, y que se transforma a sí mismo al tiempo que cambia la sociedad. Pero el partido revolucionario debe ser, más que reflejo de la sociedad que quiere cambiar, germen de la nueva sociedad que pretende construir.
El Programa del Partido reúne el pensamiento y los objetivos históricos a alcanzar. La estrategia nos indica el camino para lograr esos objetivos. El código ético nos indica el buen actuar, definiendo claramente las virtudes y valores que deben orientar las acciones de la militancia. Los estatutos son normas de funcionamiento y organigrama. Lo símbolos son íconos de identidad y sentido de pertenencia.
Como instrumento de los revolucionarios en el poder, el Partido es claridad en la conducción y ejército político voluntario. Es coraza del líder, propagador y defensor de la obra de la Revolución, organizador del pueblo para la defensa y las conquistas, ejemplo de estudio, trabajo y desprendimiento.
Por ser la Revolución un movimiento histórico de cambios profundos en todo el tejido de la existencia social, las fuerzas humanas que jalan a favor de esos cambios deben actuar coordinadas, a un mismo ritmo y en una misma dirección. Tener un único y sólido partido revolucionario es vital para la Revolución. Tal es el primer y gran aporte del PSUV.
Para que haya Socialismo, el Estado tiene que ser socialista, porque aún predominan en lo económico las relaciones capitalistas y sólo las instituciones del poder político pueden garantizar caminos hacia la igualdad. De allí la trascendencia de que exista un partido que asume el socialismo como el modelo de sociedad a construir. El que tengamos un partido definido en forma nítida como socialista, nos plantea un referente político de alcance histórico: estamos moldeando ya el futuro que queremos. Se trata de un partido con un proyecto para una nueva humanidad. Segundo gran aporte.
El tercer aporte es el arma de todas las victorias: la unidad.
No hay nada más importante en este momento estelar de nuestra Historia Patria que la unidad. La Revolución Bolivariana ha prendido de tal manera en las mentes y los corazones de los pueblos, que ya tiene ámbito continental. Nos jugamos en este tiempo revolucionario, la posibilidad cierta de emprender en los umbrales del nuevo siglo, la conquista de los sueños de nuestros mártires y Libertadores. Bolívar murió clamando por la unidad. Chávez lo sacó de la tumba y ahora anda luchando junto al pueblo. La unión lo revivió.
Proyecto Socialista, Partido y Unidad, tal es la tríada de la victoria revolucionaria de la que somos testigos y protagonistas.
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