Posición de Chávez frente al Imperialismo, es sin lugar a dudas, un momento crucial para la humanidad.
Por sólo referir la posición de Chávez con respecto a otros presidentes de la región, Lula se comporta delicadamente guabinoso en ese sentido.
Ahora bien, como dice “Pepe”, que Chávez debe moverse fino para evitar otro revés electoral seguido y que yo traduzco en que Chávez debe moverse como un boxeador inteligente, que pega y no se deja pegar, cuestión que me da pie para hacer estas humildes reflexiones.
El surgimiento del PSUV debe ser la primera garantía de que no andamos a la deriva sino que debemos trascender frente a la sociedad toda. Claudicar frente a lo coyuntural significaría un camino de marchas y contramarchas, por lo que definir nítidamente los objetivos generales y específicos de corto mediano y largos plazos, es para nosotros, de vida o muerte.
Quienes vean al PSUV como a una empresa a la cual habría que sacar provecho personal e inmediato, harían gran daño y, en consecuencia, sería poco darles una buena patada en el culo, de una vez y para siempre.
La ausencia del ingrediente ideológico en el terreno de la política, ocasiona que el individuo queda indefenso en cuestiones de ética y es ahí donde aflora la perversión y la corruptela.
Chávez-convengo con “Pepe”-es un ideólogo verdadero porque él lleva a la práctica, al terreno de las realizaciones, la materialización de las ideas, ahí están las redes de distribución de alimentos, las redes de medicina preventiva integral y otras muchas realizaciones de beneficio popular directo, especialmente para los más pobres y necesitados.
Chávez se diferencia del pragmatismo porque, el pragmático decide el curso de sus actos en función del beneficio inmediato sin percatarse de profundizar la trascendencia de tales actos. Lo Nuestro es, trascender.
De tal manera que el PSUV, desde mi punto de vista, en la discusión con otras fuerzas que nos acompañan, tal el PCV, PPT, grupos sociales y etc. y con miras a la elecciones de Alcaldes y Gobernadores, de Noviembre próximo, debe poner por delante el aval de nuestras orientaciones ideológicas como garantía de que, precisamente, no estamos a la deriva.
En tal sentido, afinar las pautas de nuestro fundamento ideológico, es una necesidad tremenda porque la ideología es a la política lo que las cabillas son a la paredes.
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