La derrota electoral de Chávez en el referendo por la reforma constitucional ha sido interpretada por muchos luchadores obreros y populares como una derrota del proceso revolucionario. Pero no es así. En realidad millones de trabajadores, trabajadoras, y sectores del pueblo de Venezuela expresaron su insatisfacción con la reforma y el gobierno de Chávez absteniéndose, votando No o nulo, porque los problemas de fondo no se solucionan y tampoco la reforma lo hacía. El gobierno sigue sosteniendo a los empresarios y a los ricos y, pese a que declara lo contrario, no avanza al socialismo. Por eso tampoco era cierto que la reforma proponía una transformación socialista.
Está demostrado que el gobierno de Chávez perdió porque más de 3 millones de personas, que antes apoyaban o votaban al gobierno, se abstuvieron. La derecha a duras penas logró mantener la votación de fines del 2006.
Lo que hubo en Venezuela fue una rebelión de la base obrera y popular que no aceptó las órdenes y las presiones que le venían desde arriba.
Las verdaderas razones de la derrota de Chávez
¿Cómo pudo ser? ¿por qué ocurrió? Esto se lo preguntan miles de luchadores obreros, populares, antiimperialistas y de izquierda, quienes se vieron sorprendidos de que haya triunfado el No a la reforma que propuso e impulsó el gobierno de Hugo Chávez, el cual había venido ganando elección tras elección después de la derrota del golpe pro Bush de abril del 2002.
Desde la derecha dicen “se votó contra el Socialismo”. ¿Hubo entonces un giro a la derecha en Venezuela? El chavismo y sus apoyaturas de la izquierda continental, dicen que la falla estuvo en la “mala explicación de la reforma” por el burocratismo y la corrupción en las esferas del gobierno; en el boicot y el desprestigio del aparato de los gobernadores y alcaldes, en el PSUV, que no pudo mover a la gente; en una reforma mal pensada. Otros atribuyen la derrota al exceso de personalismo de Chávez, o a que estuvo mal aconsejado. El propio Chávez dio su interpretación, dijo “me equivoqué, no estaba aún maduro el momento para el cambio socialista”. Y que por eso no lo fueron a votar más de 3 millones que se abstuvieron y que lo habían votado para presidente hace sólo un año.
La versión de la derrota que da Chávez tendería a darle la razón a la derecha: se votó por el NO, o no se fue a votar, por estar el pueblo contra el socialismo, según lo dicho por Chávez, o por cierto atraso en la conciencia, de acuerdo a politólogos como Atilio Borón (“no estaba maduro el momento”).
Todas estas argumentaciones son falsas. Chávez y su reforma constitucional fueron derrotados electoralmente por varias razones:
1) Más de 3 millones de trabajadores y de sectores populares, que venían apoyando al proceso revolucionario y a Chávez, expresaron su insatisfacción con la reforma y el gobierno con su abstención, votando NO o Nulo. La realidad es que esos millones de trabajadores y sectores populares, están cansados del doble discurso del propio Chávez, de que se está “construyendo el Socialismo del Siglo XXI” mientras sigue la pobreza, la explotación capitalista, la represión a las luchas obreras y campesinas; el ataque a la autonomía de los sindicatos clasistas, el desempleo, la inflación y el desabastecimiento de los productos de primera necesidad. La reforma constitucional era parte de ese doble discurso.
2) Millones de trabajadores, sectores populares, amas de casas, rechazaron la reforma porque en Venezuela hay desabastecimiento de leche o de pollo, mientras crece la renta petrolera y las ganancias de los ricos. Y ven que el gobierno no incauta ni expropia a los empresarios que hacen desabastecimiento desde hace años para que aumenten los precios o les den subsidios. El pueblo trabajador se viene preguntando si este es el “Socialismo del Siglo XXI” que Chávez dice que se está construyendo en Venezuela. La reforma no proponía ninguna medida de expropiación contra los empresarios que explotan y desabastecen al pueblo.
3) Millones rechazaron la propuesta de Chávez porque la reforma también recortaba libertades democráticas y políticas, mostrando que la “democracia participativa” es una mentira que ya no convence al pueblo. Chávez proponía cambiar 69 artículos de la Constitución sin haber debatido y consultado con el pueblo trabajador. Proponía, por ejemplo, aumentar el porcentaje de electores (de 25 a 40% de mínimo) para cualquier referendo revocatorio. El Presidente quedaba investido de poderes especiales que socavaban los derechos democráticos, pudiendo elegir a dedo nuevas autoridades regionales, etc.
