En Venezuela estamos en presencia de un hecho sociopolítico sin precedentes en la historia patria y, tal vez, por lo menos, a nivel continental. Esta naciendo, se esta constituyendo un partido político con un carácter masivo, de alcance nacional, de inspiración antiimperialista y revolucionaria y con vocación nacionalista, integracionista y nuestroamericano.
Apenas se están dando los primeros pininos, falta un largo y complejo camino por recorrer. Hacia este partido, convocado por el comandante Hugo Chávez Frías, concurren miles, millones de aspirantes de diferentes orígenes y niveles políticos, de diversa procedencia laboral, profesional, social y cultural. Muchos sin mayores experiencias previas en los avatares políticos y otros con una dilatada trayectoria en el quehacer teórico – practico partidista. Animados todos en la idea trascendente de contribuir a forjar un instrumento político idóneo para la profundización de la revolución bolivariana y para impulsar la construcción de la sociedad socialista del Siglo XXI.
En esta etapa en la que estamos inmersos, de tránsito, de una sociedad capitalista, mercantilizada, consumista, signada por el individualismo y los valores del afán de lucro y de la insolidaridad hacia una sociedad socialista, solidaria, orientada por valores altruistas, de cooperación, de amor y de responsabilidad compartida, se impone la articulación de un ente cohesionador que, como el partido en construcción, conjugue la acción y el esfuerzo transformador de todos quienes aspiramos el alumbramiento de la nueva sociedad.
Debemos estar claros, quienes compartimos y asumimos el propósito de integrarnos en el nuevo partido socialista, no estamos siendo convocados para conformar un club de bolas criollas ni un núcleo de boys scouts – sin querer menoscabar este tipo de iniciativas – sino para protagonizar, si acaso, la tarea más importante en el desarrollo de una gesta revolucionaria. Impregnados como estamos de los valores propios de la sociedad que queremos transformar, tenemos que luchar para deslastrarnos de esos antivalores e irnos dotando, al calor de la lucha y de la toma de conciencia, de una nueva valoración que nos permita concebir la vida sobre otras bases y desde nuevas perspectivas.
En el seno del partido, desde ya se esta librando una lucha de clases Y no puede ser de otra manera. Quienes participamos en este proyecto político tenemos distintas procedencias clasistas y, por tanto, respondemos también a distintos intereses. Los viejos grupos pretenden seguir manteniendo el control que otrora tenían, la apetencias de otros también se hacen presente interfiriendo indebidamente en la dinámica interna inicial. Esto no es más que expresión de la complejidad de la vida social, a la cual no hay que temerle, más bien, por el contrario, salirle al paso con el debate transparente y esclarecedor que nos permita dotarnos, prontamente, del Programa del partido compartido y asumido por todos.
En este sentido la labor de pedagogo del partido, de intelectual orgánico colectivo, funciona tanto hacia adentro como hacia afuera, hacia la sociedad en su conjunto. Hay que librar una lucha cultural intensa, destinada a construir la hegemonía cultural en la sociedad, lo cual pasa, necesariamente, por fortalecernos teórica y culturalmente a lo interno del partido.
La tarea histórica que tiene por delante el partido socialista unido como vanguardia del pueblo venezolano es de tal magnitud que sabrá sobreponerse a las dificultades, más aún, a aquellas de carácter interno cuyos propiciadores estarán destinados a ser relevados de responsabilidades si no se empinan por encima de sus limitaciones o desvaríos.
Construir el partido es responsabilidad de todos los aspirantes, todos debemos estar vigilantes para que esta fuerza popular organizada cumpla cabalmente el cometido para el cual ha sido concebido.
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