¿A quién le conviene que nos peleemos?

Las acusaciones que ha vociferado el inefable Luis Tascón, quien involucra a dos personajes del movimiento revolucionario que tienen altas responsabilidades, me ha hecho recordar al viejo pero siempre vigente dirigente chino Mao Zedong (o Mao Tsetung) quien, en sus famosos “escritos filosóficos” incluyó uno que habla sobre las contradicciones. Por su vigencia en nuestra situación voy a exponer brevemente la esencia del mismo.

Decía el Sr. Mao que existen dos tipos de contradicciones: las contradicciones en el seno del pueblo y las que existen entre nosotros y el enemigo. Las contradicciones en el seno del pueblo -decía- son contradicciones no antagónicas, y se resuelven por medio de la sana discusión interna, hablando, “curando la enfermedad para salvar al enfermo”. En cambio -sigue Mao- las contradicciones entre nosotros y el enemigo son contradicciones antagónicas y se resuelven por medio de la confrontación.

Hasta aquí el Presidente Mao.

Lo que viene al caso en nuestra situación actual es que algunos personajes que hicieron nombre en el movimiento revolucionario ahora confrontan abiertamente a camaradas, con epítetos que parecen sacados directamente de Globovisión. Rosendo y toda la fauna del 11 de Abril 2002, Baduel y ahora, por desgracia, con lo que lo admiraba, el pobre Luis Tascón, quien, aún como diputado, con muchas horas de vuelo en política, al acusar a estos camaradas tan abiertamente por todos los medios, le hace el caldo gordo a la escualidez y al imperialismo que, como no tienen líderes, han ido sonsacando de nuestras filas a los que tienen rabo de paja, a los comprables y, -creo que este es el caso- a los ingenuos como Luis Tascón que, dejándose manipular, enfilan sus disparos contra su propia trinchera.

A veces es peor estar dentro y confundido que brincar la talanquera, porque no hay peor cuña que la del mismo palo. En este caso se aplicó en el PSUV el precepto bíblico “la cizaña hay que cortarla”.

No conozco personalmente a ninguno de los dos acusados; pero me niego a pensar que Jorge Rodríguez mienta deliberadamente. Tal vez se equivoque, eso sí, pero me parece que siendo tan intachable, le endilgan lo de embustero porque no tienen de qué acusarlo. En cuanto al Sr. Cabello no lo conozco, ni he seguido su trayectoria pero creo que en estos casos, cuando acusamos a los nuestros de corrupción debemos tener las evidencias (o la multitud de denuncias comprobadas) en la mano.

Jorge Rodríguez es un BLANCO, no en el sentido racial sino que es el corazón de la diana, aquél punto al que todos apuntan para disparar. Es quien está a la cabeza de la organización del PSUV y los ataques apenas comienzan. Van a arreciar.

Por otro lado, la lucha contra la corrupción debe continuar. Muchos maquiavélicos se han unido a nosotros para reventarnos desde dentro, como el comején, y ellos propician la descomposición interna. Urge desenmascararlos y no es necesario inventar nada, ni ponerles conchas de mango. Ellos solitos dejarán caer una y la pisarán. Entonces debemos ser implacables. Y están en todas partes, sobre todo donde pulsa el dinero, como en el cuello de la gente pulsa la sangre, y donde hay poder.

Pero a los revolucionarios de corazón, en vez de atacarlos, debemos protegerlos y ayudarlos. Reconozco que un camarada como Jorge Rodríguez, de profunda tradición revolucionaria, no necesita que lo defiendan, pero no podemos quedarnos callados ante la ofensiva de la guerra sucia.

AQUÍ EL ENEMIGO ES EXXON MOBIL, EL IMPERIALISMO, NO NUESTROS CAMARADAS.

andrea.coa@gmail.com


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Andrea Coa


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