4) Millones de trabajadores dejaron de apoyar la reforma de Chávez porque ven que en el terreno del movimiento obrero, siguen las mismas prácticas de los gobiernos anteriores. Se reprimen huelgas; se pacta convenios con las patronales y sectores sindicales burocráticos contra los sindicatos clasistas y las bases, como ocurrió claramente en el sector petrolero en donde fueron desoído los reclamos de decenas de sindicatos de base acaudillados por José Bodas y CCURA Petróleo; no hay convenio colectivo para los empleados de la administración pública; se ataca desde el Ministerio de Trabajo, por orden de Chávez, la autonomía sindical, y se busca destruir la gran conquista que significó la UNT, la nueva central obrera encabezada por el sector clasista de Orlando Chirino.
5) La causa de fondo de la derrota de Chávez es que él y su gobierno no quieren avanzar al verdadero Socialismo. Esta es la causa de fondo por la cual existe el malestar de millones que hace tiempo apoyaban y creían en Chávez y su gobierno, con la esperanza de un cambio de sus vidas. Creían en que se terminaría con la explotación de los empresarios y las multinacionales; que se acabarían los banqueros y sus negociados; que no habría más desabastecimiento y faltantes de los productos de la canasta familiar; que habría una reforma agraria profunda; que se acabaría con déficit de las viviendas; con la pobreza, etc. Y esto sólo se puede lograr si se avanza con medidas como la que tomó Cuba en los 60, de expropiación de los medios de producción para realmente realizar una redistribución de la riqueza. El Socialismo del Siglo XXI que pregona Chávez es un disfraz para seguir manteniendo la explotación capitalista en Venezuela. Es un capitalismo de las empresas mixtas que no cambia el problema de fondo. Son las “medias tintas” que no llevan más que a mantener el sistema explotador. No somos sectarios ni aguafiestas. Ese proyecto de hacer el “Socialismo” con la burguesía y las multinacionales está condenado al fracaso, como ya empieza a demostrarse en Venezuela. Y ya fracasó, por ejemplo, en la Nicaragua de los 80 bajo el gobierno de la conducción de Daniel Ortega y el FSLN, apoyado por el régimen cubano y la socialdemocracia. Una vez más, el Che Guevara tenía completa razón cuando afirmaba: “O Revolución Socialista o caricatura de revolución.”
El pueblo venezolano está maduro para avanzar al Socialismo
No se votó contra el Socialismo, como ahora quiere adjudicarse la derecha y el imperialismo. Y menos porque “no estaba maduro para el cambio socialista”-como dijo Chávez.
No hubo ningún giro a la derecha. Los datos muestran claramente que si se comparan (como aclaró el propio Chávez) los resultados de las elecciones del 2006 (presidenciales) con las del referendo actual, los votos del NO superaron por poco los que sacó la derecha un año antes. En cambio el chavismo perdió más de 3 millones de votos. A su vez el PSUV registró 6 millones de afiliados, con lo cual habría 2 millones que son parte de esa abstención masiva. O sea que hubo millones que no quisieron sumarse al NO, pero se abstuvieron para expresar su disconformidad con la reforma y el gobierno.
Los trabajadores y el pueblo se expresaron contra el gobierno porque no se superan los problemas sociales de las masas, mientras ven que el gobierno favorece a las multinacionales con las empresas mixtas, a los banqueros con su devaluación encubierta; a los grupos empresarios golpistas Cisneros y Mendoza; a los empresarios “bolivarianos del PSUV” o a la corrupción y el lujo de los funcionarios de gobierno al amparo de Chávez. Rechazaron la reforma mayoritariamente porque veían que ésta no traía ningún cambio favorable al pueblo. No es que no “se les explicó bien el cambio socialista”. Es que la reforma no iba a ningún socialismo, no proponía ningún cambio de fondo económico que liquidara a la gran propiedad privada capitalista. No hubo ninguna confusión. En toda la prensa escrita, oral y televisiva el gobierno hacía propaganda aclarando que la reforma defendía la propiedad privada.
Los trabajadores y el pueblo están más que maduros para los cambios de fondo y el Socialismo. Es el gobierno de Chávez el que no avanza en ese sentido. Son los obreros petroleros los que reclaman el fin de las empresas mixtas, la expropiación de las multinacionales y que el petróleo sea 100% estatal y venezolano. Los obreros de Sidor (Techint) quieren la reestatización de la acería, los obreros de Sanitarios Maracay y de Parmalat tomaron sus empresas reclamando la estatización bajo control obrero. Ha sido el gobierno el que se viene negando a tomar estas medidas defendiendo las ganancias y la explotación de los capitalistas.
