El primer promotor del turismo en Venezuela es el propio Comandante Hugo Rafael Chávez Frías y el que diga lo contrario está más pelado que rodilla de chivo. Todos sabemos, porque no solo lo leemos, sino que lo hemos escuchado por televisión y vía satélite cuando está en el exterior: “Los invito para que se den una vueltecita por Venezuela y conozcan la realidad y no se dejen engañar. Vayan a Venezuela”, más o menos en estos términos se ha venido expresando el Comandante cuando más de un periodista le ha hecho interrogantes que intentan poner en duda los avances de la revolución. Eso es real y lo demás es coba o embuste, como acostumbramos a decir en la nación de Simón Bolívar.
Hasta allí todo va bien, cuando surge la interrogante ¿Esto lo entienden y lo hacen cumplir todos los funcionarios de nuestra honorable Cancillería, es decir, los que trabajan en los consulados y embajadas?
Y hacemos esta interrogante con sobrada razón, pues una persona allegada a nuestra familia no puede venir a pasar los días navideños en nuestro hogar, atendiendo a una invitación que le hemos hecho.
Ignoramos la razón por la que le niegan la visa a un profesional de la ingeniería, que no es político ni está en contra de la revolución bolivariana, que estudia una maestría en Finanzas y trabaja en su país, República Dominicana. Esto no es entendible en un país como Venezuela que aspira (y estoy seguro que lo logrará) no solo convertirse en una ruta turística importante en el mundo, sino que, además, siempre ha sido reconocido por su generosa hospitalidad y de esto pueden dar fe no solo millones de colombianos sino otros cientos y miles de personas de otras nacionalidades. Esto, presumimos, debe ser desconocido por el propio Canciller Maduro, porque es tan insólito que colegas del periodismo no entendían cuando les contaba el asunto. Si nos llegan a decir que está prohibido que nos visiten, pues debemos responder que ni siquiera siguen las líneas del Comandante Chávez.
¿Qué argumento pueden esgrimir para no otorgar una visa, si cuando algún venezolano viaja a Santo Domingo lo único que debe hacer es cumplir lo establecido por las leyes dominicanas, como es cancelar 10 dólares, reflejar en una planilla el sitio donde se va a quedar y todos los datos relativos al viaje que le exigen a todos los visitantes y eso es un requisito normal?
Tampoco nuestro aspirante a visitante es un forajido reclamado por INTERPOL, el FBI, Scotland Yard o la Surette de Francia, por lo que nos seguimos interrogando, ¿Por qué esto sucede? Creo que este es uno de los tantos problemas que tenemos en la revolución, porque no es mentira que se haya dicho que más de un funcionario está en contra de la revolución. El problema no es que se esté en contra de la revolución, porque cada quien tiene derecho a pensar diferente, el asunto se agrava cuando se desconoce el rol que se desempeña, como es el de ser representante de un país.
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