En días pasados, mientras veía los noticieros de televisión y entre ellos el canal de todos los venezolanos, apareció la camarada Lina Ron dando declaraciones en torno al proceso de registro de aspirante al Partido Socialista Unido de Venezuela en el Zulia; a su lado, entre otros, el comandante Francisco Javier Arias Cárdenas. Este, vestía una camisa rojo intenso; es decir, roja rojita. Lo vi y lo oí hablando de revolución, de socialismo, de patria o muerte y no sé de cuántas cosas más. No sé por qué me retrotraje a la madrugada del 4 de febrero de 1992 cuando, a través de radio caracol, lo escuché por vez primera explicando las razones de su insurgencia y dando detalles sobre su gloriosa gesta que cristalizó con la toma de la guarnición militar, aeropuerto, puente sobre el lago, estaciones televisivas y arresto del entonces gobernador del Estado Zulia Oswaldo Álvarez Paz.
¡Ah, qué día aquel! El naciente revolucionario se erguía como líder regional del movimiento insurreccional que daba al traste con el estatus quo establecido. A esa hora, aproximadamente las dos de la mañana, no se conocía, al menos en el Zulia, a Hugo Chávez; sabíamos sólo que una rebelión militar estaba en marcha en el país pero no se conocía su líder; no obstante, el Zulia, ya tenía el suyo, un naciente líder y ese no era otro que el comandante Francisco Javier Arias Cárdenas.
Muchas aguas han corrido desde entonces, llegó la toma de posesión de Hugo Rafael como presidente de la República de Venezuela, hoy Bolivariana de Venezuela gracias a la constitución que nos dimos y, para ese año, 1999, Francisco Javier era el gobernador del Estado Zulia electo en elecciones populares en 1996 para un ejercicio gubernamental hasta el 2000 con posibilidad de reelección inmediata para un período de cuatro años más que culminaría en 2004. Ya antes, había formado parte del equipo de trabajo de un gobierno de cuarta república, específicamente el de Rafael Caldera, cuando aceptó, a pesar de muchos llamados que se le hicieron para que no se involucrara y para que no manchara su naciente imagen heroica, el cargo de administrador general del Programa de Alimentación Materno Infantil (PAMI).
No obstante; algo pasó. El comandante de esa gloriosa gesta, quien hasta ese momento venía desempeñando una estupenda gestión al frente del ejecutivo regional y a pesar de estar gobernando con los viejos copeyanos del Estado Zulia, decidió saltar la talanquera en 2000 e irse al bando opositor en conjunto con otros dos comandantes del 4F, uno de ellos, el comandante Jesús Urdaneta Hernández, otro de los jefes de la operación insurreccional Ezequiel Zamora del 4F, dejando la gobernación vacante de la cual, posteriormente, se hizo el alcalde de la ciudad de Maracaibo, hoy llamado el filósofo del Zulia: Manuel Rosales.
En ese año 2000, año de gracia, vimos a un Francisco Javier, engorilado, acompañándose de adecos y copeyanos, en contra de los cuales insurgió en otrora, tratando de desalojar de la Presidencia de la República a Hugo Rafael, su antiguo camarada y lo peor, enemistado, francamente enemistado, con su viejo compañero de armas… de insurgencia, descargando una metralla de insultos, improperios y hasta odio. Le llamó gallina. Vimos a un Francisco Javier criticando ferozmente el proceso Bolivariano tildándolo de dictadura.
Hoy día, cuando se está conformando la militancia del Partido Socialista Unido de Venezuela, uno no puede dejar de sentir una mezcla de melancolía con tristeza al ver al lado de una gigante como lo es la camarada Lina Ron al enano de Francisco Javier Arias Cárdenas. ¡Qué insignificante se ve! ¡Cuán traidor se le siente!
Desgraciadamente, nuestra región, el Zulia, paga las consecuencias de esa desacertada postura de quien fue su máximo líder y por su culpa nos tenemos que calar el gobierno de esta mezcla de ignorante con político retrógrado llamado Manuel Rosales. Hoy día, nuestra región se encuentra relegada por la revolución por no haber sabido entrar en sintonía con el proceso revolucionario que encabeza Hugo Chávez.
Somos de los que queremos pensar como Mario Silva García, conductor del programa la Hojilla, que dice: no tengo más que creer en el Comandante en Jefe Hugo Chávez cuando lo ha incluido de nuevo en las filas de la revolución; él sabe lo que hace.
Ojalá, la revolución no vuelva a sufrir una nueva traición por parte de este señor, así como lo hicieron en su oportunidad Jesús Urdaneta Hernández, Luis Miquelena, etc., sólo por nombrar dos de los más conspicuos traidores. Creemos que Francisco Javier está en deuda con todos los seguidores del proceso; no ha explicado aún y lo estamos esperando, los motivos que tuvo para tan desacertada decisión; así como también esperamos que Hugo Chávez, así sea el máximo líder, dé cuenta del porqué lo aceptó de nuevo en las filas de la revolución.
Recogemos las palabras esparcidas por la comandante fosforito, Iris Varela…”Da grima” embarcarse en el bus del Partido Socialista Unido de Venezuela con semejantes adefesios.
Con profundo dolor lo digo.
¡Quien tenga oídos, que oiga!
(*)Médico
elieceralvarado@cantv.net