Hubo y hay una tercera opción socialista revolucionaria en Venezuela
Todos los luchadores antiimperialistas y socialistas del mundo están queriendo saber que pasó y que va a pasar con el proceso revolucionario de Venezuela. Por eso el balance de lo ocurrido es fundamental para ver cual es el camino ahora. Muchos, por ejemplo, temen que esto haya significado un triunfo de la derecha y que el proceso empiece a perderse.
Es evidente que la derecha y el imperialismo van a querer aprovechar esto para su proyecto contrarrevolucionario. Pero en Venezuela hay otra propuesta, una tercera opción frente al chavismo y la derecha, para que el proceso revolucionario avance a favor de los trabajadores y el pueblo y hacia el verdadero Socialismo. Y esa propuesta, que la UIT-CI respalda, es la que encabeza, con toda dignidad y valentía, el dirigente obrero Orlando Chirino, coordinador nacional de la UNT y dirigente del Movimiento por la Construcción de un Partido de los Trabajadores (PT), junto a otros dirigentes como José Bodas, Richard Gallardo, Emilio Bastidas, Miguel Ángel Hernández , Armando Guerra y Rafael Ruiz.
Chirino y el Movimiento por un PT, preanunció lo que podía ocurrir: “Muchos trabajadores y trabajadoras se están expresando abiertamente contrarios a la Reforma Constitucional porque saben que con ella se retrocede. Otros lo hacen en forma encubierta porque sienten la enorme presión que los funcionarios gubernamentales ejercen contra ellos, especialmente en el sector de la administración pública o en PDVSA. Lo positivo es que las trabajadoras y trabajadores que así piensan o actúan, no tiene nada en común con los empresarios, los terratenientes, las multinacionales...ni con los golpistas fascistas de profesión. Los revolucionarios no podemos ser ciegos ni sordos ante este clamor que viene desde abajo y que busca la forma de expresarse contra la reforma Constitucional este próximo 2 de diciembre”. Por eso el Movimiento por la Construcción de un PT y Orlando Chirino, llamaron a rechazar la reforma votando nulo y a organizarse “políticamente en un Partido de los Trabajadores para seguir luchando por el socialismo sin patrones, burócratas ni corruptos” (Declaración del Mov. Por un PT, 28/12/07).
La gran tarea es fortalecer esta tercera opción clasista y socialista, sumándose a la construcción del PT, para seguir luchando por las reivindicaciones del movimiento obrero, campesino y popular, y por el verdadero Socialismo.
Si la derecha logra levantar cabeza es por responsabilidad del gobierno de Chávez y de la izquierda reformista que lo apoya
Frente a la derrota política que sufrió el chavismo ya surgen las voces desde su interior o de ciertos sectores de la izquierda mundial o personalidades como James Petras, Celia Hart y otros, que pretenden acusar al compañero Chirino y a los dirigentes clasistas de la UNT que estuvieron contra la reforma, de ser “trostkistas sectarios y traidores” y de “favorecer al imperialismo y a la derecha”.
Es triste y lamentable que se vuelva a estas acusaciones, típicas de la etapa del estalinismo, que acusaba a todo disidente socialista y revolucionario de “agente del imperialismo”.
Pero encima queda como un ataque burdo y fuera de la realidad. Ya está claro que la causa de la derrota del gobierno no está en Chirino ni en el Movimiento por un PT, sino, como el mismo Chávez lo reconoció, en que más de tres millones de votantes chavistas rechazaron la reforma.
Lo que sí es importante para ver como sigue el proceso revolucionario, es que a diferencia de las acusaciones descalificantes tipo Petras, si la derecha venezolana ha logrado levantar algo de cabeza es gracias a la política de colaboración de clases de Chávez y su gobierno, que cuenta con el aval de la dirección del PC cubano, de los PCs del continente y de otros sectores de la izquierda, como la mayoría de la dirección del PSOL de Brasil, el MST de Argentina o la LCR de Francia.
Levantan cabeza los aliados de Bush gracias a que el gobierno de Chávez mantiene el capitalismo en Venezuela y sigue la pobreza y el desabastecimiento. Lo que le permitió a la derecha hacer una campaña diciendo que “no hay leche y se roban la plata del petróleo”. Si levantan cabeza es porque Chávez lanzó una reforma no para avanzar en los derechos democráticos, sociales y hacia el Socialismo, sino para atacar derechos democráticos y favorecer a la “boliburguesía” y a las empresa mixtas.
Les decimos a todos los que atacan a los dirigentes obreros clasistas y revolucionarios como Chirino, y a sus demás camaradas del Movimiento por un PT, que el destino de los gobiernos nacionalistas burgueses, de conciliación de clases, como el de Hugo Chávez, es favorecer a la derecha pro yanqui, por sus políticas de conciliación y de negociación con la burguesía.
