Lo histórico del PSUV no solo está definido por su intención de constituirse
en una macro-organización popular por la manifestación expresa de quienes lo
conciben. Se requiere además de la concreción teórica de sus postulados,
factibles de materializarse en la práctica revolucionaria del ahora 2007 y
en el futuro más inmediato del 2008. Para ello, para que el PSUV se
convierta en esa herramienta histórica del pueblo, considero que sus
miembros tienen que reflexionar acerca de 4 elementos primarios, básicos y
fundamentales. Éstos son: (i) el rol de miembro del Congreso como pensador;
(ii) el Bien Común como esencia del proceso revolucionario; (iii) el cambio
de estructura a partir de un nuevo Estado; y, (iv) la sustitución de la
categoría partido político por una nueva que denote la ruptura de paradigma.
Cada miembro del Congreso Fundacional tiene que ser un pensador nato. Activo
intelectualmente. Un estudioso de los puntos que se van a tratar. No puede
ser un estéril o incapacitado para discernir y emitir sus propios juicios.
No puede ser pusilánime sumiso que actúa de manera autómata para hacer lo
que los demás le indiquen. Tiene que partir siempre de su capacidad para
relacionar datos y realidades que le permita construir su propio modelo
político. Pasar de lo abstracto a lo tangible y verificable. Si no tiene el
hábito del estudio tiene que adquirirlo y desarrollar su energía para
procurarse la voluntad de un revolucionario de base, de un individuo
crítico, de un venezolano que está inventando la estructura popular de los
próximos 100 años.
A partir de la postura crítica que asuma el miembro del Congreso dada cómo
un hecho ético y moral, se requiere entonces considerar como el norte del
Congreso, como la meta-objetivo de la nueva estructura el Bien Común del
colectivo. La estructura a crearse no puede nacer viciada con la herencia
del clientelismo y pretender que su acción se circunscriba a servir de
aparato de poder a cúpulas o individuos de poder. Esa era la razón de ser de
los partidos políticos reformistas del período de la Democracia
Representativa. Ahora lo que mueve a esta naciente estructura es la
satisfacción de las expectativas del colectivo nacional en todas sus
dimensiones existenciales. El usufructo de poder, rasgo predominante del
puntofijismo, no puede seguir vigente. El Bien Común es la esencia del
Proceso Revolucionario y por lo tanto las decisiones que adopte el Congreso
deben estar basada en este postulado definitorio de lo histórico del PSUV.
Si así se hace, entonces todo lo que se derive de esas decisiones irá en la
dirección del cambio de estructura. Así como la Reforma Constitucional, a
ser aprobada el 2 de diciembre, acelera directamente la Revolución e incide
en la transformación del Estado reformista en Estado revolucionario y
comunitario, así mismo el Congreso Fundacional debe materializar lo que
implica la aceleración directa en la concepción de un instrumento que se
coloque al servicio de la comunidad. No es que esa estructura sea empleada
por sus dirigentes para promocionar sus expectativas y alcanzar un cargo de
elección popular. De ninguna manera. El PSUV tiene que colocarse al servicio
de la comunidad para impulsar su emancipación plena; y tiene que considerar
el acto electoral como revolucionario, es decir tomar el poder para
transferirlo al pueblo y no como acto burocrático para ser usufructuado por
grupitos y líderes manipuladores de la masa alienada. El cambio de
estructura tiene que asumirse al introducir la virtud ³humildad² como
condición imperante en el liderazgo de sus dirigentes. El líder
revolucionario es humilde y enseña a su comunidad a serlo también y a romper
con la alienación cultural virus del pueblo que lo somete y lo hace acrítico
y autómata.
El Congreso Fundacional tiene que ser perseverante en cambiar la categoría
de partido político por instrumento popular o su equivalente. Partido
político es similar a clientelismo. No es revolución, ni Bien Común, ni
emancipación. Por el contrario es sometimiento y alienación. Revolución es
cambio de paradigma y nueva cultura política. Por lo tanto, si el Congreso
Fundacional es revolucionario y gestor de rupturas de paradigmas, teniendo
un conjunto de miembros pensadores, sensibilizados por los postulados de
Socialismo del Siglo XXI y con visón histórica, entonces lo que debe generar
al final de sus deliberaciones es una estructura popular radicalmente
diferente u opuesta a lo que hasta ahora hemos conocido como partido
político.
Izarraw@cantv.net
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