Chavismo en el aire

Creo que el pasado referendo pro reforma constitucional no triunfó rotundamente porque el Chavismo, para ese momento, estaba coyunturalmente en el aire.

Disuelto el MVR y otros entes políticos afectos al Comandante, mucha gente que debió dar un paso al frente, en contrario, se echó las bolas al hombro; especialmente, uno que otro alcalde o gobernador insensato y miope, resentido por no estar su cargo incluido en la reelección continua.

Fuimos a esa confrontación electoral sin haber sopesado de manera profunda los perniciosos efectos que las estrategias de IV generación, aplicadas ininterrumpidamente por el enemigo, podrían tener sobre todo el electorado, tanto sobre el de oposición como contra el nuestro y para los cuales hemos debido trazar dos contraestrategias puntuales y muy específicas, destinadas a anular ese veneno mediático pero, simplemente, no lo hicimos.

No obstante, pese a que el enemigo escarbó inclementemente los miedos profundos de la gente, y que están asociados a complejos atávicos que deben ser desenterrados y anulados por las nuevas estrategias educativas revolucionarias, especialmente en nuestros niños, de seguro, nosotros estuvimos a puntico de darles una buena patada en el culo a esos desvergonzados apátridas que se dieron con todo.

Después de ese episodio, si bien hay que extraer y asimilar eficazmente un aprendizaje doloroso para evitar meter la pata, nuevamente, hay que voltear la página, con gran entusiasmo y mil esperanzas porque, así lo reclama el pueblo.

Ahora contamos con el PSUV y eso significa desafarse de la coyuntura nefasta que nos ocasionó un revés político, y entrar a una etapa estructural de grandes triunfos para el pueblo querido, especialmente para los más pobres y necesitados. Qué ni un solo venezolano tenga dudas acerca de si va a almorzar mañana; todo lo contrario que el pueblo se llene de certezas acerca de su bienestar, con lo que fortaleceremos el avance de la revolución bolivariana.

Contar con el PSUV significa renovar los bríos para remar con más butría, porque nuestras metas no son una concha de ajo ni están al alcance de la mano, debemos arrastrar a los timoratos y convencerlos de la necesidad de su incorporación a nuestras luchas, arrancarle espacios a la oposición insensata, anularlos, trascender con nuestras políticas de desarrollo sustentable, en armonía con la Naturaleza y no descansar mientras haya gente empobrecida clamando por justicia, esa debe ser la prioridad del socialismo bolivariano.

La gran responsabilidad del PSUV consistirá, por de pronto-entre muchas otras-nuclear sin sectarismos, a todas las fuerzas patrióticas en torno a la defensa de la soberanía y la autodeterminación de Venezuela frente a las amenazas del gringo.

El PSUV debe trazar un objetivo extra partido: estimular en otros sectores sociales y políticos, la necesidad de abocarse al sagrado deber de defender la patria. Por otra parte, meterle el ojo a una tarea esencial del proceso revolucionario: la revisión constitucional, porque los pequeños dislates sembrados expresamente por el enemigo, en la letra que define al Estado Venezolano, puede ser un campo minado para el avance de la patria hacia su liberación plena.

Afortunadamente, ya el PSUV dejó de ser, legalmente, un proyecto en el aire y se ha convertido en una realidad a pie firme, plural pero sin relajo, y que debe dejar atrás las “malamañas” de viejos partidos como AD-COPEI, MAS-PODEMOS, CAUSA R, y sus derivados, Todos convertidos en prostíbulos de hombres. (Por sus frutos, conocéis el árbol).


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Guillermo Guzmán


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