Les reiteramos a los Petras y Cía. que no es la primera vez.
Lamentablemente ya ocurrió lo mismo con los gobiernos, por ejemplo, de
Perón en Argentina, de Velazco Alvarado en Perú, de Salvador Allende en
Chile o de Daniel Ortega y el FSLN en Nicaragua. El FSLN cayó del
gobierno, en los 90, por elecciones. El resto por golpes de estado.
Ninguno profundizó los procesos ni quiso ir al socialismo. Todos
conciliaban con los enemigos de los trabajadores, creyendo que eso les
permitiría seguir en el poder. Por ejemplo, se llegó al caso de
Salvador Allende, que él mismo designó a Pinochet como jefe del
Ejército y lo puso de ejemplo de “apoyo a la democracia”.
La revolución venezolana sigue en pie. Solo puede triunfar si se avanza al Socialismo sin patrones, burócratas ni corruptos y se construye una organización independiente de los trabajadores
El proceso revolucionario que se inició con el Caracazo de 1989 y que tuvo hitos cualitativos en las movilizaciones de masas revolucionarias que derrotaron el golpe de abril del 2002 y el saboteo petrolero de fines del mismo año, sigue vigente.
La derrota de la propuesta de reforma de Chávez no debilita al proceso revolucionario. Por el contrario, las masas le han hecho una dura advertencia a Chávez y a su gobierno nacionalista-burgués mostrando su descontento, como antes se lo había mostrado con las huelgas obreras, los reclamos sindicales, las tomas de tierras y otras luchas.
La propuesta de seguir con más de lo mismo no le sirve a los trabajadores ni a los sectores populares. O sea, seguir con los planes del gobierno de sostener un capitalismo de las empresas mixtas petroleras como Chevron, Repsol, Total o Mitsubishi, del pacto con Cisneros y la boliburguesía.
Por otra parte, sectores que apoyan al chavismo creen que la solución pasa por “democratizar al PSUV” y “que las bases y los sectores de izquierda sean escuchados”. Es pedirle peras al olmo. El PSUV es un partido policlasista en el que militan ministros, empresarios, militares, funcionarios del gobierno y burócratas sindicales. Que fue fundado burocráticamente por Chávez para fortalecer la política pro capitalista del gobierno y de ataque a las organizaciones obreras y a los sectores clasistas. Chávez ya dijo que reafirma su proyecto político. Por eso la salida no está ahí.
Naturalmente tampoco está en la derecha pro yanqui que se prepara para sostener una nueva alternativa patronal, apoyándose en el peso que tiene entre los estudiantes universitarios y en la derrota de la reforma. La derecha y el imperialismo quieren derrotar al proceso revolucionario, su centro no es el gobierno de Chávez. Quieren derrotar al movimiento de masas y su movilización revolucionaria, la cual derrotó el golpe en el 2002, y que viene obteniendo grandes conquistas sociales y democráticas; quieren liquidar los sindicatos clasistas, etc. El centro de la derecha, por ahora no es el golpe, sino preparar una salida reaccionaria al estilo de la Nicaragua del 90. Pactar con Chávez para después retomar el poder vía elecciones, por eso proponen “reconciliación”. Si eso no lo logran, siempre podrán barajar la salida del golpe contrarrevolucionario. En ese caso la UIT-CI y sus secciones, y como siempre lo ha señalado Orlando Chirino, y otros dirigentes clasistas de Venezuela, saldremos a defender con la movilización al gobierno de Chávez ante cualquier agresión golpista imperialista.
Desde la UIT-CI, ratificamos que hay una tercera opción, la de seguir luchando por las reivindicaciones obreras y populares, contra la corrupción y el burocratismo, por la verdadera democracia de los trabajadores y el pueblo, por un salario digno, por las 6 horas (hay que exigirle a Chávez que la concrete por un decreto), por la autonomía sindical, por una verdadera reforma agraria, por el fin de las empresas mixtas, por el no pago de la deuda externa; por una verdadera ruptura con el imperialismo; en la perspectiva de lograr un gobierno de los trabajadores y el pueblo, que imponga los cambios socialistas que tanto necesita Venezuela y Latinoamérica.
Para ello el camino no es “democratizar el PSUV” ni apoyar “críticamente al gobierno de Chávez”, sino defender la independencia de clase y construir una alternativa política de los trabajadores, un Partido de los Trabajadores para seguir luchando por el verdadero Socialismo, sin patrones y con democracia para que los trabajadores y el pueblo decidan.
Secretariado Internacional (SI) de la UIT-CI
7 de diciembre de
2007